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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

sábado, 31 de octubre de 2009

Avatar: el encanto de lo azul sin ser pitufo


¡Ñam! ¡Ñam!
¿Qué haces el viernes 18 de diciembre a las 22.30?
Yo, mi, me y conNino, estaremos viendo la peli de Jaime Camarón.
¿Nos acompañas? Esta vez prometo no confundirme al ir a cogerte las palomitas.

Mientras tanto, aquí os dejo un nuevo avance de Avatar.

Las fotos de Sigourney están escaneadas de la revista cinematográfica inglesa Premiere. (Caesar quid Caesar est)

¡A vivir!


Nino pulsaría aquí

viernes, 30 de octubre de 2009

PAUL NASCHY, LA MÁSCARA DE JACINTO MOLINA

Os adjuntamos la siguiente nota de prensa sobre el lanzamiento y presentación del libro Paul Naschy, la máscara de Jacinto Molina. Os rogamos que le deis la mayor difusión posible.



Muchas gracias.

Scifiworld.



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PAUL NASCHY, LA MÁSCARA DE JACINTO MOLINA

Scifiworld publica la obra más completa realizada jamás sobre la figura de Paul Naschy.



Paul Naschy nació en
La marca del hombre lobo, una película de 1968 que marcó un hito en la historia del cine fantástico español y europeo. Detrás de ese seudónimo se escondía Jacinto Molina Álvarez, un levantador de pesas, escritor, dibujante y actor que con el tiempo dirigiría sus propias películas y sería reconocido a nivel mundial como maestro del fantástico y del terror.



En los más de cuarenta años transcurridos desde el estreno de la película, han sido varias las ocasiones en que Jacinto se ha despojado de la máscara de Naschy para hablar de su vida, pero nunca de forma tan completa y sincera como en este libro.

Tras más de 60 horas de entrevistas con el cineasta, Scifiworld publica Paul Naschy, la máscara de Jacinto Molina, un volumen con más de 600 fotografías en el que los aficionados al cine de Paul Naschy podrán encontrar la obra más completa jamás editada sobre su figura.

Escrito por Ángel Agudo, Paul Naschy, la máscara de Jacinto Molina aborda de una manera única y detallada la vida del cineasta. Desde su nacimiento hasta sus logros más recientes, su vida deportiva, sus comienzos en el cine, el nacimiento del mito...



El libro se completa con una
filmografía comentada por Ángel Gómez en la que da cuenta de todas y cada una de las películas, cortometrajes, series, obras de teatro, etc. en las que ha participado Paul Naschy.



Además
Paul Naschy, la máscara de Jacinto Molina cuenta con la colaboración de Sir Christopher Lee que aporta, en un apasionado prólogo, sus impresiones sobre su amigo y colega.



SOBRE LOS AUTORES



Ángel Agudo Vázquez


Licenciado en Comunicación Audiovisual por la UEM y diplomado en guión por la ECAM. Ha trabajado en la redacción de Academia. Noticias del cine español y actualmente compagina trabajos como guionista y la escritura de una obra de teatro con colaboraciones en
Rock is Roll y Scifiworld.



Su devoción por el fantástico español se remonta a la primera vez que fue al cine, cuando en una sala de Carabanchel vio Serpiente de mar, una película de Amando de Ossorio en la que -casualidades del destino- Paul Naschy prestaba su voz.

Ángel Gómez Rivero



Escritor especialista en literatura y cine fantástico, es autor de los ensayos
Drácula en el cine, Christopher Lee: El regreso de las tinieblas, Fantaterror italiano, La marca del hombre lobo, La marca del vampiro, La marca de la momia, Drácula versus Frankenstein, Casas malditas: La arquitectura del horror, El vampiro reflejado y Cine Zombi.



Novelista, incansable conferenciante y organizador de eventos cinematográficos, es profesor titular de la Escuela Politécnica Superior de Algeciras y, asimismo, dirige el Aula de Cine EPSA de la Universidad de Cádiz (UCA).



CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS



Tamaño 170 x 240 mm

448 páginas

Más de 600 fotografías en color y B/N

Cubierta rústica con solapas de 300 grs.

Encuadernación cosida

Páginas interiores 150 grs. mate

PVP: 25 ?


HTML Message ----------------------------

Para más información:



SCIFIWORLD

www.scifiworld.es

press@scifiworld.es



martes, 27 de octubre de 2009

Sus montañas y mi locura 001


Hola, este relato forma parte de la antología «Nada ha sido probado», disponible en Amazon por 0,99 €.

