—Oye, Leo, rey… ¿Te enteraste de lo del felón de Ninín?
—Calla, calla, Jerjes… ¡Menudo pedazo de desilusión! Estoy que no me puedo sentar.
—Pero… ¿Tan grande fue? ¡Joooooo, qué envidia!
—A ver si dejas de sobarme y me escuchas, reina mora. Dije desilusión… Lo otro, ni lo cato ni lo pruebo.
¡Que soy de ESPARTA!, no de Sodoma como otras!
—Pues ya sólo quedáis 300.
Y ésta, queridos lectores, es la verdadera razón para la batalla de Las Termópilas, provocada por la cobarde actitud del infame Nino Ortea.
El libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene, y yo te digo contento: ¡Hasta el posteo que viene.
™ Ninete, “el escritorcete” primo de Espinete
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