Últimamente
estoy desarbolado a causa del combate extenuante en la que, de nuevo, parece la
batalla definitiva en mi guerra reincidente entre la Realidad y mi Deseo.
Este
replegarme oscilante entre las zanjas de las esperas y las alambradas de las desesperaciones
me incomoda: literalmente me frenacelera el pulso, montañarusea mi ánimo y desconcierta
a mi capacidad de concentración. Este conflicto incivil, que me empeño en
mantener vivo al negarme a morir de aburrimiento –muerte metafórica, que estar estoy todo lo sano que puedo estar a estas
alturas de mi libreto vital–, me azuza a comportamientos desbocados en el
campo de la interacción personal, de ahí que lleve unas semanas alejado de las
relaciones sociales, pues sé que mi natural arisco se puede tornar con
facilidad en hosquedad ante cualquier turbulencia emocional.
Otra
consecuencia de este estado de nohayquiénmeaguante es que mi capacidad de
abstracción se muestra incapaz de engatusarme, y de así formular su hechizo habitual
que logra que la Realidad no me acongoje, de ahí que últimamente no pueda
fabular enninaciones propias ni disfrutar creaciones ajenas. Ver películas que
requieran un mínimo de concentración me desmotiva, y ni me planteo la lectura
de novelas. Por suerte, sí que encuentro refugio en lectura de textos de desarrollo
corto, pero de hechizo ilimitado.
Una de
esas obras acogedoras de mi atención desfallecida es la antología «Cuentos
de amor de locura y de muerte» del maravilloso autor uruguayo Horacio Quiroga.
Aquí
te dejo un vínculo con la obra de Quiroga
en el Proyecto Gutenberg por si no
conoces esta antología y te parece oportuno curiosear en su lectura.
Tarde
o temprano en mi guerra de trincheras se firmará un nuevo armisticio. Nos
leemos entonces.
Gracias
por tu compañía.
Nino.
Ainsssssss Nino... te he leído varias veces, y juro que me he "sentido" en cada letra; sobre todo en estos últimos días, donde la realidad es tan dura a veces que he deseado despertar y que todo fuera un mal sueño... y todas esas sensaciones hacen que me aleje, que muchas veces camine por las casas de mis amigos en silencio, porque temo ser áspera, y nadie tiene la culpa de esto... ya se pasará ¿no?
ResponderEliminarUn besote... y hasta prontito... vos menos arisco, y yo menos áspera... Igual, muchas, muchísimas gracias por las lindas huellas que siempre me dejas en mi playa.
Buenas tardes, Alma:
EliminarDisculpa si te he preocupado con este texto: me encuentro bien de salud y con un ánimo más bien guerrero. Estoy de nuevo en un momento en el que no me apetece cambiar el mundo, sino quemarlo.
No encajo ni en mi entorno tangible ni en el de Internet y, de nuevo, me he parapetado tras la línea de defensa de la desatención a lo ajeno, en lugar de echarme a las barricadas de culpar a los demás de integrar las huestes del infierno de mi desencanto.
Mi situación económico-laboral me lleva de nuevo a replantearme ciertas actitudes, aunque imagino que el final de esta batalla será un nuevo reasentarme en mis posiciones, sin vencedores ni vencidos. Considero que este cuestionar mis actos es un ejercicio de depuración anímica muy conveniente –ya que mi soledad impide que otra persona me indique su valoración sobre mis actos en un juicio que no transmita prejuicios– y en lo relativo a mis interacciones en Internet este blog es siempre mi lugar depurativo.
Me gusta mi carácter arisco, es mi línea exterior de defensa. Ya con mi lenguaje no verbal logro que me dejen en paz muchos miserables, o que ciertos conocidos no me gasten bromas que yo siento como burlas (quejarte ante un desempleado de que tu sueldo no alcanza los 2.000 € me parece una burla a mi situación). Con mis actos de desatención busco evitar tener que decir a ciertas personas que su cercanía ya no me estimula.
Por lo que sí, Alma, mi actitud huraña se pasará; de hecho, siento que ya ha empezado a hacerlo mientras te leía.
