Hola, amable
leyente:
Confío en
que este año que acaba de comenzar te resulte estimulante en su sencillez –que
en la vida, a diferencia de lo que ocurre con los puzles, nadie disfruta afrontando
lo complicado–. Disfrutar de la magia de lo sencillo, de esas pequeñas cosas
que engrandecen lo cotidiano, sólo requiere de nosotros mantener viva nuestra
capacidad para ilusionarnos ante lo estimulante en la realidad y lo
esperanzador del deseo.
En nuestro
quijotear diario por las tierras de lo cotidiano, debemos evitar vulgarizarlo
como ordinario y autoengañarnos pensando que los molinos que vemos son
monstruos gigantescos. Pero sí necesitamos autoentregarnos en confiar en que dentro
de cada molino more una experiencia inolvidable, algo que recordaremos y cuya
evocación pública nos alejará del olvido al acercarnos a la memoria ajena.
Escribir
textos para este blog es pasa mí una experiencia inolvidable. El que tú los
leas, amable leyente, convierte estas fabulaciones sencillas en narraciones extraordinarias.
El que tú mores en sus estancias impide que este cobijo creativo se desmorone
cual casa de los Usher.
Gracias.