Gracias.



. Nino Ortea. Gijón, 27-X-09

domingo, 25 de octubre de 2009

Érase un dios a un martillo pegado 1/4

El presente artículo está basado en una relectura partidista de los primeros 25 números y dos anuales del cuarto volumen —que no mundo— de la serie El poderoso Thor, en su ya caduca explotación por parte de la editorial Planeta. A falta de rayos y truenos, el repaso de estas páginas me ha proporcionado tranquilidad y buenos alimentos.
Emociones fuertes buscarlas en otra composición.

Born Again


Una de las decisiones menos afortunadas que Marvel ha tomado en su laaaaaaaarga historia de laudos inlaudables fue aprobar Heroes Return; proyecto consistente en cerrar varias colecciones clásicas con bajo nivel de ventas, relanzándolas con nueva numeración y absurda fe ciega en algunos de los hijos pródigos de la editorial. Vamos, algo tan ridículo como confiar en que Espinete deje de pincharte cuando lo abrazas; ¿acaso no es un puercoespín, pues siempre te acabará pinchando?



Si existe un registro de partos artísticos desafortunados, el propiciado por Jim Lee y Rob Liefeld encabeza los realizados en el paritorio de los Cómics. El origen de héroes y villanos fue alterado y, pese a la presencia de autores como James Robinson o Walter Simonson, el todo vale con tal de vender impulsó este despropósito al precipicio editorial; alud que afectó doblemente a Thor como personaje y como colección.
En su condición de miembro del grupo Los Vengadores, experimentó un revivir indigno tanto de un dios como de un mortal. El Dios del Trueno reapareció en el primer número de “The Avengers” (Vol. II), colección en la que Kurt Busiek lo presentaba habitualmente como un ser de mucho músculo y poco cerebro; uno de esos zorolos que tanto les gustan a las estudiadas chicas estudiosas.

El asgardiano no contó con serie propia que mal contara sus gestas; retomándose el título de ”Journey Into Mistery” —colección en la que el asgardiano dio sus primeros martillazos en el número 83— que continuaba la numeración de la serie en la que había caído ante Onslaught (502). Planeta publicó los trece números de este proyecto de Thor sin Thor, en formato comic-book y como serie limitada (Los dioses perdidos).
Tom DeFalco y los Deodato Studios desarrollaron una trama apuntada con anterioridad: Odin, temeroso de que el Ragnarok acabase con los dioses, les asignó identidades mortales, y los envió la Tierra inconscientes de su condición divina. Contaba con la ayuda de su hijo para, una vez pasada la amenaza, poner en orden las cosas; pero su retoño, tan dado a proteger a Midgard, acudió en defensa de ésta desapareciendo en el citado combate frente a Onslaught.

El protagonista de estas aventuras es un Odin sin poderes y convertido en acólito de Baco, quien verá cómo una siniestra organización intenta eliminar a los desmemoriados asgardianos. Por lo que se convierte en un barrigudo ”YamesVón” que combate amenazas “spectrales”.
La serie protagonizada por la deidad nórdica se retrasó en medio año respecto a las de sus compañeros de exilio; quizás por aquello de que en la peluquería no acababan de dar con el tinte apropiado para las mechas de su poblada melena. Dan Jurgens fue seleccionado como guionista; siendo polémica desde el principio su elección. No era el candidato inicial —Walter Simonson rechazó el ofrecimiento—, y su propuesta compitió con las de guionistas más valorados, como el supravalorado Peter David.

El pasado editorial de Jurgens —marcado por su vinculación con La muerte de Superman, o el intento desmedido por redefinir el Universo DC en Hora Cero— y su vínculo con Rob Liefeld —uno de los personajes más controvertidos de la Industria del tebeo— tampoco contribuían a garantizarle una agradable acogida.



Érase un dios a un martillo pegado 2/4


Los temores de muchos aficionados aumentaron al finalizar el primer número, con un Dios del Trueno presumiblemente muerto al igual que el kriptoniano al que la gente confunde con un pájaro. Los recelos del autor de este artículo estallaron en el segundo episodio, al recibir el héroe una nueva identidad mortal: “¿¡La madre que lo parió, otra vez me lo van a poner lisiado, embarbado y enamorado!?”, gritó desde su trono de roca el estreñido Nino Ortea.

