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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

viernes, 12 de diciembre de 2014

Y soñaba el lego que escribía



Fantaseados hijos que no engendré, creo que ha llegado el momento de fabularos cómo desconocí a vuestra(s) madre(s). En los meses venideros, os contaré la historia secuenciada de la manera en que en mi huir de los loqueros me alejé también de mi(s) mujer(es) reverenciada(s).



 Sí, ya sé que vosotros preferirías que siguiera silenciando esto que ahora me estoy inventando. Pero ha llegado el momento de exorcizar con sinrazón lo que, ya cincuentón, vivo con desazón. Los actuales son tiempos para enloquecer, no de placer del corazón y sí de padecer del riñón; tiempos propicios para embellecer con mi chifladura, a la que fabulo de acto de cordura al reconocer aquí cómo no ocurrió lo que nunca estuvo a punto de pasar.


Creo que lo que más nos separó a vuestra(s) madre(s) y a mí fue que nunca la(s) busqué(s) en el lugar adecuado. Sería fácil culpar, de este desencuentro que os cuento, a mi querencia por los lugares aviesos y a mi tendencia a las alegres traviesas. Continuamente la(s) ansié en noches de bares y alcohol, en mujeres escasas de prejuicios y sobradas de vicios. Confundí experiencias gozosas con venturosas, confié en que las noches siempre me acogerían en sus derroches.

Pero ha llegado la luz de la mañana; y en este claroscuro sin cariño futuro cargo con la cruz de la soledad. De haber buscado a vuestra(s) madre(s) en otros lugares, ¡la de pañales que os habría cambiado! Bueno, eso que salí perdiendo.


El caso es, mis queridos niños, que ayer de tarde aceleré el paso hacia una biblioteca pública: la naturaleza me llamaba y a casa a tiempo no llegaba. Tras salir del cuarto de baño pesando menos que antaño, decidí que leer un libro este año no me haría daño. El último lo había ojeado en 1984 y, a falta de un gran hermano, conocí a una crujiente humana. Sin ser idólatra soy supersticioso, ¿y si sostener un libro es el conjuro para la noche más hermosa?


Ahora se hace tarde, pero la próxima semana a esta misma hora, os fantasearé uno de mis sucedidos más idos: El caso de la lectora ensoñadora.

Y ahora a dormir y a soñar. Permitiros por unas horas ser libres.

16 comentarios:

  1. Pero joder!!! Qué dejaste en el baño que pesabas menos????
    NO RESPONDASSSSSS!!!! LOL!!!!

    Pues.... mira lo que es la vida! Por yo andar entre bares y estelares, más pronto pensé que engendraría niños reales xD! Tal fue mi suerte (y la de ellos -dos por cierto- ;)) que me pillaron poquín más sobria para que bebieran leche en lugar de alcohol jajajajaja, aunque, como dicen que la cabra tira al monte, pues yo muy cabra y desbocada, además, volví a las tabernas a inspirarme con nuevas musas, que, lejos de ser fuente peligrosa de óvulos (por mi género), sólo lo han sido de placer e inspiración.
    Y es así como acabo de compartirte más de un secreto por andar distraída pensando en lo del baño ROFL!!!

    5:15 y sereno.....

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    1. Buenos días, Nicki. Gracias por compartir tus confidencias distraídas.

      En su momento no quise ser padre. No me arrepiento de esa decisión, una de las menos caprichosas y más instintivas que he tomado. Ni en lo que era mi vida, ni en lo que proyectaba que fuera, me sentía capacitado: habría sido demasiado protector y no les habría dejado crecer en libertad.
      Ahora que la edad ya me ha alejado de la paternidad biológica (me atraen mujeres de una edad pareja a la mía), me pregunto ocasionalmente cómo habría sido mi vida de haber tenido hijos. Es más, sé que mi otro yo los ha tenido (eso de la existencia de “mi otro yo”, que vive lo que yo no he podido ni querido, es algo que cada vez presiento más intensamente)

      Hace cuatro años, seis meses y dos días que me mantengo alejado de bares y excesos. Aquello no volverá. No me lo puedo permitir. Ahora la(s) musa(s) me espera(n) tranquila(s) con una sonrisa. Creo que he cambiado para mejor. No es que me arrepienta de lo vivido; intento vivir con intensidad pero de manera diferente.

      Respecto a lo del baño: no lo dejé, lo regalé, ya que no lo quiero de vuelta.
      Un abrazo a ti y a tus dos renaceres, Nicki.

