Algunas arritmias que sufre el corazón brotan cuando el pensamiento deviene en conciencia de que la vida no nos emociona como antes, conciencia que nos impele a aceleramos hacia la añoranza de un pasado en que nuestro corazón latía más fuerte.
El corazón no tiene freno ni marcha atrás. De ahí que sus choques frontales con la Realidad tengan consecuencias letales. Nuestra Fantasía tiene el recurso protector de enloquecer cuando la Realidad se vuelve demencial.
¡Gracias por venir y enloquecer!
El contenido literario de este blog está registrado en Safe Creative
Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre
Prince - Sometimes
It Snows In April (Live At Webster Hall - April 20, 2004)
Hoy domingo el día ha
amanecido frío y ventoso. Tú aún duermes, Frambuesa, así que nadie me hace sentir que es
primavera.
Quizá la primavera se ha
pasado de moda, como las americanas con hombreras o las inglesas sin tatuajes.
Quizá la primavera se ha
pasado de largo; por lo que no debemos quedarnos cortos al venir a buscarla,
fuera de los escaparates y dentro de nuestros corazones.
Quizá la primavera se sintió
timada como una “prima” a nuestra vera, al sufrir que la usábamos para vestir a
la moda y que no la aprovechábamos para sentirnos cómodos en nuestra piel.
Junto a ti he comprendido que
cuando el desánimo deja de invernar en nuestro ánimo, Frambuesa, llega la primavera.
El deshielo comienza si permitimos que nuestro sentir se temple con esperanza,
si dejamos que brote el fruto del afecto sobre una cotidianidad escarchada por
la desconfianza. Tal y como canta Prince, a veces nieva en abril, aun así es primavera. A
veces la vida no nos da lo que esperamos, aun así es vida.
Yo, que soy otoño, me siento
primavera al pensar en ti.
Afuera llueve y sopla el
viento, en mí no hay lágrimas y el aire templa mis pulmones.
Allí, puede que aun anide el
invierno; pero aquí es primavera: está dormida a tu lado. Tú encarnas el entretiempo
que disfruta mi ánimo. Tú, Frambuesa, me ayudas a encontrar la razón para
las nieves de abril.
En memoria de Prince Rogers Nelson, fallecido hoy hace 8 años a causa de
una sobredosis de fentanilo.
Tras
tanto mareo provocado, llega el momento avocado de bailar abrazados.
Sin entrar en muchos detalles —que luego me
desoriento y convierto mis reflexiones en laberintos— debo reconocer que mi más
preciada creación, lo más cercano que nunca he tenido a un hijo, es mi
personaje de Nino Ortea.
Cual Gepetto, me gusta tallar figuras con mis
palabras e insuflarles vida con mis ilusiones. A falta de madera —que aunque
haya sido un pirata malo, no tengo ninguna pata de palo— me baso en
experiencias ajenas y propias para repujar escenarios ficticios recubiertos del
barniz de la realidad. Un poco de esto, un algo de eso, sombra aquí, sombra
allá, unos polvos mágicos y, en lugar de un conejo, saco un personaje de mi
chistera.
En el caso del asombrosamente menguante Nino Ortea,
su nombre es resultado de la nada original conjunción de mote por el que me
llamaba mi madre –ni cuando me reñía me llamaba por mi patronímico– con mi
apellido paterno. La idiosincrasia de mi heterónimo, su vita operandi y su
modus vivendi son un mero juego de espejos y humo, articulado sobre las
fallidas percepciones de quienes creen conocerme bien, y como mucho me
prejuzgan por mis apariencias o sus carencias. Habitualmente es él quien viene
al rescate de mi persona en desiertos de misantropía. Ocasionalmente, soy yo
quien acudo al rescate del personaje en naufragios en tierras extrañas al
afecto.
Gustaf Adolf Tenggren - Pinocchio & Geppetto
Del King Kong virulento con que me animalizan
quienes me violentan, al Peter Pan irredento con el que fantasean las Wendys
que me niegan. Del pendón irredento –enamorador de damas de alta cuna– al
romántico irredento –enamorado de lozanas de cama accesible–, hay una
diferencia basada en que el latido de quien me atienda de corazón lo haga al compás
de una sístole o al destiempo de una diástole.
