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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

jueves, 10 de noviembre de 2016

La insoportable levedad del ser



No juzgo un libro por su portada, lo prejuzgo por su título.
Aún recuerdo cuando me regalaron la novela «La insoportable levedad del ser», obra en aquel momento muy en boga, uno de esos libros que está en boca de todos, pero que a todo el mundo se le cae de las manos.

Agradecí el regalo con un monosílabo, tras el que añadí la pregunta “¿Estás aún a tiempo de devolverlo?”. La obsequiante me miró sorprendida, para a continuación intentar sonsacarme si ya había leído la novela: tal y como la recuerdo, mi respuesta vino a ser que nunca me interesaría por una historia de título tan petulante como delator, ya que su mismo autor la definía como “insoportable”. Para mi sorpresa, la dadivosa se rió al oír mi réplica e ignoró mis palabras, pues luego de haber exclamado un “¡Cómo eres, Nino!” se desentendió del libro y me propuso que nos fuéramos a tomar algo.
Antes de que la noche se hubiera convertido en bruja, yo ya había olvidado en el rincón de algún bar tanto la novela de moda como mis reparos a encapricharme de infieles.

Unos treinta años después, la novela de Milan Kundera volvió a mi vida, para pasar a formar parte de las vivencias que ficciono en piel de mis personajes. Esto es lo que me sorprendí escribiendo al final del capítulo 22 de mi novela «Obligado a convivir»:


Sigo sin plantearme la lectura de «La insoportable levedad del ser»; pero me ha llamado la atención el que ******* –una de las personas que ha tenido el detalle de leer mi fabulación y la gentileza de escribirme su opinión– me haya comentado que, como yo, ella también admira a Milan Kundera, y que de hecho encuentra en mi trilogía una reflexión existencial sobre las relaciones afectivas en la línea de la novela del escritor checo.

Es evidente que me siento muy agradecido por esta opinión laudatoria con la que ******* me transmite un profundo aprecio. Pero a la vez no puedo dejar de preguntarme si bajo el casquete de mi agradecimiento no se encuentra un iceberg de vanidad, al compararme en él mi comentadora con un autor de gran prestigio intelectual.

Quizá "el ser" no resulta "insoportable" al alcanzar la titulación de “leve”, sino que al inflarse de vanagloria.

20 comentarios:

  1. Tenía olvidadísimo este libro de Kundera, Lo compré después de ver la película, y lo lrí en viajes en metro a la facultad.
    Besos.

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    1. Buenas tardes, Ángela:
      Sí, recuerdo que en el momento de su estreno fue también una peli muy comentada. Por alguna razón sorprendente –pues veo un promedio cercano a las 2 pelis diarias– aún no he visto esta película.
      Un abrazo, Ángela.

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  2. LO leí, tiene una historia que termina mal, por culpa del capricho de un personaje. Ese puede ser el hallazgo. Pero también tiene reflexiones que no llevan a ningún lado y una multitud de personajes, que podrían estar en una novela aparte.
    No sé si recomendaría este libro.

    Saludos.

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    1. Buenas tardes, Demiurgo:
      Gracias por el resumen opinado que haces de la novela. Dudo mucho que la intente leer, con la vejez me he vuelto mucho más tolerante frente al aburrimiento de lo que ya era antes.
      Un abrazo, Demiurgo.

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  3. A veces nos sorprenden con apreciaciones sobre nuestra persona que por la mente , en ese momento , no asoman. Es el destino que con más o menos tino da cuerda a lo reVivido.

    Un abrazo

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    1. Buenas tardes. AtHeNeA:
      Normalmente me sorprenden de manera grata las apreciaciones ajenas sobre mí: ya que suelen ser positivas y reparar en detalles en los que nunca me fijo. Otra cosa son las valoraciones sobre mis actos o conductas que realizan personas ajenas a mi realidad.
      Un abrazo, AtHeNeA.

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  4. Eso que te pasó no es casualidad
    unos le llama azar, otros magia, otros ni le darán importancia
    como es casualidad que en estos momentos no podría leer de nuevo el libro que mencionas, creo que un libro nos es necesario a veces y otras totalmente inconveniente


    un abrazo en la madrugada

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    1. Buenas tardes, MaRía:
      Imagino que este tipo de casualidades, que hacen que ciertas cosas cobren en nuestra ficción una presencia que no disfrutan en nuestra realidad, son una de las razones por las que escribimos –y en mi caso aún más lo es para releerme–: más allá de reflejar nuestro subconsciente, los guiños autobiográficos nos permiten observarnos con otra mirada.
      En ningún libro, al menos en ninguno de los que yo llevo leídos, puedo encontrar solaz para cualquier ocasión. Quizá por eso hay historias que abandonamos según avanzamos en su escritura, pues sentimos que las vulgarizamos al convertir las sensaciones en palabras inexpresivas.
      Un abrazo, MaRía.