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    2. Ya veo que es una cuenta que DEBE hacerse, que debías hacer. He tenido la suerte (y de verdad que es suerte en mi caso -no sabría pasar tanta shit de otra forma) de contar y descontar y no tener el MUST de por medio, de siempre poder volver (de hecho, acabo de volver de un bar de lo más acogedor e inspirador) y tener la capacidad de caer pero no recaer.
      Suelen decir que "las cosas pasan -suceden- (o no pasan) por algo", suelo creer que así es. Quizá aplique para ti también.

      (What you did on Oct 2007, I did it on May 02, 2011... I still regret it, every fucking day...)

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    3. Buenos días, Nicki:
      Toda cuenta debe hacerse cuando buscamos hacer un balance. Unas sirven para ajustar cuentas con lo sufrido y otras para arreglar cuentas con lo vivido.
      El balance de nuestros debes y haberes lo presentamos ante nuestra experiencia o los sentimientos de nuestros seres queridos. Creo que el mío presenta los desequilibrios propios de vivir en la cuerda floja entre lo que quiero y lo que puedo. Por suerte, soy el único que paga las consecuencias de mi regusto en apurar los momentos. Mis caídas y recaidas ocurrirán mientras mi corazón lata y no sea de hojalata.

      Me gustaba viajar a toda máquina, pero acabé buscando velocidad en todo y sin reparar en nada de lo que arrollaba. Ahora viajo a pie, soy un caminante. Camino deprisa y fuera de muchas de las rutas que frecuentaba. Ahora suelo buscar aceras soleadas o paseos con brisa fresca.

      Yo creo que unas cosas pasan y otras nos pesan. Ahora lo que más me pesa son aquellas cosas a las que no di importancia cuando me pasaron, al igual que lo que más me duele es la gente que se sintió despreciada por mi no saber apreciarla.
      Aunque hay muchos actos de los que me arrepiento, probablemente los volvería a hacer, sentir y vivir de igual manera.

      Un abrazo, Nicki.

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  2. Una historia genial para explicar a tus fantaseados hijos no engendrados de sus madres no buscadas.
    Un poco medieval te leo hoy :)

    un saludo

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    1. Buenos días, Maduixeta:
      Creo que las mejores historias son las que cuentan lo que nunca ocurrió, en ellas se suelen compartir momentos muy personales liberados del lastre de los detalles reales.
      El hecho de que no sea padre no echa al olvido las posibilidades que tuve de serlo, pero sí que al convertirlas en falsos recuerdos las libro de la vulgaridad y de la indiscreción.

      ¿Medieval? Cuando Gutenberg me ofreció imprimir mis memorias me consideraba un avanzado a mi tiempo, quizá el contarlas ahora es un acto a destiempo.
      Y aquí es cuando este otrora pillo, regresa a la mazmorra de su antaño castillo.
      A sus pies mileidi Maduixeta, nos leeremos pues.

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    2. Me encantan tus respuestas.
      Es verdad que las mejores historias son las que nunca han ocurrido ya que, en parte, compartes una parte de tus pensamientos , de tu interior, de tus deseos..... o no.

      Si te decides a imprimir tus memorias, las compraré...... me firmarás el libro?

      Feliz fin de semana Sir Nino.
      Esperaré impaciente la llegada de sus pergaminos ;)
      con las noticias de su castillo.
      un beso

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    3. Buenos días, Maduixeta:
      Gracias, pero creo que el encanto no está en lo que escribo, que no dejan de ser palabras, sino en lo que tú lees, que son los sentimientos que acompañan a tu lectura sentida. Mis respuestas son una escritura apresurada de la alegría que me producen vuestros comentarios. Gracias por compartir tu encanto, Maduixeta.

      Siempre hay algo de mí en lo que fantaseo. Quizá por eso no escribo relatos de terror o historias tristes y dramáticas. Sí que fabulo fantasías e ilusiones, ya que tengo el apego imprescindible a la realidad para que lo que me invento tenga algo de verdad y nada de mentira. Sé que escribo de una manera “enninada”, de ahí que me sorprenda el que haya personas a las que os interesa lo que comparto. Ficciono para evadirme en lugar de esconderme. Habitualmente me veo como un escapista que, a falta de tanques de agua, se fuga de una vida que hace aguas por grietas que son heridas que ya no cicatrizan en mi ánimo.

      Mis falseadas memorias deben de carecer de valor literario, ya que a ninguna editorial le han interesado mis libros. Lo intenté con la autoedición, pero sólo me trajo problemas de pagos de impuestos por unos ingresos que no recibía. Me había planteado dejar de escribir con ánimo de publicar tras el nulo interés que ha recibido mi última novela. Pero, por suerte mi desánimo es bastante voluble.

      Tenga por seguro, oh mi enigmática mileidi, que mi próximo pergamino está de camino.
      Feliz lunes le deseo, Maduixeta.

