En octubre
de 1987 pocos se preguntaban quién era esa chica.
En su
ascensión de los gracejos de lo vulgar a los excesos del engolamiento, Madonna coronaba cierres de noticiarios
y portadas de revistas.
El éxito
rotundo de su reciente gira europea —que en España nos tuvimos que conformar
con ver a través de la teleretransmisión
por La 2 de su concierto en Turín—, el estreno casi simultaneo de dos de sus películas
y los ecos sensacionalistas de su violento matrimonio con Sean Penn —por entonces penando en la cárcel dada su reincidente conducta
violenta— habían confirmado “urbi et orbe” a la mandona Madonna como “Reina del pop”. La gimnasta del escándalo también reinaba
en este país que se declaraba de corazón republicano, pero se comportaba con
servidumbre “juancarlista”.
Madonna
estaba en todos los sitios. Incluso en la portada del número de octubre de 1987
de la revista cinematográfica Fotogramas,
en la que el estreno de la última película de la “La ambición rubia” relegaba a
la condición de titular anecdótico el lanzamiento de la última producción de Stanley Kubrick o la conmemoración de los diez
años de La guerra de las galaxias.
Ese número
de la revista de cine & video, su lectura y disfrute, juega un papel
importante en la primera cita entre Soledad y Fernando, ficcionada el capítulo 28 de mi arrebatadora
novela Buscando el olvido.
Kubrick, Nicholson y Madonna, varios de mis preferidos.... aunque ella me gusta ella, no tanto lo que hace ja...
ResponderEliminarBuenos días, JLO:
EliminarSí, nuestros gustos y regustos no siempre obedecen a los mismos criterios. Suelo ser adicto a los que estimulan mis caprichos.
Por aquel 1987, Madonna me resultaba muy estimulante, poco después cuando empezó su gusto por alternar lo vulgar con lo sublime, a la altura del disco "Erotica", empecé a dejar de prestarle atemción.
Un abrazo, JLO