Ignoro si la vida es un bestiario de cronopios, que nos mantiene en la innopia mientras buscamos ser desvelados por labios de ensueño.
Sé que mi prójimo, Nino Ortea, vive ufano en un devocionario
donde se afana por ser personaje fiel, devoto de la Libertad y de la Belleza. Mientras
que yo, su anfitrión, soy ocasionalmente impersonal a mi persona y me afeo al
atarme a ferreas cadenas de oro.
“Cronopios” es un préstamo léxico que rezuma de mi condición aléxica de la obra de Julio Cortázar.
ResponderEliminarComo ordinario petulante, sé que el citarlo me confiere literario talante.