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domingo, 7 de septiembre de 2008

Elric, el eterno campeón albino -13 de 13

Las segundas vivencias que se nos narran son las de The Metatemporal Detective, un policía británico, familiar lejano de la familia de Elric —aquí encarnado por un ángel vengador llamado Count Zodiac, que se mueve a través del tiempo y el espacio por el poder de su espada—.
La historia comienza en el Londres actual, donde se están cometiendo asesinatos de skin heads y personalidades relacionadas con unos sucios manejos económicos. Es curioso el parecido físico y nominal entre la Sra. Ratcher y la férrica Margaret Tatcher, presuntamente el pálido albino se encuentra tras estos asesinatos, conectados con una búsqueda del Grial.
La acción da un salto y nos encontramos en Munich donde el detective deberá esclarecer el asesinato de la sobrina favorita del político más prometedor de la Alemania de principios de los treinta: Adolf Hitler.
Sucias tramas políticas y relaciones incestuosas saltan por los aires, al asesinar Hitler a Himmler por haber matado a su sobrinita.
Después se nos cuenta una historia doble de búsqueda del Grial y de The Silverskin, en una época de difícil ubicación histórica, en la que la narración acaba relacionada con la trama de Moonbeans and roses a través del personaje del Príncipe Gaynor.
Es curiosa la presentación que hace Moorcock del Campeón Eterno como un justiciero sin escrúpulos relacionándolo con aspectos sociales e históricos de la sociedad europea. Elric no duda en ponerse el uniforme de Himmler para inculparlo en un asesinato del que es inocente, pero cuya muerte y la detención de Hitler impedirán la llegada nazi al poder, y sus tristes consecuencias.
Curiosamente el albino es presentado como una figura libre, que decide como y cuando actuar.

El trabajo del británico Mark Reeve, que había realizado previamente cubiertas para libros de Moorcock, es sorprendentemente adecuado y funciona narrativamente dentro de ese feísmo descuidado que impregna su dibujo.
Sus personajes se asemejan a caricaturas, parecen muñecos o marionetas (todos somos juguetes en manos de los caprichosos dioses), estando muy cercano su diseño al de los muñecos de Spittin’ Image, serie en la que participó el autor al igual que en diversas producciones de los estudios de Jim Henson.

En el siguiente relato, Duke Elric, el personaje es una encarnación del melnibonés en El Medievo. Vemos a Elric, hijo de Sadric, expulsado de Inglaterra acusado de brujería y relaciones antinatura con su hermana.
El joven emprenderá una búsqueda, acompañado por su mágica espada Stormbringer, de The Silverskin. Durante sus viajes, que lo llevarán entre otros sitios a Córdoba, se irá encontrando con personajes ya conocidos como Moonglum o su fiel dragón, Colmillo de Fuego, con cuya ayuda reencontrará El Cuerno del Destino, que le permitirá convocar a su primigenio ¿ascendente?

El genial John Midway mantiene la ambientación reposada y tranquila, que ya había mostrado en sus anteriores trabajos; y que aquí se adecua perfectamente a la idea del tiempo como un continuo en el que todo fluye a un ritmo pausado. Su acabado da la apariencia de ser muy poco elaborado por su tendencia a la mancha y las líneas gruesas; y su repetitivo uso del plano medio y el general, intercalando algún primer plano, podría llegar a convertir en monótono su trabajo.
Lo que le da fuerza e interés a la obra es su capacidad para expresar la psique de sus personajes, mediante un dibujo muy expresivo.
Creedme, estamos ante una historia digna de ser leida, pero muy dificil de resumir. Pero su atractivo está ahí para ser disfrutado, al igual que el encanto de tu sonrisa, Silvia. Las cosas más sencillas de sentir, suelen ser difíciles de expresar.
Sólo nos queda esperar que alguna editorial autóctona se interese en editar tanto las obras pendientes de First Comics, como esta pequeña joya que ha publicado DC.

Nino Ortea, Gijón, en algún momento del año 2.000


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