Hoy domingo el día ha amanecido frío y ventoso. Tú aún duermes, Frambuesa, así que nadie me hace sentir que es primavera.
Quizá la primavera se ha
pasado de moda, como las americanas con hombreras o las inglesas sin tatuajes.
Quizá la primavera se ha
pasado de largo; por lo que no debemos quedarnos cortos al venir a buscarla,
fuera de los escaparates y dentro de nuestros corazones.
Quizá la primavera se sintió
timada como una “prima” a nuestra vera, al sufrir que la usábamos para vestir a
la moda y que no la aprovechábamos para sentirnos cómodos en nuestra piel.
Junto a ti he comprendido que
cuando el desánimo deja de invernar en nuestro ánimo, Frambuesa, llega la primavera.
El deshielo comienza si permitimos que nuestro sentir se temple con esperanza,
si dejamos que brote el fruto del afecto sobre una cotidianidad escarchada por
la desconfianza. Tal y como canta Prince, a veces nieva en abril, aun así es primavera. A
veces la vida no nos da lo que esperamos, aun así es vida.
Yo, que soy otoño, me siento
primavera al pensar en ti.
Afuera llueve y sopla el
viento, en mí no hay lágrimas y el aire templa mis pulmones.
Allí, puede que aun anide el
invierno; pero aquí es primavera: está dormida a tu lado. Tú encarnas el entretiempo
que disfruta mi ánimo. Tú, Frambuesa, me ayudas a encontrar la razón para
las nieves de abril.
En memoria de Prince Rogers Nelson, fallecido hoy hace 8 años a causa de
una sobredosis de fentanilo.