Confío en que tu aspereza se vaya suavizando a medida que esta realidad dura te vuelva a permitir vivir en el ensueño de que el desencanto fue un mal sueño. Me gusta leerte aquí o en tu playa, me gustan esos viernes en tu compañía y con tu música. Me emociona leer que pese a tu etapa de aspereza, encuentras ganas para acercarme tu ternura.
Gracias, Alma.
Ainsssssss Nino, te leo y no puedo, ni quiero, dejar de escribirte. Yo digo siempre, que las personas que me interesan, no me "preocupan" sino me "ocupan". Por eso me siento tan dentro tus palabras en estos días, en esta frase sobre todo: "no me apetece cambiar el mundo, sino quemarlo...". Me hace tan bien leerte, porque de alguna forma siento que no soy la única que se "plantea" ciertas ambigüedades. Hace días que vengo enojada con el mundo, o al menos con una cierta parte del pequeño mundo que me rodea... porque hay cosas que no entiendo, y que espero no comprender jamás... porque no quiero perder eso que llaman "humanidad", o lo que yo entiendo por eso... no quiero que todo me de lo mismo... no quiero dejar de sentir más allá de la piel, aunque muchas veces me vuelva vulnerable...
EliminarY sí, mi aspereza se ha ido suavizando pero no en la meia que la dura realidad me permite igual vivir en mis ensoñaciones; sino en la medida que en este mar de letras encuentro seres como vos, en la medida que te leo... gracias a vos, Nino, gracias por tu compañía y tu humanidad... de verdad.
Un beso grande.
Buenos días, Alma:
EliminarGracias por ocupar parte de tu ánimo con mis desánimos.
Desde que tengo memoria de las consecuencias de mis actos, digamos que los 8 ó 9 años, he visto cómo he sido reprimido por intentar hacer las cosas de manera diferente, sin querer con ellos llevar la contraria a nadie. Acepto que la línea más corta entre 2 puntos es la línea recta, pero eso no quita que una trayectoria elíptica pueda alcanzar el mismo destino y ser más amena. En la escuela con los profes, en el patio con mis compis, siempre se me ponía aparte por ser diferente. Yo no tengo la culpa de que no me guste jugar al fútbol o aceptar axiomas repetidos sin cuestionarlos. Desde la infancia he sido tachado de “raro”, “vago”, “bohemio", “vividor”, “mangante”… Y he visto cómo no encajaba en las estructuras sociales que marcan nuestra aceptación como “ciudadanos de provecho”. A mis 51 años, tengo claro que no encajo en este mundo, de ahí que en temporadas como ésta me suba la fiebre y me apetezca quemarlo.
En el mundo virtual de Internet me desenvuelvo con torpeza y desconfianza, de ahí que recele de él; quizá por eso no sé aprovechar sus ventajas ni disfrutar de sus posibilidades y me alejo de sus redes, en las que básicamente sólo tiene presencia mi heterónimo: Nino Ortea.
No puedo negar que mi desencanto frente a casi todo, que mi aburrirme en la mayoría de las compañías y que mi quebradiza situación socio-laboral son consecuencia, en gran medida, de mi actitud vital. Sé que con unos pequeños cambios en mi actitud aún podría llegar a integrarme, de ahí que ocasionalmente me debata entre si evolucionar o involucionar en mi voluntad humana. Como tú escribes, Alma, «no quiero perder eso que llaman "humanidad"». No quiero despersonalizarme en ser uno más, pero me duele sentirme tan lejos, aunque intente paliar ese dolor con actos caprichosos.
Por suerte, más allá del autoengaño de la ensoñación, están las muestras reales de afecto y compresión que recibo, tanto en la vida con piel como en la vida de algoritmos. Por suerte, personas como tú, Alma, me hacéis sentir que siempre merece la pena abrirse a los demás, mantener la curiosidad ante lo que queda por vivir y porfiar en que este viaje elíptico, pese a ser más largo que el que habría llevado en una vida recta, me llevará a un buen destino.
Un fuerte abrazo, compañera Alma.
Nino.
Suerte en esa guerra de trincheras!! Ahora descargo la novela, estoy segura de que me gustará si tu la recomiendas.
