Fotografía tomada de ccfprosario.com.ar
En relación con lo que me comentabas ayer, no sé si tus palabras fueron nuevas, o ya me las habías repetido en aquellos tiempos en que me dedicaba a leerte entre líneas. El caso es que, al decirlas, acariciaste mi autoestima; pues me gustó saber de tu boca lo que ya en su momento me habías hecho sentir, pero que acabé creyendo que había sido fruto de mi imaginación.
El que después de lo pasado, aún te rías al recordar lo convivido y que lo digas sin reparo, me hace sentir que lo compartido fue sentido, no instintivo. Gracias por tu sinceridad, lo más fácil habría sido silenciarla. O usar el manido “tuvimos buenos momentos”. Gracias por considerarme diferente y no raro.