El
retrato del que se retroalimenta mi relato, está pintado por Lucía
Alonso.
En él aparecemos mi hermana Marta,
con 11 años, y yo, con 8.
Lucía
se inspiró para su cuadro en la fotografía que acompaña al
venyenloquecimiento,
Cést
si bon!,
cuyo texto he adaptado para convertirlo en una relato de mis
vacaciones de infancia en la zona de Cudillero, Asturias.
Retrato pintado al óleo por Lucía Alonso |
Este
retrato captura la luz y la inocencia de los veranos de mi infancia.
De
lunes a viernes pasaba las mañanas castigado, la llegada de papá
los viernes tarde suponía mi libertad condicional. Mamá aseguraba
que papá necesitaba un Sancho que lo acompañe y yo disfrutaba
ayudándolo en sus chapuzas quijotescas.
Mi
hermana Marta,
buena estudiante, disfrutaba las mañanas en libertad total; podía
salir con otros niños, acompañar a los lugareños en sus
quehaceres –para nosotros, gestas extraordinarias— o excursionear
con alguna otra familia de turistas. Muchas veces elegía quedarse a
mi lado y ayudarme.
Durante
las mañanas de diario, mis sueños de libertad estaban varados sobre
un dique seco de ejercicios por hacer y lecciones a estudiar. Dada mi
imposibilidad para mantener la concentración, cada poco me acercaba
a mamá con cualquier excusa. Ella me dejaba quedarme un rato a su
lado: colábamos la leche hervida, doblábamos la ropa “destendida”
o le canturreaba alguna canción que sonaba en la radio.
Aquella
fue mi época de mayor fervor religioso: rezaba cada mañana para que
llegara “La hora del Ángelus”. En cuanto sonaban las doce
concluía mi condena, tras asegurarle a mamá que había acabado los
deberes y sabía las lecciones.
No
tardaba medio minuto en escapar pedaleando, no fuera a ser que mamá
apareciera y me mandara quedarme a rehacer lo que sabía incompleto y
desaprendido. Sobre mi bici, unas veces cabalgaba por praderas del
lejano Oeste y otras por llanuras de la Europa medieval. Las
lagartijas se transmutaban en dragones y mi tirachinas, en arco.
Mi
imaginación desbocada se veía frenada por el reloj de la iglesia
que, cada media hora, marcaba mi vuelta a casa. Donde al viento del
apremio, lanzaba salvas de voces con las que avisaba a mamá de que
estaba salvo y hambriento.
Por
las tardes, salía con Marta
y sus amigos: íbamos al río a cazar ranas, a ver nacer un ternero o
a bañarnos al mar. Junto a ella me sentía seguro y feliz.
Este
retrato captura perfectamente la luz y la inocencia que me bañan
cuando estoy con mi querida hermana Marta.
Hola Nino! Qué gusto me da volver a verte.
ResponderEliminarPrimero quiero felicitar a la autora del retrato, es maravilloso lo que ha logrado transmitir y plasmar en sus trazos. Admirable obra de arte.
El relato que cuenta los ires y venires de un verano especial me ha atrapado. Es emotivo en cuánto a los recuerdos que te han quedado, divertido por las travesuras cometidas y pleno de sentires. Un retrato de esos años que han marcado nuestra niñez y afianzado los lazos con gente amada. Anécdotas que siempre vale la pena contar y que nosotros agradecemos conocerlas.
Me voy plena después de visitar tu aporte juevero que tiene de todo, y todo muy bueno.
Un abrazo enorme.
Buenas tardes, Sindel:
EliminarEl gusto es mutuo, siempre es un estímulo leer tus textos o comentarios.
Sí, Lucía es una gran pintora. Junto a ella realicé el libro ilustrado “Sara y el Robasueños”; por desgracia nuestra experiencia en Amazon no fue alentadora.
Me alegra que te gustara mi texto evocativo y te agradezco que me escribas que funciona como relato, Sindel. Temía que careciera del ritmo y estructura para conformar una historia.
