De niño no me gustaba escribir. Los maestros de mi escuela, y me temo que
los de casi todas, entendían la escritura como un aprendizaje basado en copiar
textos.
Interior de cuaderno de escritura "Rubio" |
Mi trastorno por déficit de atención siempre ha condicionado mi
interacción social; y ese “siempre” nunca ha sido tan sempiterno como en el
averno escolar: donde me endemoniaba el ser tildado de “atontado”, cuando la
tilde de mi hiato recaía en mi acentuado despiste. A esta atención distraída se
une mi natural rechazo al “ordena y mando”; por lo que no me cuesta admitir que
hubo, hay y habrá veces en las que no es que esté en la inopia, es que no me da
la gana de obedecer a desgana.
También debo reconocer que de niño me dolía mucho al no sentirme
integrado, por lo que fue en esa época cuando más intenté amoldarme a lo que se
esperaba de mí. Pese a que fue en esos años de escuela cuando más azucé con
espuela mi atención, solía cruzar rezagado las metas educativas: me costaba
copiar la literalidad de un texto sin cometer algún que otro despiste. Despiste
que era interpretado por los docentes como una muestra indecente de mi
desatención a sus órdenes. Por lo que me castigaban a copiar de manera repetida
una frase o un párrafo. A mayor número de copias, mayor número de fallos por mi
parte. Por lo que ese castigo escolar se convertía en familiar, dado que tanto
mi madre como mi hermana acababan teniendo que repasar mis copias a fin de
indicarme dónde aparecían nuevas faltas, para así intentar poner fin a esa
redoma eterna que me convertía en un multicopista errático.
Y es que a mi aversión por lo monótono se une mi repulsión por lo
absurdo; y de niño pocas cosas me parecían más absurdas que las normas
gramaticales.
Yo copiaba repitiéndome en voz alta la frase a fusilar, lo que siempre
conllevaba variaciones en aquellas repeticiones –de siempre he sido partidario
de escribir las palabras como ellas suenan y no como otros las dicen. Pero en
mis años de copiador eran otros los que mandaban en lo que escribía, y a su
prejuicio amanerado lo que les entregaba era un amasijo de jeroglíficos, por lo
que no tardaban en mandarme castigado a cualquier esquina del aula por mi
escritura analfabeta del alfabeto. Tengo que admitir que una de mis primeras
claudicaciones ante las leyes sociales se produjo frente a las normas
gramaticales, que aprendí a destiempo y aplico a desgana. La cobardía, que no
el convencimiento, explica que a día de hoy escriba con un estilo arcaizante.
Bueno, otra razón está en mi
eterna inapetencia por las corrientes y los vulgares. Pero esa desgana no se
convirtió en virulenta hasta mis años de instituto; y sobre eso ya me enninaré en otro momento.
Gracias por la atención que dedicas a este despistado, amigaLectora.
Mil gracias a ti, atento escritor.
ResponderEliminarBesos.
Buenos días, Ángela:
EliminarSoy yo el deudor de agradecimientos.
Un abrazo.
Te felicito por haber mantenido esa rebelión.
ResponderEliminarSaludos.
Buenos días, Demiurgo:
EliminarMe felicito por contar con tu aprecio.
Un abrazo.
Eres un ejemplo a seguir... has demostrado lo equivocados que estaban y están quien todavía confunde tales términos.
ResponderEliminarUn placer leerte, Nino.
Mil besitos hasta tu tarde, compañero.
Buenos días, Auroratris:
EliminarGracias, pero no me considero un ejemplo. Soy demasiado individualista y personalizo lo que hago. Incluso mis recuerdos no son evocados de la misma manera por aquellos con los que comparto experiencias.
Pero gracias por todo el afecto que me muestra, es un estímulo para mi mejoría.
Un abrazo.
Es bonito imaginarte de niño, aunque seguro que lo pasarías mal...
ResponderEliminarA mi tampoco me gustaba la manera de educar de antes...
Bueno, hoy ya puedes hacer más cosas a tu manera, aunque al vivir en sociedad, nunca terminamos de ser libres del todo...
Montón de besos, Nino.
