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lunes, 11 de marzo de 2024

Hijos del paraíso XI

Jerome Charyn. Movieland. Chapter: “Children of Paradise”

Hijos del paraíso XI

 

Puedes describir a una persona por sus hijos simbólicos.

El mismo Langlois era un monstruo.

Su imperio estaba construido con celuloide, pero con todo fue un imperio. Él le puso sus fronteras. Él era “El señor del Cine”.

Langlois fue un “cabrón maníaco egocéntrico, un magnate a su manera, un magnate chiflado, tan gordo que no podía joder con nadie.

Su único placer fue reinar sobre la noche obscura de las películas...

Era tan monstruoso como Orson Welles, pero con la voz de un castrato, un elefante grotesco que nos insistía en las razones por las que John Ford era un genio. Para sostenerlo, proyectaba una o dos películas de Ford, las más aborrecibles.

Langlois era perverso”.



Comenzó a organizar homenajes a los estudios a finales de los años cincuenta.

“Su tributo a la Paramount duró nueve o doce meses”.

Algunas veces comentaba que “una película norteamericana le debe más al estudio que la engendró que a su director o estrellas”. Langlois alcanzaba el delirio al tratar de diferenciar (el sonido) del trueno de la RKO del de la MGM”.

“La Nueva Ola se lo debía todo. Ni Truffaut ni Godard fueron a escuelas de cine. Nunca trabajaron en un plató.

Aquí nos encontramos con un emperador junto a sus discípulos... San Henri, San Langlois. Siempre estaba sin un duro. Compraba demasiadas películas. Se arruinaba por su museo. Él mismo vivía en un museo. Dormía en la bañera de “Cleopatra” –había comprado la bañera de la película «Cleopatra» de De Mille para la Cinémathèque–...

Al final de su vida se convirtió en un sádico cabrón.

Podía proyectar una película italiana con subtítulos en japonés, y añadiría, ‘ésta es la única copia que tenía. La compré en Manila’. También podría mostrar una “película rusa en versión danesa... No tenía una vida propia. Por todo el mundo se rendía tributo a su genialidad. Pero él me hacía sentir incómodo.

Creó algo monstruoso, pero lo hizo con genialidad. Sus límites se agrandaron demasiado, así que murió”.

 

Movieland: Hollywood And the Great American Dream Culture»; es una obra de Jerome Charyn, publicada por la editorial Putnam ©®.

 

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