Mi percepción del tiempo es muy caprichosa, puedo distanciarme del Presente o adentrarme en el Pasado con bastante facilidad (me temo que demasiada) Quizá por eso no soy de sacar fotografías, ni incluso la actual moda de los autoretratos: tengo mis recuerdos y bastante buena memoria selectiva.
Te agradezco tu lectura y comentario, me han ayudado mucho.
Feliz fin de semana, Sindel.
No está mal adentrarse en el pasado siempre que se tenga la conciencia de saber que es solamente eso, y que hagamos lo que hagamos, no podremos regresar a él, ni cambiarlo. Solamente guardar todo eso que nos ha hecho bien para ser lo que hoy somos, y también, por qué no, lo que nos hizo mal para aprender de ello.
EliminarUn abrazo y muy buen finde para vos :)
Buenas tardes de nuevo, reincidente Sindel:
Eliminar“¿Cambiaría en algo mi vida actual de no ser mis recuerdos files a mi pasado?” Ésta es la pregunta que me he planteado tras leerte.
En lo personal, no diferencio entre el presente y el pasado más allá del efecto balsámico de la memoria selectiva. Recuerdo bien incluso las malas experiencias, lo que hago es no dar ocasión a revivirlas. He vivido una buena vida y la vivo en las mismas coordenadas físicas y anímicas desde mi nacimiento. Me siento muy arraigado en dónde soy y continúo descubriendo quién soy. Mi presente es tranquilo e inseguro, de ahí que me fuerce a incluir en él una rutina que me dé seguridad. Mi presente es también doloroso, reparo en las ausencias y me siento solo. Pero mi presente es también esperanzador: ayer cumplí 50 años y nunca creí que me vería tan rocanroleante.
En lo ajeno, respeto el tiempo de los extraños y acato las imposiciones del signo de los tiempos. Me consuelo pensando que mi acatamiento es temporal, hasta que, como cantaron Los Stones, “El tiempo esté de mi lado…”
Salud y suerte, Sindel.
El retrato es hermoso!
ResponderEliminarTu relato lo resumo en tus palabras dichas en la frase final: luz e inocencia. Un legado para toda la vida. No hay mayor riqueza!!!
Me encantó tu religiosidad en esa época, jajaj
besos y buen jueves!
Buenas tardes, Cass:
EliminarMuchas gracias, Cass. Leerte me ha avivado la sonrisa .
Sí, me siento honrado de haber inspirado junto con mi hermana a Lucía para pintar este retrato.
Me considero millonario en ilusiones, atesoro una inocencia denostada como inmadurez. Por suerte, he vivido una buena vida.
No soy una persona espiritual, carezco de esa sensibilidad enriquecedora. De sentirla, vería una trascendencia en muchos aspectos y viviría de otra manera, ya que últimamente me obsesiono con dejar la menor huella posible. La Religión es para mí un mero folklore social (lo escribo sin ánimo de ofender), lo que me preocupa ya que sólo tengo FE en un grupo de personas cada vez más reducido.
Abrazos, Cass
Un interesante aporte a este jueves tu relato autobiográfico. Y es universal el deseo de escaparse de los deberes escolares y salir a desarrollar la imaginación
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Demiurgo:
EliminarPor suerte somos iguales en nuestra diversidad; y componentes autobiográficos son a la vez universales. De ahí que me espeluzne cuando oigo a niños hablar de las ganas que tienen de volver al cole, me pregunto: ¿tanto los descuidan sus padres?
Suelo imaginarme/recordarme lo bueno de la vida cuando estoy en entornos hostiles, de ahí que en el colegio me certificaran como atontado por no prestar nunca atención salvo a las señales de final de clase.
Un abrazo, Demiurgo.
Es una pasada de foto y la has explicado tan bien, que aún gusta más.
ResponderEliminarBuenas tardes, Tracy:
EliminarLo que a mí me gusta es leeros, saber de mí junto a vosotros. La escritura compartida es la luz del amanecer, la solitaria lo es de una cerilla.
De nada sirve explicarse, sino no te prestan atención; de nada sirve compartir lo escrito, si quien te lee no te abraza en su imaginación.