Pinocho es el mismo, lo que varía es la percepción
ajena. En ti, afable leyente, está ese toque vital –como el de un hada azulada–
que le confiere su vida anhelada.
Lo
que debe pasar, pasa. Y un día, ya no estamos
Cuidado al reproducir este clip, contiene la
escena final de «Pinocho» –Guillermo del
Toro (2022)–.
Prosigo aquí mi estudio sobre
el desestudiado endiosado que este blog durante diciseís años ha monopolizado.
Mi nombre es Dr. Vitus Werdegast – especialista
en defectos ajenos y excelencia propia–.
Antes de que usted también
retuitee el hastag #LoDeNinoEraUnTimo
me va a permitir que me explique, a fin de evitar que su alegría tras leer mi
confirmación lo lleve a unirse a los ataques de histeria colectiva que imperan
entre la legión de detractores de este pésimo blog y de su pesimista recreador:
Tino Portea –pues éste es el nombre que debería tener y no con el que lo la han
bautizado o con el que desde la creación de este blog nos ha atizado–.
¡”Nino Ortea” no
existe! De su incosistencia es prueba este blog y de su inexistencia lo essu propia admisión:
Permítame que haga historia
de su histeria èrsistente:
Hace más de 15 años, en la noche del 20
de julio de 2008, un por entonces desconocido rompió la tranquilidad de mi
centro de reposo para todo aquel que cree ser un oso, siendo sólo un soso, o un
yogui, sin hacer yoga. Y lo hizo preguntándose el porqué de las cosas –menuda
aprensión más sosa–.
Extremadamente delgado, ligeramente
desaliñado e incapaz de centrar la mirada, se dirigió canturreando “Bailemos el
bimbó” al recepcionista de noche de mi fenomenal centro recuperacional para
preguntarle si podía fotocopiarle el último número de la revista «Super Pop» y así poder recortar el
original.
Fui avisado por el conserje a fin de que
le diera mi consentimiento para telefonear a las fuerzas del orden. Al apreciar
el desorden mental del neandertal, inmediatamente adiviné que me encontraba
ante el aliciente crematístico de un cliente permanente. Me llamaron la
atención su mal olor, su soberbia y su capacidad para simular estar cuerdo,
recurriendo a una verborrea rimbombante de petulante.
Fumador compulsivo, bebedor impulsivo,
insomne e indecente. Esos rasgos enseguida me resultaron evidentes con sólo
verlo frente a mí desnudo, con un gorro de dormir en la cabeza, una colilla en
la boca y una botella de brandi en la mano derecha, en la izquierda estrujaba
una revista con portada de “Los Pecos”.
Si Robinsón Crusoe llamó “Viernes” al
amigable salvaje, dado su desagradable pelaje a este dominguero lo llamé “Tino
Portea” (vocablo que en cualquier establo significa: “el que siempre lo
estropea”)·
–¡Háblame de ti, Tinín! –le propuse.
Tras dejarlo hablar de sí mismo –aquél
fue mi primer contacto con el concepto inepto del “ninismo”, aquí convertido en
onanismo– fui descubriendo el porqué de sus cosas. (…)
Para saber más sobre este
caso ,usted –generoso lector– sólo necesita matricularse en mi máster &
commander: “Creerse Napoleón es demasiado peleón, créase Bonaparte para tener más
arte”.
Le escribe Dr. Vitus Werdegast –doctorado en
Egomanía por la universidad de YoMimé Con-Migo–. Doy por sentado que me conocerá
por mi participación ausente en la programación televidente de espectáculos tan
turgentes como “¡Gran Hermano: Puagh!” o “¡Manda bemoles, Sonsoles!”.
Dr. Vitus Werdegast
Imagino que, sin traerlo en ascua, se habrá preguntado la causa de las multiplicadas ausencias de Nino durante esta Pascua. Si usted es de los que se tragó lo de su condición “fantasmal” –o lo de sus alejamientos para acercarse a sus “musas creativas”–, permítame asegurarle que su inocencia no es bendita, sino preocupante: seguro que usted también creerá que una ammistía privada conlleva beneficios públicos o que la Tierra es plana –al igual que ciertos célebres cerebros–.
En este lunes tan frío, confío en no dejarlo helado, ardiente lector; pero me veo obligado a comunicarle un par de realidades sobre veleidades comunes en esta comuna literaria. Triquiñuelas que resultaba locuelo intentar hacerlas colar por más tiempo:
1)NinOrtea, Ninoskito, Danonino o bloguiNino no existen.
