martes, 4 de junio de 2024

Será por pastillas II (Insurrección)


 

Titular e imágenes tomados de este artículo de la edición digital del diario “El País”. https://elpais.com/sociedad/2024-05-09/sanidad-quiere-poner-cerco-a-los-tranquilizantes-se-toman-en-exceso-y-se-cronifican.html

Encuentro preocupante la manera en que hemos dejado que nuestro vivir en sociedad se asocie a aceptar vivir bajo control. Nada más próximo a una pesadilla orwelliana que el aceptar que cancelen nuestro pasado –nuestras vivencias–, bajo la excusa de protegernos del daño que nos produce el recordar esas experiencias, ¿verdad, amable leyente?

En «1984», George Orwell fabulaba sobre la posibilidad de que se establecieran “ministerios de la Verdad, de la Paz, de la Abundancia y del Amor”. En 2024, esa distopía es real. “If liberty means anything at all, it means the right to tell people what they do not want to hear” –escribió George Orwell en su prefacio a «Anninal Farm (Rebelión en la granja)» –primera novela que leí en inglés en edición no escolar–. Nada más cercano a una realidad orwelliana que un sistema sanitario público en el que ante cualquier síntoma de flaqueza ante el tiempo presente te recetan pastillas para no soñar, como si fuéramos personajes decantados por una canción de Joaquín Sabina.

Nos quieren tontos.

Eso queda claro desde que entramos en el sistema –la educación nos deforma para formarnos en el aprendizaje del “prietas las filas”–. Y, para rematar su control, nos atontan con pastillas, con ansiolíticos para tenernos quietos ante cualquier inquietud. ¿Cómo puede haber en España un problema de adicción a una droga medicamentada bajo receta?

Muy sencillo: cuando te la dan para paliar cualquier mal –incluso una migraña crónica, como es mi caso–.

Grave peligro corre quien cuenta lo que tiene en la cabeza a su doctor de cabecera. Intentará adormecer tu ánimo, no paliar tu dolor. Y si rechazas esa medicación, te echan del sistema de protección sanitaria. Y lo hacen por tu bien, para ver si de una puñetera vez aprendes a dejar tu insolencia en casa y haces lo que la buena doctora te ordena –en mi caso, kafkiano más que orwelliano, la doctorada respondió a mi actitud reacia a la ingesta diaria de anisolíticos, que el nuestro no es un país de chichinabo y no debía preocuparme por una adicción a una medicación pautada, nunca me faltaría la dosis prescrita.

Por suerte, el aprecio no se administra con pastillas sino que con actos, con gestos como el que has tenido al leer esta enninación. Podrán quitarnos una hora por vivir, pero no una hora de vivencias. Nos recetarán pastillas para el colesterol, pero no para no soñar.

¿Insurrección, aúuuu!

 

Anteriormente en: ¡Será por pastillas!



20 comentarios:

  1. Los medios ganan mucha pasta con los medicamentos que recetan. Los visitadores médicos se ocupan de ello. Besos 😘😘

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Maite:
      Sí, los medios están llenos de anuncios de medicamentos y productos farmacéuticos de precios elevados (ahí tenemos un simple antigripal) y consumo descontrolado. Dada mi edad, recuerdo el efecto que tuvo el que medicamentos de acceso libre pasaran a ser controlados o retirados del mercado. ¿Quién se hace responsable de esos casos de adicciones o de malos efectos sobre la salud?
      Un abrazo, Maite.

      Eliminar
  2. Por lo que contás, esa supuesta solución rápida recuerda otra distopia, como Farenheint 451.
    Y en cierta forma, a Un mundo feliz.
    Es inconveniente, para un sistema, que se busque las motivaciones profundas de los malestares, porque puede llevar a una búsqueda, que puede derivar en un deseo de cuestionar.
    Me recordó algo de Peter Capusotto y sus videos.

    https://www.youtube.com/watch?v=lCFuFOxOnfo

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Demiurgo:
      Creo que muchas distopías son simples futuribles o reflejos de realidades que se sufren en otras situaciones. Las dictaduras se presentan como benefactoras, las personas quemamos primero libros y en esas piras nos libramos de pirados (todo aquel que no comparte nuestra ideología es un loco peligroso que merece arder en el fuego purificador). Hay algo innato en el ser humano a recurrir a lo individual como recurso artístico o publicitario, pero quien lo lleva a la vida real es depurado por individualista, la llegada del “¿mundo feliz? que presentan las redes sociales es prueba triste de la inmortalidad innata del adocenamiento social.
      Ahora me voy a descubrir a Peter Capusotto.
      Gracias por descubrírmelo, Demiurgo.