ResponderEliminarBesos, Nino
Buenas tardes, Ángela:
EliminarLa suerte siempre se necesita y más en situaciones en las que es la única compañera.
Mi guerra –esta batalla contra el descontento entre lo que me dice la razón y me impele la razón– es taquicárdica, pero sus armisticios son siempre acompasados a mi voluntad. Llevo algo más de 40 años luchándola y, como deseo que la muerte me pille viejo y tranquilo, creo que mientras tenga nervio me sentiré joven y vivo. Una guerra de 100 años contra el des(a)tino me parece una guerra digna de luchar.
Un abrazo, Ángela.
Libro que por estos lares lo hemos leído casi todos. A veces de lectura obligatoria en la escuela.
ResponderEliminarQuiroga supo tener una literatura fantástica gracias a que vivió en el litoral y las selvas de las provincias argentinas. De ahí supo describir animales fantásticos, situaciones surreales para los que vivimos en las ciudades
Abrazo Nino!
Buenas tardes, Frodo:
EliminarMe temo que no te sorprenderá el que te escriba que aquí en por estos lugares se ignora a Quiroga, lo mismo que ignoramos la mayoría de creaciones culturales hispanoamericanas. De hecho, con esta memez de llamar “castellano” al uso peninsular de nuestra lengua común, la diferenciamos de la manera en que la habla el común de sus hablantes, que por supuesto no pensáis en Castilla, con sus manchas y leones, cuando os comunicáis o creáis en nuestro idioma. Fuera de libros o canciones, es vergonzosa la actitud refractaria que mantenemos en la sociedad española hacia el español de América y hacia la idiosincrasia hispanoamericana.
Te voy a citar un ejemplo que creo muy definitivo, Frodo: en los últimos 20 años se ha producido un flujo migratorio nutrido desde diferentes países Latinoamericanos (Brasil cuenta con una considerable población aquí), la mayor parte de estas personas desempeñan trabajos de explotación, con jornadas laborales partidas, lo que conlleva verse obligados a comer fuera de casa. Pues bien: al menos en mi ciudad –Gijón, Asturias, España– no se ven platos culinarios hispanoamericanos entre las ofertas de los menús diarios (los orientados a la clase trabajadora) en las casas de comidas. O, para mi pasmo, entre los hablantes de “castellano” se considera muy vulgar incluir expresiones colombianas, venezolanas u argentinas, mientras que nos desvivimos por abusar de palabros en inglés.
Y sí, Horacio Quiroga es un escrito excelso. Alguien que tuvo el valor de vivir como sintió más acorde con sus necesidades, y que tuvo la generosidad de regalarnos sus fabulaciones para avivar nuestros deseos dormidos.
Un fuerte abrazo, Frodo.
Te leo y hoy prefiero callar
ResponderEliminarel mundo gira al revés no por lo que nos pasa, que siempre algo nos ha de pasar, bueno o malo, si no por las relaciones entre las personas, la mentira, la manipulación, el uso de grandes palabras que encierran grandes sentimientos como el que usa un papel de mocos (y disculpa) y lo tira a la basura por suerte cuando no lo deja en el suelo para que encima lo pisoteen
yo no sé si estoy cabreada con el mundo , a veces sé que lo parezco o simplemente me canso y me vuelvo erizocacho .. aunque cuando estoy en ese modo mejor me alejo , casi de todo y disfruto del mar, la playa . o de lo que simplemente me aporte paz
un abrazo y gracias por el enlace , lo guardo para cuando pueda "concentrarme"
Al final no callé mucho , verdad?
Eliminarpero si bastante --- te lo aseguro
Buenos días, MaRía:
EliminarMe gusta tu locuacidad callada, la agradezco y veo en ella una muestra de solidaridad entre erizocachos.
“El mundo gira”, hace siglos te habrían quemado en la hoguera por escribir esta afirmación; hoy nos condenan al ostracismo social a quienes sólo buscamos que nuestro pedazo de mundo sea firme a nuestra voluntad. Antes y ahora, MaRía, hablar subjetivamente, intentar vivir lo más cercano a lo que uno siente/piensa o cree, fue y será penado por prejuicios y moralinas. No buscamos que el mundo gire a nuestro capricho, pero sí que no nos señalen como a un vulgar bicho por intentar que nuestro girar sea en las direcciones que nos apetezcan y no en las preestablecidas para personas personalizadas de nuestra edad, condición y sexo.