2)“Venyenloquecido” no es tan siquiera un palabro lingüístico, más
bien nos encontramos ante un descalabro “ninístico”.
No aparece en ningún diccionario ni manual de uso, ni siquiera en el del luso.
Como supongo que se
encontrará usted alterado tras haberle desvelado este primer misterio, dejo para un segundo informe la gloria a mi magisterio. Por cierto… ¿ha visto usted
pasar un gato negro mientras leía este texto sobre fondo blanco? Bueno, mejor
le pregunto a Nino que el siempre anda a gatas.
Y tenga siempre presente,
amable leyente: Con un grano de
sal, un hombre valiente puede caer, pero no puede ceder. Errar es humano. El
lobo puede cambiar su piel, pero no su naturaleza. La verdad es poderosa y
prevalecerá.
Prince - Cream
(Live At Webster Hall - April 20, 2004)
Hola, Demiurgo:
Gran relato del que destaco su final esperanzador (la vida se impone a
la muerte, el arte nos hace inmortales). Imagino que a medida que envejezco me
vuelvo más iluso.
¿Así que Attaque 77 nos explican en hispánico el porqué Lily se fue que
los Quién cantaron en británico?
Hoy, quizá por la hora que nos han robado, estoy un poco más atolondrado
de la habitual (ya ves que se me había pasado comentarte cuando publicaste este
texto, para lo que no tengo otro pretexto que mi atolondramiento).
Bueno, a ver si me explico sin darle mucho al pico.
Hasta hace poco, aunque lo de medir el tiempo es algo loco diría que
hasta hace unos 6 años, cuando escuchaba la palabra “resiliencia” pensaba en la
disciplinada película de Chicho Ibáñez Serrador «La Residencia». Inculto que es
uno,
Hasta hace unos minutos, cuando te he leído la palabra “Kintsugi”
pensaba que te referías a un hijo ilegítimo de Quincón. Peliculero que es uno.
Lo bueno de frecuentar compañías estimulantes como la tuya es que
disfrutas a la par que aprendes (sin preguntarte para qué aprendes lo que no te
interesa, sino que disfrutando al comprender lo mucho que te queda por
aprender).
Me alegra que tu resilencia anímica y tu resistencia física jueguen a la
par. A mí me dan un pelotazo de esos y me desmayo (me gusta dormir y soy
perezoso, por lo que aprovecho cualquier ocasión para dormir la realidad y
despertar el deseo).
Bueno, voy a acabar de preparar la comida. Que tal y como habrás
deducido por mi comentario deslucido, estoy falto de calcio, fósforo y
resilencia. El próximo més, prepararé un plato japonés.
Mis
mejores deseos para Костан. Toda mi felicidad para sus padres, Юрій y Влад,
para ti y los tuyos, querida amiga.
Gracias
por este regalo de esperanzapascual, de
renacimiento, de fe en vida.
Hoy
me he levantado más descreído de lo habitual, no por falta de sueño sino de
ilusión. Llevo unos días sintiéndome viejo –o quizá reconociéndome en mi edad
cronológica–. Aumenta en mí el desencanto.
Te
leo y nos hablas de renacer, de esplendor y esperanza.
Gracias
por tu regalo, Clarisa.
¡Gloria a Ucrania! ¡Gloria a los héroes! ¡Gloria a Костан!
Gracias por compartir este texto, en el que encuentro una gran carga
lírica y cromática. La adjetivación es muy acertada y la graduación descriptiva
del monólogo se beneficia de ello.
Tuve la suerte de asistir a sendos conciertos (ninguno de ellos en
Barcelona) en las dos Giras españolas de Prince que mencionas. En 1990 lo vi en
Madrid; en 1993, en mi ciudad natal, Gijón.
La publicación del álbum “Come” coincidió con una época opaca de Prince
–en guerra con su discográfica WEA (de la que era cargo directivo)–, con su
heterónimo –por entonces prefería usar un símbolo para identificarse, aunque su
contrato lo obligaba a comercializarse como “Prince”– y con la industria del
entretenimiento en general –por la que se sentía esclavizado–. Todo esto se
tradujo en que “Come” no contó con videoclips promocionales en los que Prince
pudiera reflejar su fascinación por la obra de Gaudí.