Buenos días, Carmen:
EliminarGracias.
Disfruté de mi infancia, al igual que he disfrutado de la mayoría de los días de mi vida. No falta quien prejuzga que he vivido una vida fácil.
Durante la niñez los problemas se centraban en el colegio. No fui un alumno dócil. Al igual que no soy una persona sumisa. Pero crecí sintiéndome querido y en un entorno protector,
No tengo tan claro que ciertos métodos (de)formativos sean de antes, me temo que siempre estarán aquí. Después de la familia, la escuela es el segundo molde social que sufre nuestra identidad individual: y si, supuestamente, el entorno familiar nos prepara para afrontar la vida, la escuela nos adapta para la sociedad.
Libertad. Libertad. Libertad. El espejismo que mantiene mi ánimo en marcha por el desierto social.
Gracias por ser un oasis, Carmen.
Lo primero de todo: Menuda sorpresa me he llevado al ver la portada de mi blog aqui arriba... Qué ilusión me ha hecho... Muchas gracias!!!!
EliminarSi has vivido una vida fácil, pues esa suerte que has tenido. A veces lo fácil o lo difícil somos nosotros mismos quien lo labramos; pero por supuesto no siempre.
Es lo mejor que le puede pasar a uno, crecer sintiéndose querido, creo que eso es muy importante.
Pues que nombre tan bonito: Libertad... Es algo preciado y me parece muy bien que luches por ella.
Gracias a ti por ser tan bueno conmigo... Gracias de corazón.
Muchos besos, Nino.
Buenos días, Carmen:
EliminarTu alegría ante algo tan sencillo me reafirma en que eres una persona agradecida y que sabes disfrutar con las cosas pequeñas de la vida.
Tu blog es un espacio único y personal. Eso no quiere decir que sea un espacio cerrado a otros, son todo lo contrario: quien te lee se encuentra en tus palabras. Uno te acompaña en tus poemas, relatos o reflexiones. Y se une a ti en la selección de textos ajenos que compartes. Siempre acreditas la autoría de imágenes o palabras cuando no son tuyas, algo que no todos nos tomamos las molestias de investigar. En conclusión: leerte, Carmen, es leer en libertad a alguien libre.
Tienes razón: la mayoría de mis complicaciones en la vida social tienen su origen en complicaciones que yo mismo me creo por hacer lo que siento y no lo que debo. Crecí sintiéndome querido y valorado, también siendo corregido y castigado. Mi madre me enseñó a no depender de la aprobación ajena. Me animó a ser una buena persona, aunque eso conllevara no ser un buen ciudadano.
Disculpa mi retraso en contestarte, Carmen.
Gracias por todo.
No es algo sencillo, es un detalle precioso el que tienes conmigo y te lo agradezco de corazón. Si, estas cosas son las que realmente tienen valor en la vida, los detalles...
EliminarMuchas gracias por tus palabras tan bonitas. Eres un cielo de persona, y estoy muy orgullosa y contenta de conocerte.
No siempre lo que se debe es lo mejor. Todo es más bonito cuando sale de dentro, cuando no es forzado. Además yo no te creo capaz de hacer algo que haga daño (queriendo) a alguien. Tu madre te enseñó cosas hermosas.
Muchos besos, Nino y de nuevo gracias!
Buenos días, Carmen:
EliminarSí, es sencillo. Es tan sencillo como hacer lo que sientes.
Siento que tu blog es un espacio personal, donde compartes una parte de tu persona y otra de tu personaje público. Merece la pena leerlo. No es un blog, como hay tantos, donde el continente brilla y el contenido es oscuro. Tu blog te refleja y nos permite reflejarnos en él.
Ese orgullo es compartido: ni tú ni yo queremos seguidores, sino compañeros. Es toda una suerte y un estímulo contar con tu compañía, Carmen.
Te deseo lo mejor, ahora y siempre.
Gracias!!!
EliminarUn beso muy grande, Nino :)
¡Muchísimas gracias, Carmen! :-)
EliminarFeliz tarde de sábado.
