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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

lunes, 20 de diciembre de 2010

Fíjate en eso que brilla (1X04)



Marcado por la amargura del desencanto, perjuré que esa pasión perdida sería la última. Que ninguna otra atraería mi atención.

¿Porqué voy a creer yo en la televisión?, si no me entiende, no me comprende tal como soy yo.
¿Porqué voy a creer yo en la televisión?, si me traiciona y me abandona cuando mejor estoy.

E' un mondo difficile e vita intensa.
Felicita' a momenti e futuro incerto.
Il fuoco e l'acqua, con certa calma,

Serata di vento.
E nostra piccola vita…
E nostro grande cuore…


Y de repente, ¡llegó ella! Cuando más la necesitaba y menos la esperaba. Como ese sol de invierno frente al que te sientas sin preguntarte cuánto durará.

Lo nuestro duró seis semanas. Las he contado. Las he vivido. Las he compartido. Seis... Creo que ya había escrito ese número en algún lugar perdido de este texto.

La adaptación televisiva de la colección regular de cómics Los muertos vivientes, ha sido —junto a la amistad compartida— mi refugio en un momento en el que la tierra se volvió a mover. Los colores fríos, incluso los de sus cielos soleados, han sido el contraste a la calidez de su calidad narrativa, tan sobria como efectiva.

Sin buscar destripar esta historia de devoradores de vísceras, debo reconocer lo mucho que me emocionó su cuarto episodio. Momento donde desaparecen las fronteras entre mi Realidad y su Fantasía.

Justo tras volver desolado de una residencia geriátrica, sin ganas de compartir mi tristeza y hosco de humor para percibir alegrías, me siento frente al televisor como lo podría haber hecho frente al microondas. Por no ponerme trostélido, pongo la tele. En el lápiz usb conectado, guardo el cuarto episodio de Los muertos vivientes. Su lectura se activa por defecto. Como mi salivar al verte. En la pantalla me encuentro con una subtrama ambientada en un asilo. Con una incitación a que la falta de recursos no devore el cuidado a los seres queridos.

Me pregunto si los políticos que fagocitan nuestros derechos en su búsqueda de la supervivencia clasista, no son la lacra zombi a la que hay que hacer frente armados de palabras y votos.

Me pregunto si sabes quién es Dexter Morgan. Algún día te hablaré de lo mucho que me identifico con él. Ahora no es el momento. Llevo mucho tiempo empantallado y se hace tarde para cualquier cosa que no sea buscar la Felicidad.

Gracias por mantenerte en sintonía.

Nino

Leer el primer episodio.

Regresar al tercer episodio.

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