Ojalá Ortega y Gasset y Maquiavelo fueran los únicos cuyas palabras o
actos se sacan de contexto o se inmortalizan en calco infiel. Por desgracia esa
reverberación intencionadamente falsa la hemos sufrido (casi) todos.
Respecto al filtrado que la atención sanitaria pública practicó a
nuestros mayores durante la pandemia, te voy a contar lo que nosotros hemos
sufrido. Nuestro padre era un enfermo octogenario grave. Durante el
confinamiento sufrió dos crisis graves que conllevaron su ingreso hospitalario.
Vivimos en Asturias, comunidad gobernada entonces y ahora por el PSOE. A la
hora de procesar mis llamadas al 112, el operador del servicio de emergencias
siempre e preguntó la edad del paciente en crisis e intentó derivarme a servicios
ambulatorios. Tras insistir y recalcar la situación crítica y la condición
crónica del enfermo, logré que enviaran personal de emergencias. Personal que
siempre fue exquisito en su trato humano. Siempre me pregunté qué habría
ocurrido si esas llamadas no la hubiera hecho yo en mis circunstancias –una
persona terca y firme en sus demandas, un trabajador con años de experiencia
como teleoperador en la gestión de llamadas telefónicas–.
La gestión política de todas las medidas implementadas para combatir la
pandemia y nuestro comportamiento social e individual provocaron en mí un
desencanto del que no he sido capaz de salir.
¿Y ahora qué, nos preguntas? Permíteme aconsejarte que ahora lo disfrutes,
dado que el proceso de escritura y corrección te habrá alejado de tus seres
queridos durante estos últimos siete años.
Hace aproximadamente un año me brindasteis en “El tintero de oro” la
oportunidad de reflexionar sobre mi experiencia en la autoedición. Nada puedo
añadir a lo que escribí entonces.
Tu novela ha dejado de ser un proyecto y es una realidad. En el momento
en el que la compartas cobrará vida propia, bastará un lector para reescribir su
destino.
Te deseo el mejor de los destinos en lo personal y en lo creativo.
Aunque no fuese cómodo que la mujer felina desplegara sus garras, pienso
que debió de ser todo un espectáculo. Como espectacular te ha quedado este relato.
Confío en que la escritura de este texto te haya hecho tanto bien como
el que me ha producido su lectura. Pones en palabras sentimientos individuales
y lo haces con tu narrativa personal. Pero tu personalidad es tan humana y tus
sentimientos son tan afables que me identifico con lo que cuentas. Siempre me
emociona el leerte, tus textos tienen gran vitalidad. Hoy no ha sido excepción.
Hoy está siendo un día esperanzador gracias a la lectura de tu texto.
Tú eres la remitente de esta carta y tu padre es el destinatario, pero
todos tus lectoras hacemos un acuse de recibo sentido de ella.
Gracias por compartir tu reflexión sobre “Los niños de Winton”. En
principio no me planteaba verla: las adaptaciones de historias reales no suelen
adaptarse a mi interés; y Anthony Hopkins ha participado en demasiadas
producciones “alimenticias· como para despertar mi apetito. Pero, tras leerte
me planteo verla en un futuro, cuando la película esté disponible en soporte
doméstico (mis limitaciones económicas me vuelven muy selectivo al pasar por
taquilla).
Tienes una forma de reflexionar sobre las películas –distante de lo
académico, cercana a lo humano– que hace que siempre me interesen tus ponderaciones
creativas. Además, con la vejez he ido valorando las obras que trasmiten
esperanza, que te animan a vivir con precaución pero sin recelos.
He sobrevivido a su ataque y me estoy recuperando. ¡Volveré!
En algún momento, en cualquier esquina, ascensor o escalera me empinada,
pasaré a saludarlo. La prueba de selección de personal continúa. Imagino que no
le han informado de ello. Admito que lo infravaloré en nuestro primer
encuentro. Pero no volverá a ocurrir.
No piense en avisar al adjunto a dirección, la empresa negará todo su
relato y usted ya ha firmado su confesión del asesinato cometido por el adjunto
para consolidar su puesto. ¿Recuerda que firmó más documentos de los que
figuran en la copia simple de su contrato que se le entregó? Probablemente no
reparara en ello.