Gracias, Tracy.
me sorprendiste con tu entrada tan autorreferencial... da gusto leer algo tan personal y con tanto cariño, además de que la pintura es excelente... es una foto casi! salu2 master, seguimos por acá...
ResponderEliminarBuenas tardes, JLO:
EliminarMe alegra saber que conservo capacidad para sorprender a alguien que me lee de forma atenta desde hace tiempo.
Más que un gusto, es un placer el saberse atendido y objeto del cariño de quien merece tu aprecio. Gracias, JLO.
Si comparas el cuadro de Lucía con la foto que sacó mi padre, es evidente que su sensibilidad pintora liberó lo que una máquina capturó.
Un abrazo, máster.
El relato-retrato está bien. Es evocador. Y una pasada de óleo. Tan evocador como tu relato lo que ha pintado Lucía. Tú o tu hermana tendríais que haceros con el original.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, David:
EliminarCreo firmemente en el ingenio de Lucía, es una gran comunicadora. Más allá de sus cuadros, basta con visitar su blog y leer los textos que figuran en sus entradas para adentrarse en un recorrido por impresiones y sensaciones trazado con exquisitez sensorial.
Un abrazo, David.
Me has sorprendido con este retrato-relato.
ResponderEliminarEs tan mágico como grato comprobar la admiración que sientes por Marta, y cómo recuerdas aquella época.
Hay mucha luz en el retrato e igual o más en el relato. En esas palabras a las que das alma, que pintas con el sentimiento que imprime el cariño y la admiración.
Mi abraz✴
Buenas tardes, AtHeNeA:
EliminarPues ya somos 3 los sorprendidos, si nos unimos a JLO: En mi caso me sorprende vuestra sorpresa.
Sí, mi hermana Marta es mi ancla. De niño era mi armadura frente a matones y abusones, Marta une a su valor una condición física admirable, con lo que siempre ha sido mi protectora.
Aquella época, los veranos y periodos no lectivos, es para mí un presente reciente: el resto (el colegio, los castigos y los abusos) es un pasado que mi memoria selectiva olvida, salvo cuando me conviene recordarlo.
Muchas gracias por tu compañía, AtHeNeA.
Un escrito muy tierno y precioso...
ResponderEliminarEl retrato que te han hecho es muy bonito.
Me imagino lo preciada que tenía que ser esa libertad cuando te la daban, y lo bonito que sería acompañar a tu padre.
Muchos besos.
Buenas tardes, Carmen:
EliminarGracias por tus palabras.
Fueron tiempos de ternura y preciosismo, me sentí feliz viviéndolos y me siento alegre al recordarlos (me temo que el engorrado que está sentado a mi lado en el cíber debe pensar que llevo un rato chateando con una pelirroja peligrosa, ja ja)
Sí, el retrato tiene ese algo único que resulta de combinar la perfección técnica y la brillantez expresiva, Lucía lo tiene.
A día de hoy mi libertad es el bien más preciado, sólo antepongo a ella el respeto al cariño de quien me quiere.
Ahora ha regresado la época en la que acompaño a mi padre en alguno de sus quehaceres, reflexiono bastante sobre ello.
No creas que se me olvidó mi intención de ponérle tu nombre a un personaje en mi novela parisina, Carmen.
Buen finde.
Muchas gracias por lo del nombre... Me hace muchísima ilusión.
EliminarMe alegra que ahora acompañes a tu padre en algunos quehaceres, seguro que te necesitará mucho.
Haces bien en preservar tu libertad :) Es la mejor manera de ser feliz.
Muchos besos.
Muchas gracias por lo del nombre... Me hace muchísima ilusión.
EliminarMe alegra que ahora acompañes a tu padre en algunos quehaceres, seguro que te necesitará mucho.
Haces bien en preservar tu libertad :) Es la mejor manera de ser feliz.
Muchos besos.
Buenas tardes, Carmen:
EliminarGracias a ti por tu contaste apoyo y compañía.
Mi proyecto literario parisino estará compuesto por tres novelas cortas entrelazadas por una subtrama en la que jugará un papel importante un librería llamada “Rusaca” y su propietaria, Carmen.
