John Rohner, marino por Alfonso Font 3 de 4
Tomemos por ejemplo el relato de 10 páginas “Los dientes del tiburón”. En él, se nos presenta el enfrentamiento del marino con
una compañía multinacional y las tropas de ocupación colonial. La disputa no se
produce por una defensa de los derechos de los nativos por parte del ¿héroe? frente
a los explotadores; no, Rohner los desafiará por haberle truncado una
posibilidad de negocio, y su enfrentamiento será mediante una venganza
disimulada de casualidad, en la que el único beneficio es el haber hecho saber
a un par de miserables que con él no se juega. El opresor seguirá oprimiendo, y
alguien intentará hacer dinero donde John no pudo.
Como es habitual en su obra, tras el barniz aventurero e
incluso sarcástico de cualquiera de estos siete capítulos, Font presenta una reflexión sobre ciertos
principios económico-políticos de la Sociedad actual. Principios presentes en
nuestro mundo desde que Caín le aplicó una OPA hostil a Abel; o desde que el
Casero echó en su ira a Adán y Eva de su parcela en el paraíso. Y es que la
codicia y la intransigencia, son dos carretas que tiran más de nuestros
instintos que un buen par de… acciones.
Al igual que en “El extraño caso del Dr.
Jekyll y Mr. Hyde”
bajo la estructura de un relato de terror, aparecen una reflexión sobre el
conflicto que todo hombre cuerdo mantiene entre los diversos instintos de su razón,
a la vez que una crítica abierta al victorianismo; ya en las primeras páginas
de “John Rohner, marino” apreciamos una plasmación de la idea
de que la frontera entre el Bien y el Mal es tan difusa, como el límite entre
unas aguas territoriales y las internacionales. Todo depende de quién
interprete los hechos: el Stevenson ficticio
pedirá a Rohner que cometa un secuestro con el fin de evitar una guerra. Un
acto ilegal impedirá uno inmoral; aunque lo moral se enfrente muchas veces a lo
justo, como bien recuerda Font al destacar que
la moralidad impedía en pleno siglo XIX que las mujeres pasearan en pleno domingo
escocés.
Me gusta mucho la tapa. Hay movimiento, hay expresiones muy bien manejadas. En la chica, por ejemplo, que está notablmente dibujada. El coloreado es magistral.
ResponderEliminarMe gusta la idea esa del personaje enfrentandose por intereses propios, es la figura del antiheroe, que está muy de moda.
Y podría tener sentido lo de Stevenson, habiendo tenido un amigo, cuya doble vida pudo haber inspirado El extraño caso de...
Hola, Demiurgo:
Eliminar¡Ves cómo no exagero cuando alabo tu imaginación desbordante! Ya estás planteándote la posibilidad de un amigo de Stevenson con doble vida. ¡¡eres un vergel de ideas!!
Sí, además de un gran narrador, Font es un dibujante exquisito, lo que hace que sus portadas sean siempre muy cuidadas.
Un abrazo, Demiurgo.