Quell'avversione per il monotono ci unisce, da grande ribelle che sono sempre stata, ho sempre voluto fare le cose a modo mio anche se a volte questo mi ha comportato qualche problema,
ResponderEliminarma ho sempre fatto di testa mia,
ti ammiro molto il tuo modo di vedere la vita mia caro Nino ed è sempre un immenso piacere leggere i tuoi momenti. Un grande abbraccio
Buon giorno, cara Angeloblu:
EliminarGracias por tus muestras constantes de aprecio.
Sí, está claro que la condición humana no usa pasaporte: tanto en Italia, como en España o Irak el ser una persona diferente conlleva problemas de integración social, y lo triste es que esa diferencia es una condicionamiento innato, no algo voluntario que se desarrolla para intentar destacar frente a los otros, sino que para defender la identidad individual.
Este arranque del siglo XXI se ha caracterizado por un retroceso en la identidad individual, por una vuelta a la estratificación social que –al menos aquí en Europa– no se daba desde los años 60, en los que la pertenencia a un grupo o escala social aún era lo que definía a los ciudadanos. Con los 70 parecía que había llegado una revolución, pero todo ha involucionado: “Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi”.
Vuelvo a agradecerte el esfuerzo que realizas por leerme, compañera.
Un abrazo fuerte, Angeloblu.
Grazie Nino il mio apprezzamento è per la stima nei tuoi confronti,
Eliminarper il modo di scrivere ed esprimerti attraverso il blog.
Un abbraccio sincero di cuore
Buenos días, Angeloblu:
EliminarNo sabes cuánto te agradezco tus palabras de aliento creativo, el que realices tanto esfuerzo por leer a alguien que escribe en una lengua diferente, pero que tú no sientes extraña.
Un forte abbraccio, amica Angeloblu.
Yo creo que el impulso que nos hace diferentes es el condicionante que nos hace valedores ante la vida. Demostrar la valía para uno mismo, y saberse acertado en su propósito, aún a riesgo de ser "el último mohicano".
ResponderEliminarAdmiro tu fortaleza y talento para ser tú por encima de adversidades. Ahora que ya aprendiste que la sociedad, vestida de "sus buenas intenciones" puede dejarte desnudo, sabes protegerte.
Quizá, esas vivencias, solo te hicieron más fuerte y decisivo. Así creo que tu escritura brota de esa rebeldía y por ello te siento tan verdadero.
Estoy contigo, tener libertad para ser y decidir es un buen motivo. Leerte siempre me da "impulso" porque siento en tus palabras paralelismos con mis propios pensamientos.
Abrazos, Nino. Qui tu va très bien, mon ami!
Buenos días, mi querida Clarisa:
EliminarGracias de nuevo por tus palabras de ánimo. Mi capacidad más que para saber protegerme es para resistir. Son ya muchas las veces en las que he luchado en batallas que sabía perdidas, mi lucha contra la masa tiene mucho de reafirmación personal, de demostrarme que aquello en lo que creo y siento tiene un lugar en el mundo, aunque este lugar sea minoritario. Encuentro obligatorio ejercer nuestros derechos, es la única manera de revindicar una convivencia desde el respeto no mediante la asimilación. Hago todo lo que puedo por ser consecuente entre mi corazón y mis puños. Pero muchas veces me siento como un boxeador grogui que no escucha las campanas que marcan el fin del combate. Quizá mi lucha es un mero acto de inercia.
Hace dos días, la única persona a la que admiro en lo intelectual, me calificó de “extremista”, de aislarme con mi cerrazón ante quienes intentan usarme. No voy a negar que sus palabras de aprecio crítico sincero resuenan en mi ánimo. Sé que mi trayectoria vital es excéntrica, y que –contrastada con la mayoritaria– resulta extravagante. Pero es resultado de mi necesidad de vivir mínimamente feliz. Si no soy como soy, no soy persona.
Me alegra y refuerza el contar contigo en este paseo en libertad, Clarisa.
Je te souhaite le meilleur, mon amie apprécié. À votre santé!