¿Era posible que en dos episodios Jurgens convirtiese su proyecto en un ragnarok editorial?
La recuperación de personajes y situaciones impregnaba la serie de una aroma rancio; máxime cuando el difuso periodo en que Ron Frenz y Tom DeFalco comiquearon al galán, había agotado la viabilidad de enfoques revivalistas.
Todo apuntaba a que el atractivo de la serie recaería exclusivamente en el dibujante John Romita Jr., quien prescindía del desafortunado aire a vicetiple de Locomía —ideado por Mike Deodato– que había avergonzado al dios en su etapa postrera, y le devolvía la majestuosidad y esplendor propios de una deidad que camina entre mortales. La serie fue progresivamente alcanzando un interés que convierte su lectura en fuente de entretenimiento y diversión. Incluso ahora, que para divertirme me basta con pensar que luego volveré a verte.


Dioses Oscuros

Marvel apoyó el regreso de Thor (julio, 1998) con la publicación del primer número con cuatro portadas diferentes; editándose en septiembre este episodio sin el entintado de Klaus Janson. Parece ser que la editorial planeaba reproducir directamente los dibujos de Romita, idea finalmente abandonada por limitaciones técnicas.
Nota a los curiosos —para las curiosas, un beso—: los números entre paréntesis tras personajes o situaciones, indican los episodios en los que éstos aparecieron u ocurrieron por primera vez en la serie regular.
Un secuestrador —que dice ser Heindall (85)— logra que Thor lo lleve a las ruinas de Asgard; unos militares descargan un contenedor; mientras es presentado el enfermero Jake Olson, y Hela (102) recibe una esperanzadora profecía. Thor deja al falso Heindall, al cuidado de Jane Foster (84), ahora doctora; para acudir en ayuda de Los Vengadores (101) frente al Destructor (118), quien ha cobrado vida apoderándose del espíritu del militar al mando de la descarga del contenedor.
Envuelto en el fragor de la batalla Thor no repara en Olson —quien está arriesgando su vida para salvar a una herida— provocando involuntariamente la muerte del paramédico antes de ser el mismo quebrado por su enemigo.
Un enigmático Marnot impide que el vengador reciba el frío beso de Hela, y condiciona su regreso a la Tierra —donde la Bruja Escarlata (109) mantiene el último hálito del héroe— a que éste comparta su existencia con Olson. Tras enviar al limbo al Destructor, el dios comprobará la dureza de la vida cotidiana de un mortal: trabajo estresante, relaciones complicadas y secretos asfixiantes.
Una deidad marina (120) necesitada de consorte complica la vida del asgardiano cuyo Mjolnir comienza a rebelarse; acudiendo en su rescate Namor (112), experto en eso de enamorarse de quien de él no se enamora. En Asgard, sobriamente reconstruido, asistimos al diálogo de unos seres que buscan capturar al último asgardiano: el Dios del Trueno. Aparece en escena Hércules (125), tras los destrozos que aderezan estos reencuentros, ambos viajan al Olimpo, donde Thor espera contar con el apoyo de Zeus (124). Encontrándose un panorama desolador, del que olímpicos culpan a asgardianos.

La dificultad de las relaciones paterno-filiales vuelve a florecer al apoyar Hércules a su amigo, quien clama la inocencia de su estirpe, frente a su padre. En Asgard otro progenitor doliente, Odin (85), conoce la identidad del enemigo, Los Dioses Oscuros, y la causa del enfrentamiento divino: el rencor de una mujer despechada. ¡Ah, las mujeres!




Érase un dios a un martillo pegado 3/4


Planeta publicó el número 8 de Thor dentro del Spiderman (vol. III) #2, aprovechando que este episodio continuaba en Peter Parker: Spider-man #2.
Los Oscuros descubren a Thor —al que su padre y Balder (85) daban por muerto— y atacan Nueva York. Tras enfrentarse a Replicus (141) e intentar que Orikal (138) le desvele lo que está ocurriendo, será Marnot quien le hable de Los Dioses Oscuros. Perrikus, contrapartida tenebrosa de Thor, logra que éste vaya a Asgard tras amenazar a Lady Sif (102). 
En el combate Perrikus parte el Mjolnir (118), provocando la fuga del dios antes de convertirse en hombre. Recuperado el martillo, acude al Destructor, solicitando la colaboración del humano que mora en la armadura; a ambos se unirán Hércules, Los Tres Guerreros (119) y Replicus. ¡Llega la hora de las tortas!
Liberado Asgard, Marnot desvela su identidad, resultando ser Hescamar, el cuervo de Odín.

