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El consejo que
te doy para el uso del subconsciente,
lector joven de corazón, adopta la forma de truco de un ilusionista sobre el
escenario de la vida: sácate de la manga un adaptador de recuerdos, para que así
la Realidad pasada sustente tus Deseos futuros. La magia de las cosas no está
en su valor real, sino en el que le damos; con lo que sácale brillo a lo
positivo y ensombrece lo negativo de lo vivido. Después de todo, los recuerdos
son meras sumas de percepciones que, como tales, siempre pueden ser
perfeccionadas y pasar de vagas sensaciones a estímulos sensacionales.
Si además conviertes
una pasión en un antojo, te será más fácil creer que vives a tu capricho. Y “creer”
se convierte en “poder” con sólo añadirle el “querer”. Procura mantenerte
ocupado, no por amor a la acción y si por miedo a la indolencia. Para ello haz
todo lo posible por alcanzar tus sueños, pero hazlo sin prisas, permítete caer
en la tentación de curiosear qué hay detrás de una mirada furtiva.
Una vez aprendido
lo básico, personalizarás tu conjuro vital. Para evitar decepciones, en pro de
agilizar el olvido de lo amargo, yo he aprendido a vivir con el cinturón
apretado, a pensar por instinto y a no esperar que en abril haga el tiempo de
agosto –pues soy de los que hasta el 15 de mayo no se quitan el sayo–.
ResponderEliminarCreo que eres un naufrago notable, pues llevas una buena estrategia.
Has dado un paso gigante, pues despertar tranquilo y dormir bien, es algo bueno.
La decepción nace del deseo. Si aprendemos a desear poco o nada, todo será sorpresa y no habrá decepción. Acercar lo que quieres a lo que puedes es inteligente, pero es algo que hay que aprenderlo para poder dominarlo. Me ha gustado eso de sustituir lo improbable por lo imposible… así se lleva más ventaja.
Imagino que si uno se autoengaña, termina siendo como se ve.
Tendré en cuenta lo del adaptador de recuerdos… creo que eso es importante…
Eso de curiosear es lo más interesante, es como intentar descubrir misterios. Ser indolente es como estar muerto.
A ver si yo aprendo algo…
Muchos besos
Buenos días, Carmen; una vez más te agradezco tu compañía cómplice.
EliminarÉste es uno de esos textos escritos a vuelaboli que suelo garrapatear cuando me invaden una sensación o un pensamiento. En este caso, la idea del autoengaño como recurso afianzador de la FELICIDAD me dominó mientras respondía a vuestros comentarios de ayer. Así que, en gran parte, eres coautora de este texto, ya que para comprobar la importancia de tu compañía en mi escribir “blogueístico” basta reparar en la frecuencia con la que me acompañas en mis paseos.
La gran diferencia es que éste es un “enninamiento” que empecé a garabatear (mi grafía no escribe letras cuando me dominan las ganas de escribir) pensando de mano en colgarlo en el blog, de ahí que lo llame “a vuelablog”.
Soy un naufrago reincidente, mi condición de marinero curtido en surcar las aguas de la Realidad y el Deseo no me convierte en un piloto experto, pero sí que en mis naufragios no suelo tardar en llegar a tierra, aunque a veces lo haga en costas hostiles a toda ilusión.
“Pasos gigantes son los que doy caminando por La Luna” (de nuevo resuenan ecos de The Police) Por suerte duermo bien. Lo poco que recuerdo de mis sueños es que en ellos me veo como espectador de lo que ocurre (me veo sentado observando una película que ficciona mis ficciones)
Muchas veces la decepción viene de depositar tus sueños en manos de otros, no hay peor pesadilla que la pérdida de ilusión por una persona. Y sí, procuro ilusionarme ante lo posible. Poniendo un ejemplo carnal: no puedo evitar estimularme ante la belleza de Linda Evangelista, pero no es el ver su sonrisa lo que me lleva a levantarme. Mis ilusiones, las verdaderas, son siempre probables; de ahí que mi deseo transite por un desierto de espejismos y no por una tierra baldía de quimeras.