Sí, a diferencia de mí, mi padre no lleva bien la soledad.
Imagino que hay infinitas formas de ser feliz, el carecer de obligaciones es la que más me encapricha.
Un abrazo, Carmen.
Gracias!!!
EliminarEs bueno no tener obligaciones, mejor siempre lo que sale de uno :)
Besos.
Buenas tardes, Carmen:
EliminarQuizá se deba a cobardía, probablemente a inmadurez; pero procuro evitar toda obligación. Reconozco que mi vida tine más de cigarra que de hormiga, pero soy de natural cantarín 8en la época de este “retrato-relato”, mi ilusión adulta era la de ser cantante de una orquesta de verbenas.
Un abrazo, Carmen.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar
ResponderEliminarUn hermoso retrato, y un tremendo relato. Que gran detalle para ti y para nosotros conocer a través de tus recuerdos esa niñez feliz he inolvidable que experimentaste en su tiempo.
Beso
Hola, Yessy kan:
EliminarSi Fausto le vendió su alma a Mefisto a cambio de lo vulgarmente material, ¿qué no le habría vendido por aparecer en este retrato y disfrutar de vuestro trato?
El detalle lo tienes tú, Yessy, al dedicarme un tiempo de lectura atenta y unas palabras de opinión sentida. Pese a lo frecuente de tu compañía, me alegra leerte cerca, como ya me alegró el primer día.
Buen finde, Yessy.
Recuerdos de la infancia.... hermoso relato. Un brazo
ResponderEliminarBuenas tardes, Pedro Pablo:
EliminarGracias por tu comentario.Me alegra saber que mis recuerdos configuran un relato que me ayuda a disfrutar de vuestra compañía por un rato.
Un abrazo.
Un relato de infancia, tierno, que refleja sentimientos, que me ha gustado leer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas tardes, Juan Carlos:
EliminarGracias por la inspiración del tema que propusiste para esta convocatoria juevera.
Lo que convierte a mis palabras en sentimientos es vuestra sensibilidad lectora, vuestra habilidad para convertir mis constantes “yo, me, mi…” en un “nosotros”.
Afortunados quienes disfrutamos de una infancia tierna pese a la dureza de la época en que crecimos. Afortunados quienes crecimos de la mano de unos padres que nos hicieron ambicionar ser felices y no ser poderosos.
Un abrazo, Juan Carlos.
Precioso retrato, y magnífica descripción del mismo. La infancia de uno, lo marca para toda la vida, y se es feliz, porque el juego lo marca todo, y así vamos conociendo la vida.
ResponderEliminarMe encantó tu relato.
Un abrazo
Buenas tardes, Carmen:
EliminarPara mí el retrato es una obra única, me alegra saber que esta sensación es compartida.
Coincido con tu reflexión sobre la importancia de una infancia feliz, la mía lo fue gracias al sacrificio de mis padres. Por eso me aterra ver a niños que parecen hijos de nadie, descuidados y desatendidos, y a los que los adultos que los acompañan parecen considerarlos radioactivos, ya que ni los cogen cuando se caen ni los abrazan cuando lloran.
Un abrazo, Carmen.
Creo que aún tienes bastante de ese niño inocente, Sr, Ortea
ResponderEliminarHola, Ángela:
EliminarRespecto a tu comentario, no te falta razón; es más, no faltará quien te dé un 75% de razón, pues si mi “Ñ” la cambias por su “N” no hay diferencia.
Buen sábado.
Hola NIno: Tentando estuve también de tomar como base una foto mía de cuando tenía 20 años. ¡Hace tanto tiempo ya!. Mis recuerdos de infancia son difusos. Mi vida debió de transcurrir sin grandes altibajos, más bien plana y aburrida. Sólo sé que, al contrario que tú, era un estudiante empedernido. Recuerdo intermiinables horas encima de los libros y, cosa extraña para un niño, disfrutar con ello. Tu retrato está lleno de luz, rezuma juventud y optimismo. Tus palabras escritas reflejan aparte de una magnífica memoria, una querencia especial por esa etapa de tu vida. Me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas tardes, Pepe:
EliminarNi en el colegio, el instituto o la universidad fui un buen estudiante; es más, desde los 15 años falté a más clases que a las que asistí. Mi ir pasando cursos se debe a que soy un buen “examinado” (me siento tranquilo a las pruebas, le saco buen rendimiento a los conceptos que sé en los exámenes de desarrollo y se me da bien el “pito-pito-gorgorito” en los tipo test) Incluso saqué el carnet de conducir a la primera, sin tener ninguna intención posterior de conducir.