Dioses Tozudos

A la altura del número 13—y quizás por aquello de la mala suerte—las cosas se ponían difíciles para Jake; a su complicada relación con Hannah, y la hija de ésta, se unía su condición de sospechoso de tráfico de drogas. Su compañero paramédico —Demetrius— se revela como un policía que lo investigaba. Las desapariciones de Jake para solventar amenazas interestelares no ayudan a clarificar los problemas. Mientras en su identidad endiosada se enfrenta —junto a Iron Man (101)— al Hombre Absorbente (114), su martillo queda incrustado en una pared. Y de allí no hay quien lo saque.
Transformado en mortal recibe el ataque de uno de Los Encantadores (143), cuyo espíritu anidaba en el interior del rebelde Mjolnir. La inclusión del anual 1999 como número de la colección permitió a la edición española ponerse a la par con la yanqui; escrito y dibujado por Jurgens y entintado por Janson, se desarrolla entre el final de Heroes Return y el comienzo de la serie.Thor cuenta a Los 4 Fantásticos (109) su enfrentamiento con Dr. Muerte (182) en un planeta donde el asgardiano intimó con Ceranda, hechicera asesinada por Muerte y llamada a implicaciones póstumas en la trama.

Odín, antes de ser atacado por dos de Los Encantadores, envía a Los Tres Guerreros en auxilio de su hijo; mientras éste, ayudado por Jane, huye de la policía. Aprovechando que Odin lucha en otra dimensión, Loki (85) suplanta a su padrastro (454). Thor se enfrentará a Juggernaut (411) —episodio perteneciente a la saga El octavo día— y ayudado por La Bruja Escarlata auxiliará a su padre; mientras buscando inculpar más a su hermanastro, Loki acude a Mefisto (180) pidiéndole que envíe al verdadero Olson –alma en pena en el Infierno– al averno llamado Nueva York. Derrotados Los Encantadores, comienza la búsqueda de El Elegido por parte de Thanos (471), ayudado por Mangog (154), en su intento de desencadenar el Armagedon.

Thor lleva a Jane ante un Odin (136) traicionado por su visir (180), sirviente de Thanos. Jane se reencuentra con una herida Sif con la que compartió cuerpo (236). El anual 2000 recoge en una historia, dibujada por Jerry Ordway, el final de la trama Olson.
Thor, con la ayuda de Matt Murdock, urdirá una historia de hermanos gemelos —recurso habitual en Daredevil— para justificar la presencia de dos Jakes en la ciudad. Odín castigará a Loki confinándolo en el cuerpo del encarcelado Olson. En la segunda historia —ilustrada por José Ladronn, autor de la portada del número 14— El Registrador (132) nos cuenta el ataque de Thanos a Los Colonizadores de Rigel (131).
Thanos consigue la última pieza de su mecano –El Elegido– a quien Thor, ayudado por El Registrador y El Señor del Fuego, intenta liberar. Odín le encarga al herrero Jagrfelm una armadura indestructible para su hijo; enfundado en ella, Thor logra anular la amenaza y todo parece volver a la calma. 
Aunque la solución del conflicto acarreará uno de superiores dimensiones... pero esa es otra historia, y Romita no fue el encargado de contarla.






