Son muchas las veces en las que al llegar un final, me viene al ánimo un principio.
No soy un gran aficionado a las películas de Janes Bond; pero hubo un tiempo en el que lograr entrar a verlas en el cine era todo un rito iniciático, una gesta de pubertad que celebrabas con satisfacción frente a las imágenes exultantes en la pantalla.
Mi primera película de Bond fue La espía que me amó, protagonizada por el ayer fallecido Roger Moore y la sugerente Barbara Bach.
Luego vinieron otras, muchas otras, pero ninguna me estímulo como la primera.
Gracias Sr. Moore, Roger Moore.