      Eliminar
  3. Hola, Nino! Tengo una guerra constante con mi marido, e´l toma pastillas para todo y lo mismo hace con nuestros hijos. También mis suegros son de los que si van al médico y no les receta nada piensan que no les han atendido.
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Ángela:
      El que por dos veces le hubiera indicado al neurólogo, en teoría toda una eminencia en su campo, que me resultaba muy tóxica la medicación crónica que me había prescrito para tratar mi migraña y me negara a tomarla, conllevó que me sacara del programa de seguimiento.
      Evito al máximo la ingesta de medicación (aunque sea “ibuprofeno”), pese al efecto limitador que la migraña tiene sobre mi vida social-laboral.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Si el personal se leyera el prospecto antes de tomar...
    Quién sabe???

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Erik:
      La nuestra es una sociedad de escritores, no de lectores. Nuestro acercamiento a leer, es como el inventar denunciado por Unamuno, lo relegamos a otros.
      Un abrazo,

      Eliminar
  5. Yo tambien tengo migrañas por lo general No tomo tantas pastillas a veces Me pongo ungüento de canabis y me pasa. Te mando un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, J.P.
      Como ocurre con toda enfermedad crónica, cada enfermo constituimos una variante de la afección. En mi caso, el sufrir de complicaciones hepáticas condiciona los efectos de la migraña y su tratamiento.
      Me alegra que el recurso al ungüento te sirva de alivio.
      Un abrazo.