Érase un dios a un martillo pegado 4/4

Luces y sombras




Trabajar con un personaje que en agosto de 2010 cumplirá cuarenta y ocho años de trayectoria editorial, condiciona a Jurgens y Romita.
De hecho, los guiones de Jurgens presentan más altibajos que mis cardiogramas al verte. Aunque, en general, la trama heroica está bien tratada y resuelta.
Los personajes recuperan su lenguaje arcaizante, y los dioses muestran altanería al tratar con los humanos. Vamos que supongo que Jurgens se inspiró en las imágenes que un viernes noche se pueden ver en cualquier bar, pub o chigre; donde la presencia femenina es tratada como advenimiento divino por los solitarios rijosos.
No faltan personajes que niegan de la existencia de los Dioses Nórdicos, y por lo tanto tal condición en Thor, que en muchos casos es más valorado como supersemental que como superhéroe. Jurgens muestra a los dioses refiriéndose a una deidad superior, evitando conflictos con las religiones institucionalizadas. Algo muy importante en un país en cuya moneda de curso legal se asevera su confianza en Dios.
La colección aparece hilvanada como una serie río, en la que detalles inadvertidos se convertirán en cruciales con el paso de las páginas. Se recuperan subtramas clásicas como el malestar de Odín respecto al mimo que su heredero presta a Midgard, y se barnizan otros relatos —Los dioses oscuros— con tonos atávicos.
La subtrama centrada en la identidad mortal flojea tanto como mi pulso al verte; pues su desenlace desentona de los planteamientos previos: el Olson heroico, que sacrifica su vida por una desconocida, resulta un amoral narcotraficante; su compañero negro, presentado ambiguamente, deriva en ético policía. ¿Qué hacia el nóbel Barack Obama leyendo tebeos de Conan en lugar de disfrutar de las gestas de este sidekick afroamericano? ¡Qué el cielo lo juzgue por éste, el menor de sus pecados!
En una época en la que el conocimiento enciclopédico de Kurt Busiek o Mark Waid despierta admiración en muchos aficionados, Jurgens demuestra cualidades para jugar en la misma liga de guionistas.
John Romita Jr realiza un dibujo impresionante; sólo superado por lo grácil de tu silueta.
Lo mismo en los escenarios urbanos que en los asgardianos, su trabajo con fondos y decorados es funcional y expresivo. Tanto en viñetas sobre bases lisas como elaboradas, logra dar volumen a la figura humana, sin que el entintado de Klaus Janson y de Dick Giordano —éste en los tres últimos episodios— adultere su trabajo.
El uso expresivo de encuadres y angulaciones, el empleo descriptivo de las viñetas, y el tratamiento narrativo de las páginas, distinguen el trabajo de Romita del de los otros ilustradores de la serie:
John Buscema —capítulo 8— entintado por Jerry Ordway, y Lee Weeks —15— realizan unos episodios soberbios. Mientras que bajo los lápices de Mike McKone y Mark McKenna —entrega 13—los personajes presentan cierto elefantismo. Tanto Jurgens —14— como. Michael Ryan —19/20— logran ilusionar al lector con la sensación de que cualquiera puede ser dibujante de cómics. Y en los tiempos que corremos, eso de abrir un tebeo y encontrar una posibilidad de trabajo es algo impagable.
Andy Kubert o Barry Windsor-Smith son nombres asociados a los capítulos siguientes, episodios que mantendrían a Thor como una de las series clásicas más interesantes de Marvel. Después el despropósito se apoderaría de la colección… Pero, lo bueno de tener memoria selectiva es que hace tiempo que he olvidado esas páginas.
A estas alturas me arrepiento de muchas cosas, pero sobre todo de las que no me atreví a hacer. Así que, querido lector, no me seas ninortea y no dejes que tus prejuicios te impidan leer una gran historia en viñetas.
© Nino Ortea. Gijón, 25-X- 09

viernes, 23 de octubre de 2009

Salón del Cómic de Getxo 2009


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Raúl Sastre —traductor, coordinador editorial y compañero en la fabulación creativa— ha tenido a bien facilitarme la siguiente información sobre algunos de los invitados al próximo Salón del Cómic de Getxo.
Junto a Paco Roca —hacia quien ya en su momento transmití mi admiración por su obra El Faro— o Salvador Larroca —reciente premio “eisner” al mejor dibujante en serie de continuidad por su trabajo en The Invencible Iron Man—, contará con la presencia del británico David Lloyd, a quien tuve el placer de escuchar en una charla con motivo de su presencia en Gijón, invitado por la organización del Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias. Festival que aún persiste pese a los vientos y mareas avivados en su contra.
Cualquier excusa es buena para viajar, aunque sólo sea el placer de estar contigo. Pillaros un mapamundi de Bilbao y a disfrutar como enloquecidos.