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  5. El título se refiere a unas de las reflexiones un tanto inconexas, que tiene el libro. En ese caso se refiere a la teoría del eterno retorno, que se presenta como algo insoportable,
    Saludos.

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    1. Buenas tardes de nuevo, Demiurgo:
      Aunque sé que incluso la eternidad es algo efímero, dioses e imperios sucumben ante el tiempo, me interesa el concepto de “El eterno retorno” pues se acerca bastante a la percepción que tengo de la vida. Ahora que, por suerte, me hago viejo, veo que retomo hábitos que había aparcado en la adolescencia por considerarlos víctimas necesarias en mi proceso de madurez. Vuelvo del ORDEN al KAOS y lo hago con una sensación de recuperar mi YO.
      Más allá de las figuras literarias que son referentes para todos, tengo mi propia debilidad en este campo: Michael Moorcock y su figura de “El capeón eterno”.
      Muchas gracias por tu compañía, amigo Demiurgo.

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  6. Que loco que esa obra te sobrevuele tantas veces... A mi ya me daría curiosidad por saber de que va y como está realizada...

    Recuerdo ver la película y que me pareció buena, me atrajo... Pero hoy no la recuerdo en nada...

    No es una opinión elogiosa me temo entonces je 😏

    Saludos 👍😉

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    1. Buenas tardes, JLO:
      Sin quitarle un ápice de valía tanto a la novela como a la peli, temo que me resultarían aburridas.
      No te voy a negar que en ciertos momentos de pereza me tentó el acercarme a la biblioteca pública a sacar una copia de la novela “insoportable”, pero mi caprichosidad es mayor que mi curiosidad y siempre he acabado entretenido con otra lectura que me llama más la atención.
      También me planteé ver la peli, ya que Lena Olin fue una de mis mayores debilidades (he llegado a ver películas de Bergman en sueco sólo para escucharla a ella); pero… había algo repelente en la opinión de los relamidos que me aconsejaban ver “un largometraje simbólico de la angustia vital” (¡Glups!).

      Tu opinión es siempre elogiosa para mi ánimo, JLO.
      Un abrazo.

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  7. Leo tan poco que me siento como sapo de otro pozo hoy
    Los leo
    leo los comentarios tan lindos
    Que bello es la gente culta
    Besitos

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    1. Mi querida Mucha:
      Más que leer poco o mucho, lo importante es disfrutar con la lectura; y siempre disfruto leyéndote.
      Por haber, hay personas que pueden haber leído mucho, pero nuestra convivencia con ellos nos demuestra que no han asimilado nada: recuerdo un grupo de lectura al que pertenecí en el que un gran número de sus integrantes eran ”cazadoras de realidad” en obras de ficción y eso hacía que pese a ser personas muy leídas, no fueran personas lectoras.
      Un abrazo, estimulante Mucha.

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  8. Lo leí hace mucho, y no me sorprendió tanto como el análisis que hizo un seguidor de mi blog, el amigo Luciano

    http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/2015/03/la-insoportable-levedad-del-ser-una.html

    En su momento me había llamado la atención el título, después me pareció una historia simplona más o menos bien contada, pero luego de esa crítica le encontré otro costado, mayor profundidad.
    Abrazo!

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    1. Buenas tardes, Frodo:
      Son muchas las veces en que me ha resultado más interesante la valoración ajena sobre una obra cultural que mi opinión. Y es que, por suerte, hay personas a las que es un placer prestar atención.-Aprendo mucho escuchando a quien habla desde una opinión entre la pasión y la razón, me maravilla su equilibrio entre la expresión gustosa y el análisis metarreferencial.
      En cuanto pueda me paso a leer a tu amigo Luciano.
      Un abrazo, Frodo.

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  9. Es una novela pretenciosa, el tiempo pasó y eso afecta mucho al texto, que se encuentra muy anclado en el presente de su escritura, por algo habla en todo momento de la situación en el bloque soviético. pero luego de leerla no entendí el por qué de su fama mundial, quizá porque haya tenido una muy buena campaña publicitaria. De otro modo no se entiende.
    Pero pero es la película, por demás densa y aburrida, casi llegando a lo pedante por momentos.

    Suerte,

    J.

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    1. Buenos días, J:
      Gracias por tu lectura comentada de esta entrada.
      Me resulta siempre muy alegrante el recibir visitas lectoras y mantener una conversación como ésta, con la que disfruto y aprendo.
      Como has leído no conozco la novela de Kundera, así que disculpa que no pueda profundizar en tu valoración de la obra, más allá de agradecerte la claridad valorativa y la cercanía personal que me trasmites al leerte. Respecto a la pretenciosidad que mencionas, J, lo que sí que te puedo comentar es que recuerdo que al poco de publicarse la novela en España leí un artículo de una página que sobre ella se publicaba en la separata cultural de un periódico cultural. Me pareció tremendamente vacío el que uno de los mayores valores que la articulista reseñaba en la obra era que por lo visto Kundera la había escrito en francés y no en su idioma materno, a partir de lo que la comentada desarrollaba un canto a sí misma y al ejercicio de remodelación creativa que suponía para ella escribir en castellano (¡glups, yo hasta ese momento pensé que nuestro idioma común se llamaba español) y no en bable (nombre que por entonces se le daba a la lengua asturiana)
      Créeme que ha sido un placer mantener esta correspondencia.
      Gracias por venir y enloquecer, J.