Mi autoengaño no me lleva a ser como me veo, sino que a impedir que la falta de aprecio de los demás me duela como desprecio (quien no se molesta en conocerme, no puede llegar a valorarme)
El adaptador de recuerdos es fundamental, ¡yo no salgo de casa sin él! Es, entre otras cosas, un ejercicio mental fantástico.
Ya que no estoy curioso, procuro serlo. A mi cincuentena sigo aprendiendo e incluso formándome (y no hablo en broma, con suerte en pocos meses comenzaré un curso de especialización idiomática)
Es un verdadero placer contar con tu compañía, Carmen.
Muchos besos y risas.
Espero que escribas muchos textos a vuelaboli .Es un placer acompañarte en tus escritos, un lujo.
EliminarEn eso me parezco a ti, soy reincidente en el naufragio, pero salgo a flote. :)
Qué bonito eso de los pasos gigantes por la luna…
Tienes razón, es malo depositar los sueños en manos de otros.
Eso tenía que conseguir yo, no ver como desprecio el que no me acepte alguien. Y es muy cierto que no te puede valorar quien no te conozca bien
Pienso salir a partir de hoy con un adaptador de recuerdos.:)
Lo de tener curiosidad y deseos de aprender siempre, habla muy bien de ti, de un espíritu joven. Me alegra que empieces ese curso.
Placer el mío, muchos besos
Buenas tardes, Carmen:
EliminarLo que es un lujo es disfrutar de tu compañía, tanto aquí como en tu blog. Te agradezco sinceramente el cariño y la atención que me dedicas, a la vez que el estímulo que supone leer tus entradas.
Escribo constantemente a vuelaboli, quizá me anime a compartir más de esos textos ninocéntricos. Muchas veces al hablar de uno y sus sentimientos, al acercarme a mi persona sin convertirme en personaje y hacerlo públicamente, establezco una comunicación diferente, más rica e incluso sorprendente.
Sí, la sensación de ingravidez que acompaña la vuelta a casa henchido de felicidad es un sentimiento arrebatador. La perfección sensorial se intensifica, el tiempo transcurre a un ritmo diferente y tu mente y tu corazón hablan el mismo idioma.
Hubo un tiempo, cercano a una era, en que para mi sorpresa (pues yo ya era viejo y ella no era ninguna “princesa de la boca de fresa”) en que me desviví por un mal bicho. Con las experiencias ocurre como con las enfermedades: hay que sufrirlas en su tiempo. Yo sufrí un desengaño adolescente a una edad casi indecente de cuarentón. Ahora, para mi vergüenza, debo admitir que las culpas de mi malvivir fueron sólo mías.
Un adaptador de recuerdos es lo que evita que nos volvamos locos en este mundo de cuerdos.
Te deseo la mejor de las tardes, Carmen.
Pues espero que lo hagas, que pongas más textos ninocéntricos.
EliminarLo de los desengaños creo que nadie nos libramos :) Sufrir un desengaño adolescente a los cuarenta, habla de sensibilidad, inocencia, alma joven...todo bonito.
Pasa una tarde preciosa :)
Muchas gracias, Carmen. Cuenta con ello dentro de una temporadilla, ya que me voy a tomar pronto un descanso blogueístico.
EliminarTú siempre con palabras de comprensión hacia mis fallos y desaciertos: créeme, el que tu "crisis de los 40” sea un volver a la desazón adolescente, fue desconcertarte. ¡Creo que sólo me faltó canturrearle el "Quiero besarte” de los Tequila.
Feliz tarde, Carmen.
Prefiero la decepción a olvidar mis sueños oníricos. Me niego a negarme a fantasear con lo imposible, con mujeres imposibles en situaciones increibles, además de lo improbable. Y puede ser que haya bibliotecarias que sean mujeres imposibles, sí hay científicas muy atractivas.
ResponderEliminarDeseo seguir deseando. Sin límites.
No estoy de acuerdo, si es que entendí, pero es interesante.
Saludos.