©Nino Ortea Gijón, 23-X-09






DAVID LLOYD Y DAVE MCKEAN, EN EL SALÓN DEL CÓMIC DE GETXO
También participarán artistas como Paco Roca, Salvador Larroca,
Pascual Ferry y Víctor Santos, entre otros
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La octava edición del Salón del Cómic y Manga de Getxo, que se celebrará del 27 al 29 de noviembre en los barrios de Las Arenas y Romo, contará con la participación de los populares creadores británicos David Lloyd y Dave McKean. Junto con ellos también estarán en el salón autores como Paco Roca, Salvador Larroca, Pascual Ferry o Víctor Santos, a los que se suman también artistas como Juan Carlos Eguillor o Purita Campos. Estos dos últimos recibirán un homenaje en Getxo por su trayectoria profesional.
David Lloyd se inició en el mundo del cómic a finales de la década de los 70, trabajando en diversas series para la filial de la editorial Marvel en el Reino Unido. A petición de la revista "Warrior", creó junto al afamado autor Alan Moore "V for Vendetta" ("V de Vendetta"), un exitoso trabajo que le aportó fama mundial cuya publicación se inició en la citada revista y que pasaría después a manos de DC Comics, siendo recopilada posteriormente en formato de novela gráfica.
Junto a Alan Moore ha trabajado también en Doctor Who Magazine durante los años 80, y en 1982 realizó "Time Bandits" para Marvel. Posteriormente, ha colaborado con artistas de la talla de Grant Morrison o Garth Ennis en la serie "Hellblazer", para la línea Vertigo de DC Comics, y también ha ilustrado la mini-serie "The Horrorist", junto a Jamie Delano, con el que colaboró también en "The Territory". Hay que destacar también su trabajo en "War Story", en colaboración con Garth Ennis y en "Global Frequency", junto a Warren Ellis, para el sello Wildstorm. Entre sus últimos trabajos, hay que citar la novela gráfica "Kickback".
Por su parte, Dave McKean (1963, Maidenhead), es uno de los ilustradores y diseñadores más afamados del Reino Unido. Su popularidad se debe, en gran medida, a su colaboración con el célebre guionista Neil Gaiman. McKean ha ilustrado muchas de las historias de su compatriota, como "Casos violentos", "Orquidea negra", "Signal to Noise" o "Mr. Punch", entre otras, sin olvidar sus portadas para la conocida serie "The Sandman" o su trabajo en la novela gráfica "Batman: Arkham Asylum", junto a Grant Morrison.
Entre 1990 y 1996, McKean guionizó e ilustró los diez números de "Cages", una ambiciosa novela gráfica que vio la luz en 1998 acerca de la creatividad y los artistas, influenciada estilísticamente por autores como Alberto Breccia, José Antonio Muñoz o Lorenzo Mattoti.
Además de sus trabajos en el mundo del cómic, McKean ha alcanzado también una gran popularidad ilustrando libros, portadas de discos e incluso varios sellos para el servicio postal británico. Además, en 2005 debutó como realizador cinematográfico en el Festival de Cine de Sundance, con "MirrorMask", un filme guionizado por Neil Gaiman.



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GETXOKO KULTUR ETXEA /
AULA DE CULTURA DE GETXO
Villamonte, A-8
48991 Getxo-BIZKAIA

Tel.: (+34) 94 491 40 80 / 94 431 92 80
Fax.: (+34) 94 431 92 84

martes, 20 de octubre de 2009

Vidas subrogadas 1/3

En lo que va de año 2009 —y a la espera de que el 18 de diciembre, vaya a ver el estreno del filme Avatar (James Cameron), obra también centrada en cómo la Técnología nos permite reencarnarnos en Ares y Eros—, las películas que más me han llevado a reflexionar sobre mi percepción de lo Real han sido dos enmarcadas en el género de Ciencia fición (Terminator: Salvation y Los sustitutos) escritas por el mismo equipo de guionistas: Michael Ferris y John D. Brancato.
Los Sustitutos es una desatendida traslación al ¿celuloide? de la miniserie de 5 entregas The Surrogates, editada en formato comic-book en 2005 por la editorial yanqui Top Self. La obra es una idea original del guionista Robert Vendredi y del dibujante Brett Weldele; quienes en julio de este año han publicado una novela gráfica —The Surrogates: Flesh and Bones ambientada cinco años antes de los sucesos narrados en la película.
Si quereis conocer más detalles en lo relativo a lo que acompañó la compra de los derechos cinematográficos por parte de los estudios Disney, os aconsejo que leais este post de Eddie Campbell; quien, por cierto ya me había sugerido la lectura de los tebeos al poco de su salida.


Por mi parte, sólo indicaros que el recopilatorio de la miniserie se encuentra editado en España por Glenat, en su línea Popcorn. Os haya gustado o no la peli, lo narrado en viñetas es otra cosa; y su lectura resulta muy aconsejable para ojos desacomplejados.

