Esta colección agrupa en cada número 4 aventuras de personajes fijos por un tiempo en la serie.
Se centra en los problemas de convivir con un pitagorín cuyo gusto por la ciencia obliga a sus padres a vivir enfundados en trajes antirradiación. El acierto de Moore se encuentra en reflejar como sería el habitar en la vida real con tamaño incordio, para el que todo es válido en nombre de la Ciencia y no tiene el menor respeto por la vida animal o la de sus vecinos de Queerwater Creek.
Alan da muestras de su irónico sentido del humor, con situaciones en las que un padre desea que su hijo esté pensativo por haber dejado embarazada a alguna chica o tener problemas con las drogas, o al comparar tener descendencia con una de las pruebas pasadas por el Santo Job.
Moore entremezcla referencias a agujeros negros, fotones o clonación genética con diálogos sobre vacas o el placer de andar en calzoncillos por la calle.
En el 1er relato Jack, para evitar que una vaca enloquezca, desarrolla un mini Sistema Solar que altera la vida del pueblo y provoca un agujero negro que absorbe a la vaca. En la 2ª historia sostiene que las variaciones de intensidad de la luz se deben al hecho de que algunos fotones son ebrios seguidores del dios Baco. El 3º incluye un explícito homenaje a George Orwell y su Rebelión en la granja.
El dibujo de Kevin Knowlan plasma perfectamente la vida en la América rural de los 50. Su trabajo de composición es detallado y focaliza nuestra atención en los elementos narrativos de cada viñeta, mostrando un alto nivel expresivo en la figura humana. Parece ser que Knowlan se inspiró en su hijo para el dibujo de Jack, esperemos que sólo se parezcan en eso.
A partir del nº6 Splash Brannigan, dibujado por Hilary Barta, sustituirá momentáneamente a esta serie.
Presenta un claro referente, el Spirit de Eisner. Nos encontramos ante un aventurero, que motivado por su afán de hazañas decide abandonar sus devaneos delictivos. Aprovechando que la sociedad le da por muerto, Frank LaFayette combate las ramificaciones del mal que amenazan a Indigo City, bajo la figura del justiciero Greyshirt. Como Spirit, cuenta en su actividad con el beneplácito de la policía y en el desarrollo de algunas aventuras su presencia es meramente testimonial.
Aunque los hechos ocurren en el presente, la ambientación transpira un cargado aire años 40. Moore no realiza una narración lineal, alejándose de esa obsesión por el continuo que encorseta a otras editoriales.
Bajo la fachada de serie de acción se oculta una estructura psicológica en la exposición. En la 1ª aventura nos habla del asesino latente que llevamos dentro. La 2ª historia abarca un periodo de 60 años en 8 páginas, reflejando hasta que punto aceptamos humillaciones disfrazándolas con autoengaños, a la vez que muestra como detrás de heroicidades se esconden actos desesperados. El 3er relato confirma como tras un héroe se encuentra muchas veces una persona ansiosa de aventuras y emociones.
El dibujo de Rick Veich, nada entre el realismo sucio de los ambientes y situaciones que refleja y la tendencia a la caricatura en los personajes. Siendo muy eficaz en la acción y expresivo en lo psicológico.
Destaca la funcional narrativa visual que aplica en la 2ª historia, donde las viñetas se pueden leer siguiendo un orden cronológico o por su distribución en las páginas.
Moore vuelve a llevarnos a Indigo City acercándonos a las vicisitudes de una pizpireta dama de la alta burguesía, Lurel Lakeland, que tras su abúlica apariencia oculta un espíritu combativo y luchador.
Nos encontramos ante una voluptuosa heroína de exquisita presencia y refinados gustos, entre sus mundanas costumbres se encuentra el execrable vicio de fumar y entre sus licenciosas prácticas se halla un sinuoso acercamiento al culto de la isla de Lesbos.
Ayudada por su sugestiva choferesa, Clarice, se ve envuelta en sorprendentes aventuras, que oscilan desde combatir a enfermizos sabios que transmigran la esencia vital de hermosas mujeres a manejables muñecas, a enfrentarse a viciosos seres llamados Marcello que cual vulgares Aristarcos persiguen a Eurídice por unos reinos de Hades transmutados en sucias alcantarillas.
Pese a su feminidad, es una enérgica vigilante, que no duda en convertir a los obsesos hombres en manuables dispensadores de caramelos Pez.
Es esta la serie más experimental de las realizadas actualmente por Moore. De los tres relatos ninguno tiene la misma duración, temática ni técnica. Por ejemplo la 3ª historia está contada con 6 viñetas a toda página, acompañada de un detallado texto narrativo.
Melinda Gebbie, con la que el guionista había trabajado en The lost girls, varía constantemente la distribución y composición de las viñetas, a la vez que utiliza técnicas diferentes para cada relato. En la 1ª historia utiliza un impresionista dibujo para reflejar el fantástico mundo de las muñecas, en la segunda historia excluye el uso de la línea recta o de la angulación, a la vez que recurre a una recargada ambientación art noveau. En la tercera narración usa magistralmente gigantescas viñetas y simples ilustraciones de trazado modernista.
The First American
Esta serie revive el espíritu satírico de los trabajos de Kutzman para Mad en los años 50. El trabajo final refleja un mordiente comentario político y social sobre la realidad de este fin de milenio.
Los conductores de los reality shows son monstruos procedentes de otro planeta y sus espectadores ovejas descerebradas, en la 1ª historia. El 2º relato critica esa obsesión por lo retro y añorar tiempos pasados que no siempre fueron mejores. En el 3er número aparece una satírica reflexión sobre la plaga de violencia juvenil que invade USA. y por mimetismo al resto del mundo.
Jim Blaike firma un caricaturesco dibujo muy agradable y tremendamente funcional. Dando mayores muestras de su capacidad artística en el 2º número, donde el viaje por cincuenta años de cultura popular le permite reflejar acertadamente la estética de cada década a la vez que incluir variados homenajes desde J. Hendrix a Male Cal, personaje de Milton Caniff.
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