Me gusta leerte, a solas conmigo...Es como si escuchara tus palabras que son latidos
ResponderEliminarde alguien que ama lo que hace y está feliz simplemente porque es escritor y esta vivo
Mi querida Mucha:
EliminarGracias por hacerme un hueco en tu soledad, gracias por tenerme contigo en esos momentos en los que lees para encontrarte.
Me encanta tu comparación en la que acompasas las palabras sentidas con latidos vividos. Me enorgullece el que una persona con tu vitalidad y vivacidad me sienta cercano a ella.
Te deseo lo mejor, Mucha.
Yo tambien soy ADD
Eliminarjajaja!!!
tres letras y asi de fácil
beso
Mi querida Mucha;
EliminarPues jugando con los significados de “add”: todos sumamos y ninguno está de más.
Tú lo haces fácil. Tú haces del convivir algo divertido.
Me he acordado de la canción de Fleetwood Mac: “You Make Loving fun”.
https://www.youtube.com/watch?v=iNPQx_Bb2Fo
¡Feliz domingo, Mucha!
Querido tengo mis momentos de chocolate amargo...pero prefiero hablar los de chocolate blanco
Eliminarmil besos y una flor
Buenos días, Mucha:
EliminarNo somos robots, todas las personas tenemos altibajos emocionales. Pero, no todas las personas tenemos por propósito endulzar el ánimo de quien nos lee, quien nos escucha o nos observa.
Tú, querida Mucha, no niegas que la vida tenga cierto sabor amargo, pero no por eso se te atraganta tu vivir. Tu mirada salada a la vida se traduce en palabras especiadas para nosotros tus lectores.
GRACIAS.
El desafío para los maestros tiene que ser comprender esos despistes, ver qué es lo que los motiva (o lo que motiva a un niño a despistarse) e incentivar el interés de ese niño por otro lado, por lo que lo puede llegar a "enganchar".
ResponderEliminarMe gustó que hayas definido a ese estadío como "averno escolar", me generó una imagen mental muy cautivadora.
Hay que escapar y para eso está el arte, el bueno, el que escapa de este mundo tan vulgar.
Abrazo Nino!
Mi querido Frodo:
Eliminarcomo bien se ilustra en tu blog: El lujo es vulgar.
Lo vulgarizante puede ser tremendamente popular: ahí está el teórico “arte para masas”, que para mí es un mero aperitivo de la gran nada con la que nos quieren convertir en manada de trostélidos obedientes.
Un maestro es alguien que enseña por el mero hecho de serlo (de ahí que la vida sea la gran maestra), sin necesidad de castigos o de recurrir a estímulos negativos. Sin duda, dada la masificación de las aulas, el proceso de enseñanza no puede ser personalizado (siempre habrá personas que lleguemos tarde a ciertos procesos intelectuales) pero sí que debe ser respetuosos.
Un aula es como una sala de conciertos: quien está sobre el escenario debe saber conectar con su audiencia.
Lo nuestro es el rock, lo suyo el aburrimiento.
No sé si conoces este tema “Dias de escuela” del grupo español Asfalto
https://www.youtube.com/watch?v=kkMcqt5o0Hk
Un abrazo, compañero.
Nunca me pensé de niño como no integrado a algo, simplemente vivía mis juegos y pensamientos. Cuando crecí comenzaron a señalarme como problemático por una supuesta incapacidad para integrarme, ¿y para qué querría hace eso si hasta ese momento todo me había salido bien?
ResponderEliminarEn fin, cuestiones a cuestionar.
Saludos,
J.
Buenos días, José:
EliminarGracias por tu comentario.
De niño no me pensaba, me sentía. Cuando tenía 7 u ocho años me sentía protegido en casa y castigado en el colegio. Odiaba ir a clase y aprovechaba cualquier excusa para no ir al colegio. Mis padres veían mi malestar, pero pensaban que era una muestra de mi carácter rebelde, ya que los otros niños no protestaban tanto.
Fue de mayor, en la pubertad, cuando empecé a pensar en lo que me pasaba y a intentar seguir un plan de fuga de las aulas, pero mis padres siempre me camelaban para que siguiera estudiando.
Un abrazo, José.