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  3. Confiaste en las noches repletas, aysssss esas experiencias cuídalas jajaja, que luego los días se visten de otra manera.

    Aunque tarde, te leo, y releo hasta tres veces, pero estoy espesa tal vez me haya asustado ver tanto niño suelto a estas horas jajaja.

    Me encantó la imagen.

    Un beso.

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    1. Buenos días, María:
      No sé si lo mío es por confiado o por despistado, ya que no suelo dejar guiar por los impulsos y acabo en lugares donde “ni los ángeles no se atreven a morar”; pero sí sé que lo que hice lo hice confiando en disfrutar.
      Sí, los días y sus otrora mitológicos moradores (a los que antes enlistaba en las tribus aburridas de “los madrugadores” o “los rutinarios”) son divertidos cuando los vives sin analgésicos ni resacas. Ahora apuro los despertares y me gusta ver, por ejemplo, los diferentes efectos de la luz de invierno según avanza el día sobre un objeto.

      En la imagen salgo bastante imaginativo. La ruidosa compañía de los niños es algo que evito en lo vivido pero no en lo fantaseado (lo que me hace humano son mis ilusiones, no mis realidades)
      Un abrazo, María.

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  4. Los que saboreamos lo imaginado tanto como lo escueto, tenemos esa doble vivencia, o ese regalo(según se mire), de vivir las cosas desde los dos lados del muro el: real y el irreal. Nunca supe hasta qué punto podemos elegir, pues la elección de las cosas nos hace personas diferentes, en lugares diferentes, y con cosas diferentes, así que, ¿nos dejamos concluir o concluimos nosotros?...
    No obstante, yo como tú, presumo de mis elecciones, en mi caso sí tengo hijos: dos. Y ahora no puedo imaginarme en otra forma y sin ellos, pienso que para mí sería muy triste, ahora que conozco la alegría de sus risas y su "ruidosa compañía".
    Lo curioso que descubrí, es que en vez de restar, en mi caso me han sumado, días y atardeceres y la rutina se borró de mi mapa, pero eso sí, cualquier día presiento que se irán al país de "nunca jamás" a ver qué encuentran...
    La cosa motivadora de tus apuntes literarios, es de lo más sanadora (creo que alguna vez ya te dije), y hasta reconciliadora con nuestros múltiples egos, y eso es lo más auténtico de leerte. Una/o, encuentra siempre lugar para esparcir palabras... Aquella ocurrencia del momento. (Verdad o imaginación a veces se diluyen una en la otra. Un día uno de mis hijos me preguntó: ¿cómo sabemos que este mundo no es un cuento?... Y aún estoy pensando esa respuesta.
    Disfruto mucho leyéndote, Nino.
    Que vaya muy bien. Saludos!

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    1. Buenos días, Clarisa:
      Sí, creo que ese habitar entre la realidad y el deseo nos convierte en ensoñadores, en personas que tras el dolor recuperamos la ilusión. Lo importante es ser fieles a la realidad del puñado de experiencias vitales que nos definen, el resto de recuerdos los prefiero embellecidos por la fantasía. Me sería muy largo ponerme a explicarte aquí mi seguridad en la existencia de “mi otro yo”: lo resumo en que siento que en algún lugar y momento llevo una existencia bastante parecida a ésta de la que soy más consciente; en mi otra vida tengo un trabajo sencillo, una relación estable de pareja y tres hijos (bueno, uno es de ella con otra persona).

      A este presumido le gusta jactarse de que, con ayudas inesperadas y sorpresas gratas, vive una vida que se acerca a la que quiere dentro de lo que le imponen. Respecto a mi impaternidad voluntaria, pero no privé con mi decisión a ninguna embelesadora del placer de la maternidad. Permíteme que te mande un sincero abrazo para tus dos hijos, Clarisa. Os deseo lo mejor.
      ¿Quién sabe?, puede que en su viaje al país de “Nunca jamás”, la parte de ti que hay en ellos se lo pase fenomenal viviendo nuevas experiencias y aprendiendo cosas que ni siquiera sabías que llegarían a existir. Ellos viven en ti y tú en ellos.

      Mis apuntes literarios públicos son siempre compartidos, al igual que son compartidas las experiencias que los inspiran, aunque siempre filtradas por mis sentideras. Sin entrar en la máxima de ver el mundo como un escenario en el que todos somos personajes en busca de su autor, está claro que hay escenas que son intercambiables e imperecederas. De hecho, según avanza la función te ves representando papeles que antes encarnaron tus padres o abuelos. Lo que me diferencia de ti es tu capacidad para sentir experiencias ajenas, para preocuparte por los problemas de los demás y alegrarte con sus alegrías. Y lo haces sin desdibujarte, ni necesidad de despersonalizarte en juegos de heterónimos.