Sí, tengo bastante buena memoria para los actos; los nombres y las caras los difumino, salvo que hayan atrapado mi atención.
Mi infancia fue prolongada y tranquila; mi adolescencia resultó reafirmarte; mi juventud se prolongó placentera; la madurez ha sido estimulante en su primera quincena y se presenta incierta en su segunda etapa.
Gracias por tu compañía, Pepe.
Un fuerte abrazo.
Muy bello el retrato que escogiste y el relato que nace de el, la descripción de aquellos veranos cansinos en los que se nos obligaba a estudiar, las escapadas en bicicleta y una hermana mayor que siempre nos acompaña....me has hecho volver a mi infancia me encanta, un abrazo.
ResponderEliminarMuy bello el retrato que escogiste y el relato que nace de el, la descripción de aquellos veranos cansinos en los que se nos obligaba a estudiar, las escapadas en bicicleta y una hermana mayor que siempre nos acompaña....me has hecho volver a mi infancia me encanta, un abrazo.
ResponderEliminarBuenas tardes, MOLÍ:
EliminarGracias por tu tiempo de lectura y por éste cálido comentario.
Parafraseando a Charles Dickens en su inicio de “Historia de dos ciudades”: Los días sin clase eran el mejor de los tiempos; el tiempo de escuela era el peor.
Imagino que es muy importante en esa época el sentirte protegido; por lo que leo en tu comentario, nuestras hermanas desempeñaron el doble papel de camaradas y protectoras.
Me encantaba montar en bici, imagino que mi evolución natural habría pasarme a la moto, pero un accidente me lo impidió.
Gracias por compartir tu regreso a la infancia, MOLÍ.
Un abrazo.
Muy buen retrato!... excelentemente captada esa inocencia que recuerdas haber disfrutado en tu infancia!. Muy buena elección, sin dudas.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenas tardes, Mónica:
EliminarGracias por todas tus palabras de aprecio, la verdad es que te agradezco mucho el ánimo que me trasmites. Dudaba de que esta rememoración pudiera funcionar como relato, ya que no creí que tuviera ritmo fuera de las pedaleadas de mis recuerdos.
Mi infancia fue feliz en su sencillez, no recuerdo grandes acontecimientos, alegrías desbordantes o caprichos cumplidos. Me sentía querido y protegido por mis padres y hermana, tenía a mis amigos y un montón de muñecos, tebeos y fantasías que me alejaban del aburrimiento.
Un abrazo, Mónica.
Hola Nino, te dejo esto por si pueda interesarte
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/englishforyou.aprenderenglish/posts/682547071880113?fref=nf&pnref=story
Es la academia de una amiga que está en la calle Corrida y busca profesores.
Un abrazo.
Buenas tardes, Enrique:
Eliminar¡¡Muchas gracias!! Ahora mismo le echo un vistazo al vínculo.
Es todo un detalle el que te hayas acordado de mí.
Un abrazo.
Hola.
ResponderEliminarNo está mal eso de sacar cosas del pasado al ahora y vestirse de esas cosas que nos gustan y nos hacen volver a un momento que fue importante.
Yo recuerdo mi infancia con mucha sensación positiva. Me alegro de esos momentos tuyos.
Saludos.
Buenas tardes, *:
EliminarTienes toda la razón, deberíamos revestir el ahora con momentos importantes del entonces. Nos daría seguridad frente a la incertidumbre que nos rodea, pues en el pasado superamos tiempos difíciles que al recordarlos los convertimos en procesos de superación.