Nino, nos tocó padecer esa escuela de lo mecánico y memorístico. Yo siempre iba en contravía. Me gustaba entender las cosas, y el maestro de matemáticas aplicaba métodos ininteligibles, el de biología repetía como un loro un discurso biológico, al igual que el de filosofía, que no enseñaba a pensar, sino a repetir al pie de la letra, los discursos de pensadores....y yo quería entender. Ello, seguro me volcó sobre los libros y la escritura. Pero si hubo alguien, externo a la institución escolar que me abrió los sesos, y un profesor de historia de Colombia, que se apartaba de la mecánica, y situaba la historia en contexto, para entenderla...ellos me llevaron a otras lecturas, y a responder a los textos con otros textos. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarMi querido Carlos:
EliminarEsa escuela que nos tocó permanece intocable. Quizá más ahora en que se están sustituyendo los sentimientos por cables, y que los alumnos deben estar conectados a un pensamiento único y centralizado.
Antes a esos maestros inteligibles podías encontrarles rasgos humanos, y sentir que eran indecentes como docentes pero curiosos como humanos. Pero ahora, ahora la mayoría de los maestros son meros funcionarios que buscan hacer de sus alumnos herramientas funcionales para un sistema operativo fragmentado. A mí intentaron formarme para integrarme en una sociedad, a los hijos que no tengo buscan codificarlos en un algoritmo.
No recuerdo a ningún profesor que me motivara para aprender o mejorar. En mi caso ni siquiera quería aprender conceptos, yo sólo quería corresponder al afecto de mi madre. Fue por ella que estudié, que no me fui de España y que no dejé este mundo. Es por ella que cuento mi verdad, pues en parte lo es también suya.
Un abrazo cálido, Carlos.
Contrario a lo que mencionas, hasta hace unos años era lo mas de obediente, desde niña y después, chica agradable, me era muy sencillo que me integraran, era yo quien me apartaba porque me gusta la soledad, las normas ni las recuerdo pero me salen por default.
ResponderEliminarDebería haberte conocido en aquellos tiempos, seguro no me habría perdido tantos años de vida.
Muchos besos
Buenas tardes, Mujer Virtual:
EliminarYo también soy obediente, y lo he sido desde siempre: ya de niño obedecía las dictados del corazón, no los de los profesores. Mis faltas eran de ortografía, no de sentimiento.
La de agradable, dejémoslo en que soy resultón. Obediente siempre ante quien aconseja y no manda. Sencillo, para mi desgracia no: me lo ponen complicado. Integrado, nunca: busco que me acepten, no que me asimilen. La soledad es mi respuesta, pero nunca ha sido mi intención. A mí, por norma, me afloran muchos defectos pero no el de acatar lo defectuosos.
Son muchos y demasiadas las que me consideran un caso perdido. De habernos conocido en aquellos tiempos, me temo que a ti también te habría parecido un excéntrico.
Gracias por tu compañía.
Feliz tarde.
Inconscientemente siempre busqué ese punto de locura, de excentricidad, de los "diferentes", es algo que tienes dentro pero no lo comprendes porque tu entorno es de mucha restricción y no conoces o no se dio de alguien que no acatara el mandato de la represión, todo era de un solo color y sin textura.
ResponderEliminarDisculpa, que me expresé mal, a veces pienso mucho y escribo poco, me refería a la obediencia de los mayores, de los profesores, etc., aunque la del corazón igual estaba sujeta por clavos que te hacían no salir de lo convencional.
Quizás hubieras sido la luz que me hiciera ver que había más que sólo un camino de obediencia
Feliz día
Buenos días, Mujer Virtual:
EliminarTe agradezco cada palabra que compartes en tus comentarios; así que, por favor, no te disculpes por ninguna de ellas.
Ten en cuenta que es muy común que uno se exprese bien y sea el otro quien malinterprete lo comunicado (ya sabes que las diferencias entre los niveles de “lenguaje”, “lengua” y “habla” interfieren o modifican el mensaje a trasmitir)
Además, las palabras se quedan cortas a la hora de apalabrar conceptos y mucho más los sentimientos. Los ideogramas son el futuro de la comunicación humana escrita.