No somos bichos, somos erizocachos. Y nuestras púas no son ofensivas, las usamos para intentar aferrarnos a nuestro lugar en estas costas, donde nos hacen sentir extraños, y para defendernos frente a quien quiere recolectarnos para alimentarse de nuestra esencia.
Aquí te espero, a la orilla de una mar de brisa fresca y salitre de libertad.
Un abrazo, compañera María.
nohayquiénmeaguante
ResponderEliminarmaravilloso te lo robo ...
a veces me pasa eso conmigo misma.....
sos un genio de las letras muchacho
Buenos días, mi genial Mucha:
EliminarEs tu ingenio el que ve destreza en lo que bien podrían ser mis muestras de pereza, por no decir apatía tozuda frente a un mundo en el que me quejo de no encajar, pero no hago nada por adaptarme a sus normas. Me empeño en ser ingrávido ante la gravedad de sus leyes sociales, quizá mi esporádica melancolía no es una pena muy grande frente a todas las que me podrían ser impuestas.
Un abrazo, Mucha.
Sabes.... A veces me apetece más que contar letras quemarlas. Más que pisar palabras abandonarlas ..
ResponderEliminarHasta que entiendo que su poder es el de ser... Pero quien lo ostenta es nuestra mente ... Y a veces infortunio o intención.
En el mundo hay despiste, y algunos esconden tras él su maldad. Y tras maldad y maldad a muchos nos apetece hacernos ovillo y rodar..... Lejos.
Un abrazo de luz
Buenas tardes, AtHeNeA:
EliminarLas palabras pueden abrasar cuando apalabran sensaciones dolorosas, de ahí que muestra correspondencia sea la de quemarlas, no dejar ni cenizas de su presencia en nuestro sentir. Pero, la vida es más rica que cualquier vocabulario, de ahí que unas veces nos quedemos sin palabras y en otras recuperemos las que habíamos abandonado.
Soy de natural despistado, para lo que suele despertar el interés ajeno, y descuidado, para con aquello a lo que debería prestar más atención. Por ello mis actos y omisiones pueden causar dolor. El Mal, por suerte, es ajeno, a mi voluntad, y esquivo, a mis sufrimientos. Yo solo he tropezado con mezquinos y me he atragantado con ramplonas.
Un cálido abrazo, AtHeNeA.
La realidad y los deseos, una lucha que parece no tener fin. Será que usar la fuerza de voluntad para enfrentar lo adverso. O intentarlo.
ResponderEliminarGran libro para leer, de un escritor que tuvo una vida trágica.
Bien planteado.
Buenas tardes, Demiurgo:
EliminarPese a mis traspiés y pérdidas de equilibrio ocasionales, mi vida se mantiene sobre el hilo que enlaza la Realidad y el Deseo. En eso, como en otras cosas, la verdad es que tengo suerte, pues hasta ahora he logrado balancearme en más ocasiones hacia el capricho de las que me he dado de bruces con la realidad.
La vida de Quiroga, por lo poco que sé de ella, sí que parece trágica, tal y como señalas. Lo triste es que su obra, aquí en España, ha caído en el olvido y es un autor que no aparece tan siquiera citado en la mayoría de los libros escolares sobre Literatura.
Un fuerte abrazo, Demiurgo.
Me Encanta la intelectualidad de tus pensamientos entre realidad y deseo
ResponderEliminarLos mios son de adolescente
Como caramelos a las dos de la mañana vestida en baby doll mirando el cielo...
Me río
lloro,
escribo
soy feliz no tengo miedos.....
Y si me caigo de la cama me agarro a él y empiezo de nuevo
feliz finde escritor
Un beso
Buenos días, encantadora Mucha:
EliminarMe sorprende con agrado tu apreciación de “intelectuales” para mis pensamientos; estoy cansado de oír a quienes no me escuchan descalificar mis ideas por el simple hecho de ser desemejantes a las mayoritarias.
Me alegra saberte feliz y sin miedos, Mucha.
Un abrazo orientado al cielo.