Arregle cualquier situación legal que tenga pendiente. Solucione
cualquier distanciamiento familiar. Tiene dos semanas. No quiero que achaquen
mi victoria a que lo he pillado desprevenido.
«Porque te vas», Jeanette –escena de la película «Cría
cuervos»–.
Una mañana más, te echaré de menos.
Mis ojos te buscarán, aturdidos por tu ausencia.
Ya levantado, volveré a preguntarme por qué te has
ido, por qué me has dejado.
No sabré qué hacer: si desayunar, almorzar o comer.
Volveré a tumbarme en el sofá, mientras me fuerzo a
adelantar todo lo que me habla de tu vacío.
Tu ausencia alterará mi pulso, y mi cuerpo no se
acostumbrará a vivir sin ti.
No lograré olvidarte.
Mañana estarás en todos los labios, en todo lo que vea
o lea e intente explicarme tu ausencia.
Aún así no entenderé el motivo, ni veré el sentido a
tu desaparición:
Sé que nunca podré recuperarte.
Faltarás en mi tiempo; y tu ausencia acelerará el paso
de las horas.
Sin ti el día se hará más corto, aunque haga que la
noche llegue más tarde.
En la oscuridad me adormeceré en tu recuerdo y
maldeciré 60 veces tu ausencia.
Procuraré madrugar, para pedirle al alba que me eche
una manilla.
Pero su silencio de cuarzo dará cuerda a mi desamparo.
Mañana te habrás ido a donde anida el olvido.
Y yo, perezoso, seguiré sin entender porqué te vas.
Salvador Dalí "La persistencia de la memoria", 1913 Óleo sobre lienzo, 24 x 33 cm
Queridos enloquecidos, os recuerdo que esta madrugada,
a las 2 de la noche serán las 3. Y no es que nos hayamos teletransportado a la
isla de Perdidos (al río), o que Cronos haya castigado a Morfeo… No seguirás aquí,
perdido en esta isla llamada Tierra, víctima del capricho de los nuevos dioses
del olimpo político, que acostumbrados a quitarnos lo que es nuestro, nos
privarán de una hora de descanso.
Te invito a que mañana, pasado o cuando quieras, a
cualquier hora, sonrías.
Vendrán tiempos malos, quizás peores, pero de momento,
si estás leyendo esto, tu vida no es tan oscura, y menos lo será si la iluminas
con una sonrisa.
Los apagones informativos y las horas muertas, que se
las queden ellos.
Para nosotros la luz de la alegría y las horas vivaces
compartidas.
Para quienes tienen
la suerte de llegar tarde y no llevan 15 años sufriendo este
venyenloquecimiento.
First Sunday strip of "The Phantom" (May 28, 1939).
Script: Lee Falk; art: Ray Moore
This is not
bloguiNino´s real origin: he is a ghost writer, not a phantom character.
El fantasma de Nino, tras ser
licenciado con deshonor del frenopático, no se tiró de un ático; sino que le
dio por abrir este bloc apático donde fantasea con que de él se enamora hasta la
más fea dulcinea – sustantivizada como Billitis, Manón o LaReinaDelCopón–.
Caprichoso como un niño, este
gijonudo errante no deja de equivocarse en todo lo que dice, ni de
supravalorarse en todo lo que escribe. Desde su amargura, se autopostula para
ganar el Premio Nobel de Literatura. Desde su inconsciencia, disfraza de maldito
su condición de burrito.
En este mundo de éter, va él
y se mete con Feisbuk y equiX –a los que denosta como “feria de
vanidades donde mercadean el falso buenismo y la pérfida unisonidad”–. Proclama
que no quiere seguidores, sino lectores; cuando la verdad caliza es que se
muere por ser califa en lugar del califa.
Con tal de llamar la
atención, ha fingido su secuestro, proclamado su desaparición y llegado a autodiagnosticarse
desenloquecido. Y todo este redicho, para que el muy bicho se acabe desdiciendo
y vuelva a su blog querido.
Un aviso, navegante en los
mares de Internet: no te dejes engañar por sus cantos de sireno: ¡Nino nunca
está sereno y lo que escribe jamás es real!
Incluso la aviesa Inteligencia
Artificial nos avisa de lo demencial del ninismo artificioso, tal y como reza en este consejo
de salud pública que reproduzco.