La “excentricidad” viene a significar que algo o alguien se sale del centro, de ahí que en principio me parezca que el adjetivo “excéntrico” me define. El problema está en que, fuera de su afección, el uso común lleva a que esta palabra se asocie a comportamientos afectados y a alguien que busca llamar la atención. Y ése no es mi caso. A mí me gusta estar a mi aire. Ocurre como con la palabra “raro”: lo soy en cuanto a “infrecuente”, pero no soy “extraño”.
Ni tú ni yo necesitamos de luz ajena, contamos con la propia. Siempre es reconfortante encontrase en la trayectoria vital con personas de tu brillo.
Feliz domingo, Mujer virtual.
Hace unos años por situaciones que me sacudieron decidí ir a mi aire, no esperar la aprobación de nadie, pero tampoco buscarla, el camino ha sido difícil, arduo complicado porque es como volver a nacer, a reconocerte a saber que eres diferente pero no un bicho raro, al principio intenté que lo entendieran quienes me rodean, no resultó e intenté apartarme que tampoco resultó, al final decidí que en mi vida solo estaría quien respetara mi forma de ser y de pensar y aquí estamos, ellos en pie de guerra y yo a lo mío.
EliminarBuen fin de semana, Nino
Hola, Mujer Virtual:
EliminarDisculpa mi retraso en corresponder a tu comentario, por alguna razón se me ha desconfigurado el servicio de notificaciones del blog y no recibo avisos en mi correo. De hecho, ha sido al venir a intentar ver qué estaba pasando que me he encontrado tus palabras.
Te agradezco la confianza que muestras al tratar este tema personal. Desconozco la intensidad de esa sacudida emocional, pero confío en que tu ánimo ya esté asentado. Yo llevo toda mi vida asentándome, pues es una parte de mí la que no acepta ser como es e intenta acomodarse al gusto mayoritario.
En mi caso siempre ha sido considerado como el “raro”, “peculiar ”•o “bohemio”. Esta condición diferente casi nunca ha sido aceptada, pero sí tolerada por mi entorno –mudable a lo largo de estos años en lo físico, pero no en lo anímico—. Es más, incluso ha sido alabada siempre y cuando no intente propagarla —actitud parecida a la de esos revolucionarios de salón que defienden la revolución en países del tercer mundo, pero no en el suyo—.
Soy yo el que ocasionalmente se cansa de vivir a contrapelo. Ocasionalmente intento seguir una vida más acorde con lo que se espera de un hombre de mi edad, pero mis sentimientos no se adaptan a lo que indican las estadísticas.
Confío en que tu guerra de autodefensa no acabe matando tus ilusiones.
Te deseo lo mejor, compañera.
¡Mira encontré una persona distraída! como lo soy yo, pero lo mio no es rebeldía, ni una sensación soy tal cual, siempre en las nubes, y por mas que quiero no puedo cambiar eso, es motivo de muchos de mis errores que corrijo después si me doy cuenta es muy personal. Pero así continuo, gracias por publicarlo.
ResponderEliminarAbrazo
Buenas tardes, María del Rosario:
EliminarCreo que somos legión las personas de natural distraído, aunque unos tienen mayor capacidad que otros para controlarlo. Yo mismo soy capaz de mantener la atención forzada en lo que no me atrae durante un tiempo (he desempeñado trabajos monótonos y aburridos sin que se me despidiera, pero no he vuelto a ellos ya que me dejan exhausto el ánimo y prefiero elegir una trabajo parecido pero diferente, en el que al menos me distraiga el aprender)
Mi rebeldía es tranquila, es una actitud de reafirmarme frente a lo impuesto. En mi última novela, un personaje piensa esto por mí, disculpa la autocita:
“Ray apartó la mirada del periódico y pensó automáticamente en la imposibilidad de que una mayoría social respete la libertad de una minoría que piensa diferente. De ahí que él encuentre en el ejercicio de su individualismo la única manera de lograr sobrevivir en una sociedad hostil con el dispar, ya que al limitar a lo personal su insurrección contra los valores sociales sólo era despreciado por irreverente y no perseguido por revolucionario.”
Muchas gracias por tu compañía, María del Rosario.