      La respuesta que se me ocurre ante la ingeniosa pregunta de tu hijo es que nuestras vidas no son cuentos, pues no somos personajes en historias escritas por otros, sino autores de nuestros propios relatos.
      Un placer leerte, Clarisa.
      Un fuerte abrazo.

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  5. Buena hora para el café y la soledd en casa de media tarde me acompaña...

    Es larga la lista de lo que "nunca quise ni me planteé y que TAL VEZ ahora me pensaría si hacer o no, y concluyo que más bien no", eso se llama un buen sustantivado, eh? jajajajaa

    Cuando uno de cuenta que ya ha pasado por más de la mitad del trayecto y que no puede volver atrás porque tal y como anda se va formndo el acantilado trasero, pues piensa más de lo que debiese. Mi mente es contraria a la tuya, lo que no fue ni me importa, a lo que fue pues pasó, y lo que será depende poco de mí y no me interesa aunque me preocupa cansina y simpemente porque estoy hasta la borla del gorro de estrecheces...

    Yo, como estoy entre esas enloquecidas que vemimos a leerte, me regodeo en esa ironía camuflada entre las verdades que todavía lo son y que parece que te producen sarpullidos si no las escribes, parece una especie de resultado de una limpieza cerebral, como pequeñas figurits horrorosas de las que regalaban hace siglos en bodas, bautizos y comuniones y cuya única función es la de llenarse durante años de polvo, así que las tiramos al blog a modo de "solamente me interesa a mí y me deshago de ello porque me aburre tenerlo dentro tanto tiempo"...

    Buenoooo, no ando bien hoy de la sandía.
    Lo realmente importante es que te sientas bien, o al menos lo mejor que puedas, y si que ande por aquí repartiendo cafelitos te ayuda, pues hala, aquí que vengo a hacerte compañía a este grato lugar donde se pierde la cordura, con holgura, gentil donzel.

    Beso gordo.

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    1. Buenos días, Verónica:
      Cualquier hora es buena para compartirla contigo. ¿Qué te parece si el primer café lo tomamos a la salud del inventor de las comas? Sí, no creas que hoy me he levantado más enloquecido de lo habitual. Te cuento: en mi primera lectura legañosa, había mal leído tu despedida como “Beso, gordo” y no veas la desapetencia momentánea con la que mi lado narciso se quedó mirando al megapaquete de galletas de chocolate que tenía delante. ¡Que no me voy a presumir de tener tipo fino, pero tampoco soy un émulo de monsieur Michelín! Por suerte antes de ponerme a hacer abdominales, decidí releerte. Y aquí estoy: bien desayunado y mejor acompañado por tus palabras.

      Soy persona de sustantivos largos y adjetivos cortos, que uno no da para todo. Lo de los sustantivos estirados creo que tiene su origen en mi dilatado nombre burocrático, que ocupa 15 espacios, súmale dos apellidos y cada vez que tengo que rellenar un impreso parezco un preso cargando con su bola. La brevedad de los adjetivos viene de que evito usarlos como el agua los gatos, salvo en momentos juguetones.
      Sí, somos diferentes. Eso es lo bueno, que si todos luciéramos iguales los fabricantes de espejos se quedarían sin trabajo; y si pensáramos lo mismo la vida sería tan unísona como un consejo de ministros. Vive la différence!!

      El tema de las estrecheces económicas es fastidiado. Este sábado me acordé de ti y de la injusticia laboral que sufriste, de la que leía un ejemplar atrasado de “El paísdonde se recogía con datos que casi el 75% del personal docente universitario ocupaba su puesto gracias a vínculos endogámicos. Os mando un abrazo fuerte.

      Me encanta y me parece sagazmente ingeniosa tu comparación entre los recueros figurados de mis aventuras y las figuras recuerdo de eventos. Sólo decirte que lo empolvado no son mis recuerdos, sino mis neuronas, ya que temo que el usarlas me lleve a tener neuras y me ponga a dar mamporros a diestro y siniestro. Además, sólo tiro besos (ya que ellas son muy suyas y no me dejan acercarme), las verdades ironizadas las comparto.
      Me alegra saberte con ánimo, Verónica.
      Gracias por venir y hacerme enloquecer de alegría.

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  6. En SoletesBaby tenemos unas mecedoras infantiles monisssimasss. Con tu nombre personalizado

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    1. Es publicitar la inexistencia de mis hijos falseados y ya empiezan a llegarme misivas de compra niñocosas y gasta pastagansa.
      ¿Coincidencia o casualidad? Desde luego, lo que está claro es que no son cosas de la edad.

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Gracias por tu lectura comentada.

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