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…Tan cerca como el 2 de febrero de 2010. Fecha en la que sin la intervención de obama o zapatero, se producirá un fenómeno planetario con inicio de la emisión urbi et orbi de la sexta y ¿última? temporada de Perdidos. La verdad es que me temo lo peor:
¡Una tremenda decepción!, pues los guionistas han dejado que los inspiren los índices de audiencia, y no las musas del Parnaso.
En mi inmodesta opinión, la quinta temporada de la serie ha sido un tremendo desperdicio salvo en su último episodio. Aunque confío en que el tiempo me haga comerme mis palabras; lo que está claro es que no me como las uñas esperando a que llegue el fin de la serie, sólo me como el coco pensando en ti cuando no estás conNino.
Eso sí, debo reconocer que, no sólo estoy de muy buen año aunque sean legión las que me desaprovecharon; también soy un pelín maniático —también calvo; pero en esto del cine y la tele, mi edad me impide ser bisoño, y luzco el bisoñé de la petulancia—. Con J. J. Abrahams (acreditado, pese a mi descrédito, creador de la serie) me ocurre como con Q. Tarantino: tienen ideas muy atractivas, que vulgarizan su tendencia a apropiarse de recursos ajenos.
Como prueba, una foto, y, para más INRI, en este caso de una serie que SÍ que supo trenzar un hilo narrativo de lo más sugestivo: BATTLESTAR GALACTICA.
Mucho se ha hablado en estos días de mi facilidad para perder la razón cuando tú no estás a mi lado, y de las originales promos de la serie Lost —a estas alturas debo reconocer que la veo en inglés, por que me sale de las ingles y por generosidad de mi círculo de amistades—.
En concreto de las revelaciones que podría entrañar la disposición de los personajes, en esta foto del cenáculo que imita a La última cena, pintada por Leonardo da Vinci.
Yo —quizás por que me gusta el rojo—, me quedo con la recreación publicitaria que, casi dos años antes, habían ideado los publicistas de Galactica —puede que todo se debe a que me cilonea el 6—; y su mantra: Todo ha sucedido y volverá a suceder. Pues sí, ha vuelto a suceder: ¡les han copiado la idea!
El caso —sí, eso que tú nunca me haces— es que Perdidos, llega a su final; y a mí, al igual que a otro gran mascador de puros televisivos, me encanta que las cosas acaben bien. Así que confío en que el final de Lost sea coherente, y el nuestro sea de los de comer perdices.
¿Nos encontramos?
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©Nino Ortea. venyenloquece@hotmail.es Gijón. 15/I/2010
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