Buenos días, Demiurgo:
EliminarMe has entendido perfectamente. Sientes lo que sientes y crees en lo que crees, nadie te lo puede quitar y nadie te debe cambiar.
Nuestra personalidad y la manera en que manejamos nuestras emociones e ilusiones, son diferentes. Por suerte para ti, la decepción no te impide seguir soñando. No es mi caso, de ahí que fantasee con cumplir mis ensoñaciones, no mis sueños.
El único límite al deseo debe ser el respeto a la voluntad ajena. A diferencia de las ilusiones, los deseos tienen la ventaja de centrarse en algo/alguien lo que permite visualizarlos y hacerlos factibles.
¡Hay científicas que explican en silencio las leyes de atracción!
Muchas gracias por el contenido tan personal de tu comentario, Demiurgo.
Un abrazo.
ResponderEliminaruna pasión en un antojo,
GENIAL
te será más fácil creer que vives a tu capricho
. Y “creer” se convierte en “poder” con sólo añadirle el “querer”.
TAN CIERTO LO QUE DICES....
Procura mantenerte ocupado, no por amor a la acción y si por miedo a la indolencia.
MENTE OCUPADA NO SE METE EN LIOS JAJA!!!!
Para ello haz todo lo posible por alcanzar tus sueños, pero hazlo sin prisas, permítete caer en la tentación de curiosear qué hay detrás de una mirada furtiva
QUE DETRAS DE LAS PALABRAS
DE UNA CAIDA DE OJOS DE......
Deliciosamente humano
Yo andaba en eso
Ahora estoy bien conmigo misma
entera todo entera no me falta nada
Y mientras sonrio
te dejo
un abrazo inmenso
Me encanto tu texto
Buenos días, Mucha:
EliminarEncantado con percibir tu encanto en cada palabra que compartes.
Mi concepto de la “pasión” es el de un sentimiento prolongado que orienta tu vida. Por ejemplo, siento pasión por “la belleza” y me encapricho de una belleza particular. El capricho es algo que renace, que nos lleva a recomenzar experiencias que saboreamos como diferentes (un café fuerte y aromático a estas horas de la mañana) La fugacidad (el café se enfría) hace que la intensidad de un capricho sea tan satisfactoria.
Sí, tienes toda la razón en tu aforismo. Sin estar tramando ningún plan de dominación mundial, siempre ando con ideas en la cabeza y sentimientos en mi corazón (bueno, también evito tener el estómago vacío). Además, ya hace tiempo que descubrí que estimularme con ciertos retos me ayuda en el día a día (cuando camino con prisa, me pienso en la distancia que me queda en conjunto, sino que voy planteándome adelantar a determinados transeu7ntes, con lo que me anima la emoción de superación)
Me alegra que estés bien contigo misma, conlleva aceptarte y disfrutarte.
Me has provocado otra sonrisa, Mucha. Y abrazarte es toda una ilusión.
Feliz miércoles.
Y mientras te leo te imagino a mi manera....
ResponderEliminarCon sonrisas diarias y complejamente puro
de ideas
jaja
Hoy tenia ganas de divertirme
Gracias por dejarme hacerlo....
Soy feliz
¿Y vos/
Gracias por imaginarme y permitir que te acompañe en tu pura diversión.
EliminarHabitualmente estoy feliz. Quizá para ello haya tenido que aislarme de personas y privarme de cosas que otra persona con más capacidades emocionales e intelectuales habría sabido incorporar a su día a día. Yo soy feliz con poco y con pocos.
Hoy y siempre contagias ganas de vivir,
Gracias por compartirlas, Mucha.
Geniales sus consejos, los tendré en cuenta Sr. Ortea.
ResponderEliminarPues entonces, Ángela, llegado el momento confío en que me los cuente.
EliminarMe gusta soñar y no olvidar mis sueños, me gusta fantasear hasta el mas allá de lo inimaginado, me gusta desear y seguir deseando, me gusta ilusionarme, vivir de mis realidades pero también enriquecerme de mis sueños, porque sin ellos no podría vivir, pienso que son los que nos enriquecen, y me gusta tu entrada y que me hayas hecho reflexionar.