Ola, zeñorita: ¿ez eztel autobuz de la ezcurzión? Dizculpe que llegue tarde. Ez quel
profe no me dejaba salir de claze –como zoi zu único alumno, me echa unos
roooolloz tremendoz.
Porziacazo voi entrando. Que lo de cantar tra-lará mola un la-la-la.
Bueno, me voi pa´l fondo a ver zi encuentro alguno de miz antiguoz compaz.
Antez fui a eze coegio, zabe, “El tintero de oro”. Fui alumno durante un año,
maz o menoz: me lo pazaba mui bien i aprendía mucho. Pero un día me dezpizté i
no oí la campana con la que llamaban a azamblea didáctica. I no zé porqué,
dezde eze día he vuelto a laz clazez particulares del profesor Ninozko i zuz
dezconocimientoz venienloquecidoz. Máz que particular, Ninozko ez peculiar:
cree zaber de todo, pero no zabe ni de zí mizmo –por no zaber, no zabe ni zu
nombre, que ze llama Marzelino, no Nino–. Zoi el único alumno en zu clase –él,
máz que darla, la tiene; i como ez muiiiii tacaño no la comparte–, pero por
zuerte vienen a verlo perzonaz alegrez como uzted. Azí fue como menteré dezta excurzión
con zardinaz, colorinez i traqueteoz.
Sí, el 11M fue un día negrísimo y la manipulación gubernamental fue
sonrojante.
Lo que me preocupa es mi percepción de que nos llevan manipulando desde
que murió el dictador, al colocar como jefe del Estado a quien él había
designado como su “continuador”.
Desconozco todo sobre técnicas de dibujo, como asignatura fui un alumno
nefasto de ella. Pero me fascina el dibujo como técnica académica y como recurso
personal.
Imagino que al reproducir una obra ajena, el respeto que ésta despierta
en ti hace que tu trabajo sea aún más minucioso.
Por suerte, nuestro grito de luz no se queda mudo ante lo sombrío en la
vida. Puede quedarse afónico, pero la luz ajena nos reconforta y tonifica. Luz
como la que irradian tus textos, luz como la que brilla en este poema de manera
instantánea.
Tras leer tu invitación a que aportáramos alguna otra interpretación
masculina, me han venido tres a la mente de forma instantánea: Rutger Hauer en
“Blade Runner”, Jack Lemmon en “Desaparecido” y Alberto Sordi” en “Los
inútiles”.
Gracias a ti por permitirnos la lectura de los relatos que conforman tu
antología. Te deseo toda la suerte con ella.
Aprovecharé los enlaces que nos facilitas para ir leyendo cada texto.
Por ahora, sólo puedo opinar sobre el título: me parece atractivo, el
uso que haces en él de tres sustantivos inconexos hace que mi curiosidad quiera
saber cómo están presentes en tu obra.
Toda mi admiración compañera. Leerte me ha dejado sin palabras. Te
copiado tu fabulación para unirlo a la antología de textos ajenos que más tarde
imprimo para leer con más tención (la pantalla es para mí una barrera lectora).
He usado un traductor “ninol-español” para corregir esta digresión. Le
pido disculpas por los ninoloquios del anterior.
Con sumo gusto respondo su examen:
Don Ninozko es mi profe (o yo soy suúnico alumno, como usted prefiera)
Me da clases de ortografía, dicción, claqué y papiroflexia.
El ego lo tiene grande, tamaño King-Kong.
Su inteligencia es pequeñita, cual termita.
Sí, participé en convocatorias de “El tintero” hasta que mi imaginación
quedó seca de tinta.
Vuelvo a felicitarla por su último texto.
Un abrazo.
Hola, Miguel:
Vuelvo a agradecerte el estímulo que supone el que compartas este tipo
de textos con selecciones artísticas, ya que conlleva el avivar la curiosidad
por volver a revisar películas o supone descubrirlas.
Tras la lectura de la anterior entrada, me planteé en principio recordar
con detenimiento las interpretaciones femeninas que más me habían fascinado (a
diferencia de mi respuesta en tu entrada anterior, donde me dejé llevar por la
evocación instantánea). Pero decidí esperara a haber leído tu texto. Una vez
hecho, me apetece indicarte mi grata sorpresa al encontrarme con la referencia
a Vivien Leigh en “Un tranvía llamado deseo” y a Marilyn Monroe en “Vidas rebeldes”.