JOHN ROHNER, MARINO por Alfonso Font 2 de 4
Para quienes desconozcan la obra, y el viento del azar los
haya mantenido alejados de los litorales fértiles donde se asientan los
cuidados estudios de mis compañeros de revista sobre la obra y figura de Alfonso Font, les comentaré que este
álbum en tapa dura, de 104 páginas a color, se articula sobre el supuesto de la
alegoría de un marino que establece amistad con el escritor Robert Louis Stevenson y su
esposa. Marinero que muy bien podía encarnar a la inspiración que
esporádicamente desciende de El Parnaso para contarle historias al oído de todo
fabulador; o a la figura del diálogo que se establece entre el lector y el
escritor. Cada uno de los siete episodios recogidos corresponde con un relato
que el capitán les cuenta al matrimonio en su casa de Samoa; salvo el primero,
“Mi
amigo Tusi-Tala”, rememorado ante la
tumba de Stevenson.
En su momento, Rohner sufrió el infortunio de ser
considerado como una especie de remedo del iconográfico Corto Maltés. Al gusto
de los creadores de ambos personajes por la narrativa de aventuras, y su buen tino
a la hora de ambientar sus historias; se une el que en este caso estamos ante
dos personajes que comparten el ser marinos encalados en gorra de marinero, durante los albores de La primera guerra
mundial. Como si el autor de “Clarke & Kubrick” pudiera ser reducido a la categoría
de mero copista…
Pero bueno, al igual que Stevenson es relegado a escritor para niños por la sencillez con la
que reflexiona sobre temas vitales, algún precio tendría que pagar Font por compartir su don para hacer que
lo complejo parezca sencillo cuando él lo plasma.
Son más los rasgos que unen a ambos creadores: desde el
haber presentado la mayoría de sus obras en forma serializada, a desplegar en
su obra una reflexión lúcida sobre la dualidad humana. Es quizás este
alejamiento del maniqueísmo uno de los rasgos que más distinguen a los
protagonistas del catalán, y que Rohner —piloto contrabandista que siempre
lleva un revolver al cinto— encarna a la perfección.
Noto alguna diferencia en la tapa con el Corto Maltés, cuyo estilo es más duro, casi estático. El dibujo de la tapa tiene movimiento. Por otro lado, es casi inevitable la comparación con el personaje de Hugo Prat, además un referente de la historieta.
ResponderEliminarEs interesante la forma en que se incluye a Stevenson, como personaje a quien se le cuentan historias.
Noto alguna diferencia en la tapa con el Corto Maltés, cuyo estilo es más duro, casi estático. El dibujo de la tapa tiene movimiento. Por otro lado, es casi inevitable la comparación con el personaje de Hugo Prat, además un referente de la historieta.
ResponderEliminarEs interesante la forma en que se incluye a Stevenson, como personaje a quien se le cuentan historias.
Buenas tardes, Demiurgo:
EliminarGracias sinceras por tu mar de comentarios.
No soy un gran aficionado a Hugo Pratt; de hecho, con el paso del tiempo, he ido regalando la mayoría de los álbumes de Corto Maltés. Sin entrar en comparaciones, me gusta mucho más la narrativa de Alfonso Font –no me he desprendido de ninguno de sus álbumes–. Aquí en España, Pratt es un intocable dentro de la Historieta, e incluso muchos que no leen viñetas consideran a Maltés como uno de sus personajes favoritos.
Sí, la inclusión de Stevenson es tan ágil como sentida.
Un abrazo, Demiurgo.