Jerome Charyn. Movieland. Chapter: “Children of Paradise”
Hijos
del paraíso X
Le
pregunté a Martens cuándo se había
convertido en hijo de la Cinémathèque.
“Tendría
unos quince o dieciséis años”, respondió.
Martens había vivido en los EE.UU. durante la
Guerra y regresó con su madre a Francia en 1946. Fue una especie de "pequeño norteamericano que se vio engranado
dentro del juego”. Una de las primera películas que recuerda es «El
retrato de Dorian Gray» (1945), –la idea que tenían en MGM de una
novela de Oscar Wilde–.
Todo el
film giraba en torno a un rostro inolvidable. “Dorian”, el joven inglés
diletante, es interpretado por Hurd Hatfield, cuyo aspecto en la pantalla
se asemejaba al de un ángel corrupto; de aire masculino en un momento y
femenino al siguiente, cualquier niño se habría sentido confundido respecto a
la identidad de “Dorian”.
En la
película, “Dorian” se mantiene joven mientras su retrato envejece en su lugar.
Esto es doblemente confuso, pues no sólo tenemos un fantasma en la pantalla,
con un lado masculino y otro femenino, sino que nuestro fantasma, “Dorian Gray”,
también tiene su propio fantasma, el cual envejece en su lugar y en el nuestro.
La mayor
parte de la obra está rodada en blanco y negro, lo cual resalta las sombras
sensuales y perversas de la cara de Hatfield,
podemos sentir su corrupción, sus expresiones amaneradas, como de muñeca, su
voz monocromo.
La escena
final está rodada en tecnicolor: Dorian, harto de su juventud, raja el retrato
y se cae al suelo. Envejece inmediatamente y muere, con lo que su retrato
recupera su juventud.
A Martens lo aterró tremendamente esa
doble conversión. Tendría unos cinco o seis años, y todo ese color tan chillón
lo horripiló.
A finales
de los años cincuenta, Martens
conoció “a un entusiasta de las
películas, Fred Jung, un orondo rubio de Luxemburgo... un auténtico chalado del norte.
Luxemburgo no existe.
Nadie ha estado allí. Es un país tan pequeño
que nunca nadie ha conocido a alguien de allí (salvo a Fred Jung).
Es un lugar más mítico que Mónaco.
Jung se lanzó al mundo de las películas. Encontró su destino,
éste consistía en ver películas. ¿Pero cómo puede uno ir por la vida viendo
películas?. Creó la Cinémathèque de Luxemburgo. Fue a ver al primer ministro de
la ciudad fantasma de Luxemburgo.
‘Tenemos museos’, le dijo. ‘Necesitamos una
filmoteca’. Construyó su propia filmoteca.
Él viaja por el mundo viendo películas seis
meses al año. Desentierra viejos rollos de películas. En la actualidad atesora
algunos de los tesoros más escasos del mundo del cine. Viajó a Klondike, donde
se encontró por casualidad una ciudad fantasma, y descubrió, congeladas, copias
de producciones de Hollywood realizadas en 1915, 1916 y 1920, obras que se
daban por desaparecidas.
Sufrió una especie de frenesí compulsivo.
Siempre hay una nueva película que encontrar para el país pequeño más rico del
mundo”.
Fred Jung
es sólo “otro de los monstruosos hijos de Henri
Langlois.
Movieland: Hollywood
And the Great American Dream Culture»; es una obra de Jerome Charyn, publicada
por la editorial Putnam ©®.