Danza Invisible - No habrá fiestas para mañana
Quizá lo bueno de las experiencias es que tienen un final. Nada es perpetuo: ni una eternidad en el cielo ni una perennidad en el infierno.
Una fiesta eterna inacabable sería aburrida y quizá devendría en una mascarada, similar a la que fabula Poe en su “muerte roja”.
Se acabaron, por ahora, las fiestas.