Me alegra saber que tus recuerdos de infancia son mayoritariamente positivos; si te soy sincero, prefiero no recordar lo negativo. Me alejo de los malos recuerdos al igual que lo hago de las malas compañías.
Un abrazo, *.
Bonita descripción de días de verano, con el único objetivo de los niños de disfrutar.
ResponderEliminarUn saludo.
Buenas tardes, Pikxi:
EliminarA día de hoy mantengo ese objetivo único de disfrutar, el que no lo logre no impide que, muchas veces, el mero hecho de intentarlo ya sea alentador. No soy de los que se rinden ante el desaliento, sino de los que abandonan cuando el aburrimiento destierra al disfrute.
Un abrazo, Pikxi
Nino, mi enhorabuena a la artista por tan bonito cuadro y al escritor por supuesto por hacernos sentir esos días de verano... Cudillero, lugar precioso donde los haya de nuestra tierrina y que para ti guarda recuerdos tan bonitos como los que cuentas, aunque estuvieras castigado por los deberes, creo que esos castigos todos los hemos vivido, qué era de un verano sin deberes o sin tareas pendientes?
ResponderEliminarUna descripción preciosa... Me ha gustado mucho.
Besines...
Muy buenas, H...
EliminarGracias por mantener vivo el calor de los días de verano con tus palabras.
Sí, Cudillero es una zona preciosa. Durante años veraneamos en esa zona y en la de Oviñana, hasta que compramos una casa de la que nos hemos visto a desprendernos recientemente.
La verdad es que el tiempo, cuando se disfruta, se convierte en productivo: aquellos días de verano eran largos y ágiles, pese al lastre de deberes y lecciones. Creo que salvo en 3º de BUP y COU, siempre me pasé los veranos con deberes, estudiando y preparando septiembre.
Un abrazo, H...
Tus recuerdos son como una cascada de agua fresca, Nino. Es precioso imaginarte como escudero revoloteando detrás del padre, saboreando el fin del castigo, planeando el final del rezo. Verdaderamente lindo el cuadro de tu memoria.
ResponderEliminarBesos
Buenas tardes, Rosa:
EliminarMi cascada de recuerdos recoge el caudal de vuestra compañía, cada comentario es un afluente de experiencias personales, acabamos formando una vertiente de memoria colectiva., en la que cada comentario es una nueva cascada.
Me lo pasaba en grande, la verdad. Fuera de las aulas o de las oficinas soy más yo y menos uno al que hacen de menos.
Un abrazo, Rosa.
Buenas tardes, Nino.
ResponderEliminarHa sido una grata travesía por tus recuerdos de infancia, que toma como punto de inicio y final ese luminoso cuadro.
Una abrazo y disculpa este comentario tan tardío.
Buenas tardes, Ibso:
ResponderEliminarNo hay razón por tu parte para las disculpas, me lees cuando puedes.
Lo que yo sí debo hacer es agradecerte tu lectura atenta y tu comentario animoso, Ibso: GRACIAS.
Un abrazo.
Calma
ResponderEliminarbella foto
organización
Todo perfecto en esta entrado
Y me alegra que hayas vuelto
abrazos
Hola, Mucha:
EliminarNombras la “calma” y es un efecto que asocio a la lectura de tus palabras; sensación emparejada, por eso de la atracción de los polos opuestos, al ípetú de la pasión por la vida.
Un abrazo, Mucha.
Escuchar al Papa Francisco me ha traído una calma inmensa
ResponderEliminarQuerida Recomenzar:
EliminarNo puedo negar que envidio a las personas que tenéis un sentimiento espiritual, creo que es la muestra de que poséis un alma generosa.
Yo, sinceramente, cuando oigo al Papa no escucho nada (espero no parecerte irreverente, pero no creo en ningún dios o fuerza espiritual) Soy incapaz de percibir la trascendencia de la vida más allá de la fuerza del instinto.
Un fuerte abrazo.