ResponderEliminarY estoy totalmente de acuerdo con Demiurgo yo también prefiero la decepcion a olvidar mis sueños.
Un beso y muy feliz día.
Buenas tardes, soñadora María:
EliminarCreo que mis sueños son aburridos o monótonos, de ahí que no les preste atención. Lo contrario ocurre con mis ensoñaciones, que me resultan vivificantes. Te voy a poner un ejemplo:
Esta mañana me desperté con la idea de haber soñado que asistía a un recorrido por la obra arquitectónica de Gaudí (desconozco la razón, ya que antes de acostarme había visto una peli de acción y luego leí a Donna Leon). Sin embargo, hace un rato, de la que volvía a casa caminaba mirando el cielo, el viento soplaba tan frío que las nubes parecían alejarse de su contacto y se movían con prisa, pensé en lo mucho que me gustaría volar entre ellas. Y no, no me soñé desplegando unas las de mi espalda (no soy ningún ángel), sino que recurriendo a algún cachibache que confío en que se llegue a inventar. De ahí que mis deseos se basen en lo improbable de lo que quizá pueda ocurrir y no en lo imposible de lo que no ocurrirá.
Te agradezco el que me digas que el texto te ha llevado a reflexionar. Me haces ver que mis enninaciones no son tan criptográficas como temo.
Un fuerte abrazo, María.
Hola Nino!
ResponderEliminarMe ha encantado tu post, soy una adicta al "autoengaño", lo necesito más que el aire que respiro para seguir adelante cada día y como me considero joven "de corazón" , casi diría adolescente aunque mi carné de identidad diga otra cosa, suscribo lo del adaptador de recuerdos, guárdame uno por favor y añadiría un adaptador de sueños también... la cuestión está en tirarse siempre por el agujero aunque sepamos de sobra que no estará esperándonos ningún conejo blanco.
Un placer leerte y haber encontrado a otro loco inconsciente.
Besos!!
Buenas tardes, Teresa:
EliminarEncantado con agradar a tu encanto.
Creo fundamental estar muy atento al dictado del corazón, de natural enamoradizo de lo dichoso. Mantener una pasión vital adolescente creo que es aún más meritorio en una mujer, pues la sociedad suele exigiros que “maduréis” antes y que sacrifiquéis vuestras ilusiones en pro del realismo, a los hombres se nos concede recuperar al “niño que llevamos dentro”; a vosotras, no.
Ahora mismo me dejo caer por el agujero, espero llegar a tiempo de compartir una taza de té a tu lado en la mesa de El sombrerero loco.
Un abrazo, Teresa.
Ah, se me olvidó una cosa, yo a partir de abril me niego a ponerme el sayo, aunque me muera de frío jaja cuestión de rebeldía absurda marca de la casa :)
ResponderEliminarMás besos!
Sin negarte un ápice de rebeldía, Teresa, quizá te planetarias el vestir sayo de vivir en estas tierras donde el sol es un ser mitológico y el calor se encuentra bajo las mantas y no sobre el asfalto.
EliminarFeliz sábado.
De Asturies? Tu tierra es la más bonita del mundo, vale que no hace calor, llueve mucho y al sol le cuesta dejarse ver pero es una maravilla.Yo en cuanto puedo me escapo y me pierdo unos días por allí.
ResponderEliminarPero si hablamos de Asturies acepto sayo hasta en agosto :)
Buenos días, Teresa:
EliminarSí, soy asturiano. Mis raíces familiares asturianas se remontan a siglos atrás. En lo político-social, me duele Asturias. En lo afectivo, me da vida: me basta salir a dar un paseo, sentir el viento, ver el cielo para que muchos de mis malestares se disipen. No me cambio por nadie en ningún otro sitio.
Encantado de saber que te gusta mi tierra, que lo es de todos independientemente de que lleven aquí 20 minutos o 20 generaciones.
Un sentido abrazo, Teresa.
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