Hola a todos:
Más de una y más de dos –no me pidáis que siga calculando, pues soy de los del puño cerrado y no lo abro ni para contar– me han trasmitido su extrañeza ante mi pereza blogueística.
—No es pereza ni vagancia. Tampoco he cometido la bajeza de unirme a la realeza, ni fugado me he a Francia. Es que me falta entereza tras mi traslado en ambulancia —les confieso sin petulancia.
— ¿Ambulancia? ¡Tú, con tal de no gastar suelas, cuando no corres, vuelas! A falta del gran Vázquez, aquí está el nimio Ortea; quien no saca la cartera por si se le estropea. Seguro que te querías ir de vacaciones y, a falta de hotel, te fuiste a un hospital sin gel —comentan los muy veraces cual rapaces.
Y como explicación les cuento la historia que os chisteo a continuación. Eso sí, permitidme dos consejos:
1. De la verdad, manteneros siempre lejos.
2. A las enfermeras karatekas no les miréis…. las cataratas.
El caso es que el pasado 24 de febrero mi capricho me preguntó: ¿Con cuántas mujeres has dormido desde que este año ha nacido, Ninín?
Yo –tan impaciente por comenzar, como inconsciente al verborrear– le contesté: Solo contigo, mi amor. Las demás me mantienen despierto…
¡ZAS!
¡¡PUM!
¡¡CRASH!!
De su cama a este hospital.
Habitación 666. Horario de visitas: de 10 a.m. hasta 8 p.m.
No me traigáis flores, ni bombones. Sólo cosquillas y ternurillas.
ninO