Querido Nino
EliminarCuantas personas te han leido
Me hace feliz que no solo yo vea la maravilla que hay en tus escritos
Un abrazo con llovizna de una Miami que empieza ya su otoño
Querido Nino
EliminarCuantas personas te han leido
Me hace feliz que no solo yo vea la maravilla que hay en tus escritos
Un abrazo con llovizna de una Miami que empieza ya su otoño
Mi querida Mucha:
EliminarEncuentro difícil convertir en palabras lo que siento al leerte; y más cuando en tus palabras encuentro unas sensaciones únicas.
Es curiosa la manera en que puedes sentir tan cercana a una persona de la que, en lo físico, te separa un océano. Imagino que nos bañan las mismas aguas, ésas que igualan los mares del tiempo y hacen que el ser humano conserve húmeda su capacidad de desear los que imagina, aunque la realidad sea árida.
Estamos en otoño, me gusta la sensación de renovación que lo acompaña.
Estoy bien, entretenido con ilusiones que van cobrando forma.
Espero que estés con el ánimo tranquilo y la curiosidad avivada.
Un abrazo, Mucha.
Me pasa lo mismo
Eliminar. Tus letras siempre tienen respuesta a mis preguntas.
Nos conocemos como letras
,como sentimientos de un vivir que muchos no expresan
por miedo a ser juzgados....
Sin saber que los únicos juzgados son los que juzgan
El otoño es Miami sigue caliente
.Se espera un refrescar de los dias mañana domingo.
Gracias por tu apertura intelectual en mi blog
:)
Always
Buenas tardes, Mucha:
EliminarGracias por siempre a ti. Ayer, la lectura de tu comentario me animó a volver al blog. Y al visitar el tuyo y encontrarme con tu texto, tan conciso en palabras como ilimitado en sensaciones, mi teclear se convirtió en un torrente.
Es curioso que nuestras similitudes también afecten a nuestras ciudades: para hoy, los jueces en meteorología anunciaban un refrescar de los días, pero ya ha llegado la tarde y el sol sigue brillando por mi ventana.
Un abrazo, Mucha.
Qué recuerdos tan bellos y entrañables. Esa inocencia, al leerte, parece que siga intacta. Me cautivó tu recuerdo de ir al río a cazar ranas... Yo también iba a cazar ranas con mis hermanos...je, ¡qué tiempos!... Me da alegría leerte, y paz.
ResponderEliminarUn abrazo, Nino. Vaya muy bien.
Buenas tardes, Clarisa:
EliminarDesconozco a qué edad se empiezan a diferenciar en sus juegos los niños y las niñas: de pequeño iba siempre con la pandilla de amigos de mi hermana (bueno, en realidad mi madre no se fiaba mucho de que volviera a casa de una pieza si no lo hacía de la mano de Marta) La playa estaba lejos para ir en bici, pon que unos 6 kmts; así que nos íbamos a un río cercano y muy poco caudaloso. En mi época de “cazador de ranas” pillé bastantes irritaciones cutáneas, pues no me lavaba las manos y en algunos me salían sarpullidos. Mi madre reñía a mi hermana, ella no me dejaba acercarme a las ranas, entonces yo les tiraba piedras, alguna acababa rebotando y dándole a un niño. Mi madre me castigaba. Yo lloraba. Me levantaba el castigo y vuelta a empezar.
Gracias por acompañarme en este paseo por la niñez, Clarisa.
Un abrazo.
Buscan que interpretemos una vida colgada de un hilo de responsabilidades, en esa farsa llamada madurez en la que se espera que salgamos al escenario con la lección aprendida y nos comportemos tal y como se espera de los personajes que se nos asignan. Pero, por suerte, hay momentos en que perdemos los papeles y nos atrevemos a ser aquello de lo que, como escribes, habla nuestra mirada
ResponderEliminarSOS GENIAL
Te mereces toda la felicidad del mundo .
Hay pocos como vos
Si sentir es la antesala de ser, me siento genial en tu compañía, Mucha.
EliminarSoy como soy, ni más ni menos que nadie; pero al leerme en tus palabras, no me cambiaría por ninguna otra persona.
La felicidad, habitualmente intangible, cobra forma en tu compañía.
Paz y bien, Mucha.