De cara a la conversión de unos modestos tebeos en una superproducción jolivudiense, desde Touchstone —ya sabeis una de las marcas de Disney cuando no quieren hacer el pato— se optó por encargárgesa al equipo creativo que había firmado la fallida Terminator 3 (2003).

Jonathan Mostow es un director bamboleante, cuya trayectoria oscila del muy interesante telefilme Them (2007) con la inconmensurable Tricia Helfer, a la aguada U-571 (2000). Incluso ha desarrollado una miniserie de comic-books —The Megas— para el sello Virgin Comics.

El bloque formado por los escritores Michael Ferris,y John D. Brancato es igual de fluctuante. Desde que se conocieron en la universidad de Harvard, han pulido joyas y engarzado bagatelas: La Red (1995), The Game (1997), Catwoman (2004) o Terminator Salvation (2008) figuran entre sus logros y malogros; junto a episodios para las series televisivas como Matrimonio con hijos o AEon Flux.

A estos tres mosqueteros se une un d’artagnan encomiable: un Bruce Willis en estado de gracia a la hora de encarnar a un personaje atrapado entre la Realidad y el Deseo, cuya interpretación justifica de por sí el visionado de la película. Incluso puede que no falten vivaraces que vean en el reencuentro de Willis con Ving Rhames —tras su conocimiento carnal en Pulp Fiction (1994)— la excusa perfecta para ir a ver esta producción.

Por cierto, y en plan morboso, a mí me apetecía volver a saborear a Radha Mitchell, tras la auténtica decepción que fue verla en Melinda & Melinda (2004). No está tan resolutiva como en Pitch Black( 2000), pero vuelve a desarrollar emocionalmente un papel físico.







Vidas subrogadas 2/3


-->La trama de la película podría ser la siguiente:
En el año 2054, la mayoría de los humanos optan por quedarse en tumbados en casa mientras sus simbiontes —previamente comprados a una multinacional— no sólo acuden por ellos al trabajo, si no que asumen todas sus tareas sociales, incluso las placenteras.
Más altos, más guapas y eternamente jóvenes las idealizaciones personales encarnadas en chips, acero y latex,lo mismo van de compras que de putas en este Brave New World.
El nuevo orden poblado por superseres, es contestado por una minoría que se resiste a la presión social para que acepten que sean sus subrogados quienes asuman la totalidad de las funciones ¿humanas?, y ellos —gordos, calvos y feos— se queden en casa conectados a La Red. En respuesta a esta proliferación del “buen rollo” social y del hedonismo estético —acompañados por una drástica disminución del delito, dado que los que mueren son maquinitas— surgen movimientos radicales que instan a la revolución armada de los biológicos frente a la dictadura de los avatares.
De repente, una noche, mientras dos maquinitas intentan curiosear en sus respectivos agujeritos, un desconocido las electrocuta; y para sorpresa de todos —menos del asesino, supongo— también mueren los humanos conectados a ellas desde sus santas casas.
El F.B.I. asume el caso, y el hecho de que una de las víctimas sea el hijo del creador de los subrogados no pone fácil el arranque de la investigación.
Pese a encontrarnos con una superprodución de ambientación futurista, protagonizada por una estrella del cine de acción, la película no es una mera sucesión de escenas espectaculares. Aunque, por desgracia, viene a ser una nueva manifestación del “puedo y no quiero” que caracteriza la filmografía de director y guionistas, condenados a ser eternas promesas pese a lo dilatado de su carrera.
El cuidado diseño de producción se manifiesta en escenas como aquellas donde vemos desmenuzar los armazones de los simbiontes; pero es descuidado a la hora de mostrarnos algo tan significativo como las casas de los humanos, únicos hábitats vitales alejados de la fria perfeción robótica.
La narración es lineal y acompasada, basada en el uso de planos extendidos y escenas progresivas. Lo cual resulta muy gratificante al libaranos de las sacudidas visuales a las que nos tiene acostumbrado el cine “espectacular” tras esa maldición fílmica llamada Michael Bay quiere a Jerry Bruckheimer, que ha ocasionado una nauseante sucesión de planos cenitales, tomas multiángulo y escenas que parecen rodadas por El correcaminos.
Pero, Mostow vuelve a sembrar dudas sobre su valia, pues en muchas de estas secuencias se olvida del valor narrativo de la imagen, supeditando el avance de la acción al desarrollo de los diálogos. Su poca agilidad en el manejo de la steady-cam es sorprendente dado que su incorporación a la gran Industria vino de la mano de la abigarrada U-571, ambientada entre submarinos y cubículos.
La desigual factura técnica, va a la par que el renqueante desarrollo de algunos personajes, que parecen más pensados para una continuación de la buñuelana El ángel exterminador que para una peli de robots exterminados.
Por fortuna, el enorme Bruce Willis vuelve a bordar su papel de héroe quebradizo. Su eterno aire melancólico —que sopla incluso en las escenas centradas en su suplente plástico— le da gran consistencia la hora de dotar de verosimilitud a sus aciones finales.
Su distanciamiento de las gestas de los sustitutos actua como una metáfora de la figura del espectador de cine, quien proyecta sus sueños en las imágenes proyectadas por el proyector, pero es consciente de que asiste a un acto de proyeccción. También funciona como un acercamiento a la mayoría de personas que se incorporan a las tendencias tecnológicas cuando éstas se convierten en obligaciones sociales; pues salir a la calle poblada de seres metálicos e invulnerables, embutido en un chásis de carne y huesos, es tan suicida como proclamar desnudo tu odio racial en pleno Harlem.
Aunque, todo esto de la imposiciín a la fuerza de la tecnología es puro delirio. De hecho, debe ser resultado de mi querencia al dislate el que afirme que en estos momentos, y no estamos en el 2054, ¿verdad?, el Ayuntamiento de mi ciudad, insta al uso de las “tecnologías de la información” mediante el resorte de hacer disponibles ciertos servicios ciudadanos sólo en Internet; a la vez que fomenta el uso de una “tarjeta ciudadana” que llevará una firma digital controlada por el “Consistorio”.