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  10. Más allá del libro de Kundera con sus reflexiones y su narrativa ( a mi entender, buenas) pues me gusta la literatura que me sorprende y en este caso el libro me sorprendió y para bien. Quizá el titulo lleva a confusión, pues de lo que habla es del "peso" o "levedad" que según cada viviente puede cargar en la vida y que puede llegar a ser insoportable ( porque lo que circula por dentro no se ve, pero late, de forma que las personas pueden ser extrañas incluso para sí mismos). Del volver, como cangrejos, y perder la visión, del desarraigo, de la tortura en la que te doblega la vida, a veces... en fin, es un libro en el que cada uno puede sacarle su provecho, y no me pareció pretencioso. Quien escribe, siempre intenta llamar la atención del lector de algún modo, y eso es algo a valorar.
    También cuenta otras muchas más cosas, algunas inconexas, pero no por ello es pedante, a mí me resultó un libro genial y creo que aprendí cosas.
    Más allá, como te decía de esa similitud en la crítica que te hicieron, bien es cierto que el tema del existencialismo lo abordas en tu libro. También las relaciones humanas de los personajes y la incomprensión de los sucesos. Y aunque tú no te vas por derroteros filosóficos y te quedas en el transcurrir de los acontecimientos para cerrar puertas y atarte los cordones, pero si lo piensas, no hay tanta distancia entre lo "insoportable" y el "castigado" o "condenado"; o el "obligado".
    Tus libros, sin embargo, me han gustado más en el sentido de que las cosas que narras me resultan más próximas, sin tantas complicaciones interiores de los personajes como el renombrado Kundera. También quizá les saqué más provecho y su lectura me fue leve y en algunos pasajes, sencillamente, deliciosa.
    Tampoco me gusta hacer reseñas, sólo menciones con una opinión sin debate, porque considero como bien dices, que a leer sólo hay que invitar, cada cual debe sacar sus conclusiones.
    Pero..., déjate querer, Nino (literariamente, hablando), porque cuando se te lee, se te aprecia.
    Lo mejor para ti y los tuyos.

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    1. Buenos días, mi venyenloquecedora Clarisa:
      Mi ser no es leve, sino tremendamente feliz al leerte.
      No oculto que te admiro como escritora y que simpatizo con lo que entreveo de tu personalidad. Lo que hace que hayas despertado en mí cierta curiosidad lectora hacia la novela de Kundera a la que ya nunca más adjetivaré con el título de la soberbia canción de “El canto del loco” (lo reconozco, me tararea la rabia adolescente que trasmitía la banda) Disculpa esta digresión, Clarisa, como te decía el que me comentes que “el libro te sorprendió y para bien” es todo un acicate para mi curiosidad. ¡Vete tú a saber si, 30 años después, descubro que la de Kundera es la lectura de mi vida¡ Después de todo, y tal y como me comenta JLO riene su punto sugerente el que esté escribiendo sobre una novela respecto a la que afirmo no sentir ningún interés lector.
      ******* afirmaba en su comentario lector que veía ciertas similitudes entre mi novela trilliza y la de Kundera, y ya veo que tú profundizas en ellas. Y con toda la razón en lo que respecta a mi titulación danzarina con el vivir y sus formas forzadas. Y sí, intento atrapar la atención lectora desde una narrativa humanista; mi novela es una invocación a esa esperanza que me es ocasionalmente tan esquiva. Pero debo admitir que carezco de toda capacidad de alejarme del yo para abordar una nálisi filosófico sobre la vida y sus presuntas levedades.
      Me siento halagado, como ese niño al que animan a progresar y mejorar, al leer que algunas de mis fabulaciones te parecieron “deliciosas”. Es una pena que no puedas ver mi sonrisa de ánimo agradecido mientras te escribo, Clarisa. Me está dominado el ánimo y temo ponerme a escribir autenticas deliranzas. De ahí que crea mejor acabar este emocionario con una nueva cita a “El canto del loco”, a una estrofa de una canción que tarareo cada vez que te leo: “Hoy quiero aprender de ti”.
      “Y hoy voy a entender y lo pequeño que soy en la vida.
      Y hoy voy a entender que lo pequeño es grande día a día.
      Y hoy voy a saber y recoger toda vuestra caricia,
      que llega a la piel y hará bien.”
      Gracias por tu generosidad, Clarisa. Ahora y siempre leerte me lleva a ensoñarme mejor.
      ¡Salud y suerte, compañera!

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Gracias por tu lectura comentada.

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