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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

domingo, 22 de diciembre de 2019

Agradecido a Clarisa Tomás Campa

https://clarisatomascampa.blogspot.com/2019/12/el-verso-y-yo.html

Desde aquí  también felicito y le envío un saludo muy especial a mi estimado amigo Nino Ortea, con todo mi cariño y respeto por su persona y cuanto escribe. Por un tiempo él dejó de escribir en su blog. Te echamos de menos, amigo...Su último libro “Donde vive el recuerdo” https://www.amazon.es/Donde-vive-recuerdo-Nino-Ortea/dp/1086743520 lo tengo estos días en mi cabecera.

Lo que más me gusta del Nino escritor es su “dulzura” realista al escribir. Las cosas del vivir cotidiano las convierte en fantasías, y en ellas, el lector puede entender que hay palabras escritas con la sonrisa, para que no se parta el corazón. Ellas sostienen las escenas de la narrativa, y hacen que la obra luzca bella, quizá imborrable. Y entonces llega esa parte del libro donde la alegría del aire se siente fresca sobre la piel... Y sé que a otros lectores, al leer sus pasajes, le invaden sensaciones especiales, igual que siento yo.

“La mayoría de las personas son otras personas”, dijo Oscar Wilde, y pienso que con razón. Y ahí, en el lado propio, es donde encuentro a Nino, porque él sí es EL.

Y ahí, en el pasaje 42, que lleva por título: “No te asustes, mi niño, pero...” Las palabras cuentan lo que la narrativa de Nino no esconde...

“Con el paso del tiempo he comprendido que todos somos personajes y que nuestros actos responden al dictado de un destino tan cruel como lo es un escritor con sus creaciones una vez que no sabe qué hacer con ellas. Con el tiempo he comprendido que no hay mayor acto de libertad que el de decidir cuándo morir, y que no hay mayor piedad que la de ayudar a tus seres queridos a alcanzar esa libertad”.

Gracias, compañero.Un million de soleils pour toi!



Mi querida Clarisa:
Me he emocionado al leerte, emoción que me ha llevada a las lágrimas. Temía que mi corazón se había vuelto insensible, gracias por haberme demostrado que aún late ante el afecto.
Mi situación personal no es tan extraordinaria; pero reacciono ante ella con torpeza e inseguridad. Mis miedos e inseguridades me aíslan, me refugio en la soledad, gracias por sacarme de ella e invitarme a cruzar junto a ti el puente de la amistad.
No sé a qué se debe la suerte de contar contigo en mis vidas (en la personal y en la creativa), pero me reconforta el saber que estás a mi lado. Gracias por tenerme presente en tu ánimo y por haber comprado “Donde vive…”. La novela tiene poco de novedosa para una lectora tan atenta como tú; y no tengo novedades que compartir con una persona tan generosa como tú. He dejado que la realidad seque la fantasía. Tus palabras son lluvia fértil para mi vigor baldío.
Me comporto como ese “poema exiliado en el cajón”, sobre el que escribes. Confío en iniciar “otro comienzo alzado de la ruina que ahora invade”. Tu afecto palía mi aflicción. GRACIAS, compañera de vuelos.
Os deseo lo mejor a ti y a los tuyos, Clarisa. Ahora y siempre.
Tienes un amigo en mí.
Nino.

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