El hombre que pudo reinar
Tal y como escribió John Donne (poeta metafísico inglés de
la época isabelina, 1552-1631): “Ningún hombre es una isla” –“No man
is an island”–.
Pese a mi aislamiento intencionado
del retruécano de la información desinformante, no he podido mantenerme isleño
respecto a la masa continental conformada por el tratamiento mediático dado a
la muerte, homenaje y sepelio de la reina inglesa Isabel II.
Quizá mi asimilación de esa letanía
televisada, ha sido volver a ver en mi copia de «El hombre que pudo reinar» (“The
Man
Who Would Be King”, 1975), mi película favorita de John Huston.
El hombre que pudo reinar | 50 películas que deberías ver antes de morir | TCM
Uno de ellos está a punto de
verse coronado rey del baile vital hasta que la música deja de sonar y
comienzan a oírse los gritos de dolor.
Ambicionar ser rey conlleva la
locura de ver como siervos a tus iguales. Y cuando la locura lleva corona,
ruedan cabezas…
Aunque el cuerdo de Carlos III ya es rey del Reino Unido,
aún no ha sido coronado. Imagino que conoce tanto el relato de Kipling como la película de Huston. Puede que, sabedor de lo soberanamente
azaroso de la condición de monarca, su mayor pesadilla sea que le ocurra lo que
al personaje encarnado por Sean Connery;
y su pueblo descubra que la sangre regia es tan roja como la real.
Salud y república, amable
leyente.
Nino Ortea. Gijón. 2000.