      Eliminar
  6. Las pastillas son la solución sencilla a un problema muy complejo. Rara vez arreglan algo, pero dejas de molestar y, con un poco de suerte, te conviertes en un adulto productivo, que básicamente es lo que esperan que seamos... Quedan pocas madrigueras por las que escapar, pero aún no las han tapado todas ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Beauséant
      Encuentro acertadísima tu reflexión: mantener nuestra capacidad para ser productivos es principal objetivo del supuesto “estado del bienestar”.
      La edad y expediente médico son criterios que van determinando el que se nos pase a considerar “carga para el sistema”.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Ánimo para esa insurrección ansiolitica je, je. Aunque el tema es preocupante en lo personal lo que no soporto es la mala atención de algunos médicos. Se ha perdido la humanidad y el propio hecho de que el médico tiene como primera función el consuelo y la reparción moral del paciente.
    Abrazos, Nino!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Miguel
      Gracias por tu ánimo. Llevo desde el 21 del XII de 2012 fuera de la atención sanitaria especializada (el día del “fin del mundo” según los aztecas, se desmoronó en gran parte el “ninomundo”).
      El hecho de que la ciudadanía occidental está mayoritariamente sobremedicada es muy preocupante (hablo de medicamentos con receta). Lo intolerable es que se nos haga responsables a los pacientes/enfermos de tomar medicación pautada por médicos.
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. ¡Qué ciertísimo! lo que copias de Orwell…”If liberty means anything at all, it means the right to tell people what they do not want to hear”. No toleramos que nos digan lo que no queremos oír, por eso proliferan como setas los populistas. Dicen a la gente “sólo” lo que quiere oír, les colocan al chivo expiatorio de turno al que odiar y sueltan sus bravuconadas que tanto gustan a las masas ávidas de que se lo den todo masticado para no molestarse ni en pensar, por eso el sistema necesita empastillarnos, cuanto más atontados estemos, más fáciles de manipular. Lo tienen todo pensado NINO jajaja y sí, tienes toooda la razón, la medicina actual no cura las causas, sólo los síntomas y a falta de poder hacer eso, nos anestesia para que no los sintamos, por eso se receta tanto barbitúrico. Si no sientes, no padeces o sí, pero de otra forma, en modo acelga : ) Mucho ánimo y ¿ sabes qué? si te ha tocado una médica tan cuadriculada, intenta cambiar de médico.. los hay que sí se preocupan de averiguar qué le ocurre al paciente y cómo ayudarle de verdad. Ojalá tengas suerte y des con alguien así, que encuentre algo que consiga aliviar y a lejar de ti a tus malditas migrañas sin reducirlo todo empastillarte. Bien hecho por revelarte, mucho ánimo y un abrazo muy fuerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, certera MARÍA:
      Soy autoindulgente y caprichoso. A lo que se une que lo aprendido por la edad –no en la escuela– me proporciona un criterio selectivo –no despectivo–. Tengo claro lo que me gusta y quienes me estimulan. Además tengo una forma convincente de exponer mis percepciones; de ahí que, por ejemplo, retomando el tema de la “productividad” apuntado por Beauséant, llegué a ser un teleoperador al que nunca le faltaba trabajo. Pero lo dejé. Al igual que dejé excesos en los que era excelso. Mi condición caprichosa viene acompañada de una ética firme. De ahí que mi vida afectiva, social o laboral esté caracterizada por adioses repentinos y firmes, interpretados como actos suicidas desde la moral generalizada. Si cada vez que me han dicho “Pero, ¿cómo dejas pasar una oportunidad así?”, me hubieran dado un euro, tendría para invitarte a comer un buen menú del día y dejar una buena propina. Pero no soy capaz de hacer algo que no me interesa. Temo más al desencanto que al hambre –quizá porque, por suerte, nuca he pasado hambre, sólo ganas–.
      Tengo salud quebradiza, pero mantengo una voluntad firme que me ayuda a vivir como quiero dentro de como puedo. Cuando mi voluntad sufra achaques similares a los que condicionan mi salud, habrá llegado el momento de que este rebelde se plantee su continuidad en la granja.
      Por cierto, la expresión “Lo que quieras oír” da título a una de mis canciones favoritas, interpretada por Los Pistones. Canción que ha resonado mientras te leía.
      Las sombras nunca ocultarán la luz brillante de tu compañía, MARÍA.

      Eliminar
  9. Yo tomo algo para la migraña pero no es ansiolįtico. Un besl

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Susana:
      El recurso al ansiolítico se debe a que cuando la migraña se intensifica tiene un efecto tensional –hay una vena en la sien derecha que se me pone muy marcada–.
      Confío en que tu migraña no sea muy incapacitante.
      Un abrazo.

      Eliminar
  10. ¡Hola, Nino! Las farmacéuticas son el único negocio donde un cliente satisfecho es un cliente perdido. La solución: que nadie se piense que está sano solo por la sencilla razón de encontrarse bien. El Negocio de la Salud es tremendo, se inventan enfermedades, se suben o bajan los niveles de colesterol saludable, se cronifican tratamientos, se ofrece un ideal de salud y bienestar que es imposible alcanzar.
    Bueno, creo que lo sucedido en 2010 con la pandemia de la Gripe A ya nos muestra de qué va este negocio y a qué niveles se mueve.
    Un abrazo!!

    ResponderEliminar
  11. Hola, David:
    Tan brillante como preocupante es tu afirmación respecto al negocio que supone para la industria farmacéutica el que la mayoría de sus clientes estemos insatisfechos.
    Hace mucho tiempo que no acudo a una consulta médica o asistencial. Imagino/temo que si me sometiera a un simple análisis de sangre empezaría una sucesión de visitas a especialistas. Asumo el riesgo. He acabado desencantado con la sanidad pública asturiana. 
    Sí, hemos tenido ocasiones sobradas para comprobar que a los pacientes nos quieren enfermos y que cuando enfermamos nos quieren dependientes.
    Un abrazo sanador, David.

    ResponderEliminar

Gracias por tu lectura comentada.