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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

sábado, 24 de julio de 2010

Una de vaqueros: Desperadoes 2/2



En general, el guión está escrito con una técnica cercana al realismo mágico: trotamos por un Macondo norteño donde conviven desde representantes de los despiadados especuladores que forjaron los USA actuales, como catervas de desarraigados que ejemplifican a las sucesivas generaciones perdidas de norteamericanos crédulos en un “American Way of Life” que convierte a los idealistas en sombras para así poder seguir conciliando su “sueño americano” a la vigilia de un dios que cree en el dólar. Destaca sobremanera la figura del mesiánico asesino que una vez que ha liberado a sus víctimas de la prisión de sus pieles y curte éstas con los sesos de sus piezas, utiliza la sangre de los niños para volverse invisible.



El modernismo de este personaje se convierte en una ventana abierta al futuro de un nuevo siglo —el XX— donde nos impregnamos de la sangre de nuestros semejantes para asistir impasibles a su sufrimiento, tan evidente que se vuelve invisible en el siglo de la imagen. Ya saben eso de que para ocultar algo, lo mejor es mostrarlo a plena luz.





El dibujo del por entonces primerizo John Cassaday, daba muestras muy concretas de rasgos artísticos que perfeccionaría con el tiempo, hasta alcanzar su distintiva impronta actual.

Distribución irregular en cuanto a número y tamaño de viñetas. Composición clara; tal vez en exceso, pues la primacía que da a la figura humana sobre los fondos hace que los personajes parezcan superpuestos a los escenarios. Lo cual, cuando sitúa la acción en espacios abiertos, lleva a que su dibujo pierda fuerza, pues sus paisajes aparecen sin vida, no aportando ninguna atmósfera a la narración. Su trazado de la figura humana es fino, esboza el dibujo de los extras y focaliza nuestra atención en los personajes principales gracias a una ilustración detallista y nervuda. Es en este apartado donde parece más interesado, mostrando su pincel un gran realismo y capacidad de expresión, Cassaday busca la complicidad del lector con ciertos guiños como la caracterización de algunos personajes con el aspecto de famosos, el corrupto Augustus Pruett muestra una sorprendente similitud con el genial Orson Welles. A la hora de reflejar la acción lo hace de una manera ágilmente sangrienta, pero evitando, acertadamente, caer en una morbosa recreación de la violencia.





Nos encontramos ante un proyecto, que muchos prejuzgaron en su momento por la inevitable conexión con el mundo del Cine —imposible no recordar a Sergio Leone y su La muerte tiene un precio. El que logre superar los prejuicios iniciales se encontrará ante una obra bien contada, fácil de leer y que nos permite acercarnos a ese mundo tan desperdiciado por el cómic, como es El oeste norteamericano. Quizás puedas encontrar la miniserie en cualquier librería de viejo o en el fondo de la editorial yanqui DC.

Llegues como llegues a esta lectura, forastero, confío en que su disfrute conlleve una pasión de las fuertes.

ATRÁS.

©Nino ☺rtea. Y un infierno lo persigue hasta Gijón, el 24-VII-2010.

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