Vidas subrogadas 3/3



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Dejándome de películas personales y volviendo a Los sustitutos, pese a su total alejamiento de la historia plasmada en los cinco cómics que la inspiran —en los tebeos, por ejemplo, los investigadores son dos hombres—, el guión es su parte más solida.
Bajo la excusa de hacer ficcción y ambientar su historia en coordenadas inexistentes, los creadores reflexionan sobre la condición humana sin las cortapisas de algo tan mutable como la Realidad —esta peli se planificó en momentos de bonanza económica, se rodó en plena crisis y se ha estrenado en una incipiente recuperación—.
El tema central de la superprocucción —más que el del cómic— es lo paradójico de las relaciones sociales, en las que nuestra inseguridad y ganas de gustar nos llevan a aparentar ser otros. Este buscar ser otra persona para ser aceptado como uno más, ha alcanzado un nuevo nivel en Internet, donde desde nuestra casa podemos adoptar los avatares que creamos convenientes, e incluso residir en mundos virtuales como Second Life que nos permiten transgredir normas sociales autoimpuestas.
Más de uno ha descuidado una relación real por la cercanía de un “amigo” internaútico. Hablado durante horas por el Messenger mientras silenciaba a su pareja. Abierto un blog para reafirmarse ante desconocidos…
Por otro lado, está la necesidad de sentirse amado.
Dicen que no hay nada peor en la vida que enterrar a un hijo. En Los sustitutos se hacen eco de este dicho. No tengo hijos, luego no viviré esa pesadilla. Pero, en mi ignorancia emocional, creo que es aún es peor enterrar a diario tu amor. Pasar cada día frente a una puerta que oficia de lápida de la pasión inmortal que sólo siente un corazón.
The Surrogates nos presenta un nirvana en el que todos podemos ser dioses si deshumanizamos nuestros sentimientos. Un olimpo en el que es fácil transmutarse en cisnes para yacer con vestales.
Al igual que el personaje que interpreta Willis, prefiero ser un mortal sometido al capricho de los dioses y flanqueado por los talones de aquiles de mis sentimientos. Como él, si no me siento amado no quero ser desado.
Y si en un momento pudiera oficiar de señor de la creación, mi corazón de kriptonita marcaría mi decisión: ningún futuro me interesa si no lo comparto con quien es mi presente.
Yo tampoco quiero ser ningún superhombre, sólo el nombre que le haga sonreir sobre mi hombro.
Para ese sentimiento no hay placebo.
Ved Los sustitutos; y, si podéis, hacedlo junto a esa persona irreemplazable en vuestro afecto.




© Nino Ortea. Gijón, 20-X-09

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