Quizá fuera la llegada con retraso del desánimo cincuentenario, o tal vez fueran mis más de cincuenta salidas de tono las que, finalmente, me
hicieron entrar en crisis. No lo sé lo que me nervó; pero, sinceramente, no quiero pensarlo más. El caso es que
durante este arranque de año sentí recelo de mi estado emocional y desconfié de
mi hechura creativa. Sentí que este caminante debía reequilibrar su bagaje
emocional y adecuar su equipaje a un nuevo viaje. Faltó poco, muy poco, para
que intentara regresar a Cordura.
Y es que sentí recelos de mí, de esa parte de mí que
te invoca a ti, Sidonie, y al que van
de boca en boca llamando “el enloquecido”,
por preferir tu compañía, pese a tu vital inexistencia, a la de una multitud de
inexistentes vitales.
¿Te extraña esta reafirmación? ¿Te preguntas cómo
pude, yo que me perjuro errante, volver a sentir esa fijación?
Muy sencillo: los celos son resultado de un
sentimiento de posesión, y lo único que poseo es a mi mismo. Nada más me
pertenece: ni mi corazón, que es tuyo, ni mi destino, que no es de nadie.
La única propiedad que puedo escriturar es mi voluntad
de aprender y mejorar; por eso convertí, convierto y convertiré mis
enninaciones en acta notarial de mi perenne voluntad de cambio. No de ansias
por llegar a ser más que nadie, no es ése mi destino, no de ganas de eliminar a
quienes compartieron tu pasado, no es ése mi desatino; pero sí de convertirme
en mi mejor “yo”, para disfrutar de un “nosotros” donde puedas ser más “tú”.
Sentí celos, Sidonie, de ese Nino Ortea al que esperas cuando está
aturdido, de ese aprendiz de escritor que te aspira cuando lo inspiras, de ese
ensoñador al que alivias de asperezas cuando lo acuna la pereza.
Sentí celos de él sin darme cuenta de que él es ese yo
que nace contigo y llena mi ánimo con bandadas creativas de los pájaros que
anidan en su cabeza y emprenden vuelo a tu lado, para así formar bandada en
compañía del acogedor ánimo lector de quienes sobrevuelan este blog.
Christopher Patch’s Migration |
"Ese yo que nace contigo"
ResponderEliminarSomos todo lo que llevamos dentro y al escribir se conVierte sobe la extensión de papel que nos acoge, somos cada luz que parpadea unos instantes antes de tomar las riemdas de su coincidencia.
Mi abraz☆ siempre
Mi admiración siempre
Buenas tardes, AtHeNeA:
EliminarSí, coincido con tus palabras acertadas: somos lo que llevamos dentro. Sin embargo, valoramos lo externo: el exhibicionismo de lo barato y la vanagloria de lo deslucido. A muchos se nos olvida quiénes somos, lo falseamos o negamos. Falseamiento negativo en el que nos ayudamos del lenguaje, tanto del de los actos como del de los símbolos.
Por suerte, AtHeNeA, hay personas como tú que hacéis de la creación literaria un proceso de introspección sincero que os lleva a depurar vuestro lenguaje de banalidades, y compartís palabras sentidas que nos devuelven la condición sintiente a vuestros lectores.
Por suerte para mí, siempre tengo el ejemplo de tu escribir para saber lo mucho que tengo que cambiar.
Un abrazo, AtHeNeA.
Iba a preguntarte si mujer de la cabecera era Sidonie. Pero leí que era Eva Green. Claro que ella podría ser una personificación.
ResponderEliminarNo hace que tengas celo de tu parte que admira a Sidonie, que es tu musa. Es para celebrar esa enninación, el incentivar tu mejor yo.
Me da la sensación de que sos tu propia mente colectiva.
Saludos.
Buenas tardes, Demiurgo:
EliminarSí, la fotografiada es la carnal Eva Green, y su fotografía es una evocación de la etérea Sidonie.
Gracias por la atención a mis palabras y el cuidado con los detalles que muestras, compañero. Estos detalles de tu personalidad literaria hablan muy bien de ti como persona, hablan de alguien generoso y atento.
Mis enninaciones nacen como defensa frente al aburrimiento y el desencanto propios; me alegra comprobar que también funcionan como invocaciones a espíritus oníricos como el tuyo.
Mi mente colectiva, mi ser “legión”, es causa habitual de encierros en la dictadura de la realidad. Soy como soy: dispar.
Un abrazo, compañero Demiurgo.
Feliz vuelo, Nino!!
ResponderEliminarGracias, Ángela. Haces que me sienta en las nubes.
EliminarToda una obra de arte lo que has escrito
ResponderEliminaruna confesión de un momento de tu alma
felicitaciones
Buenas tardes, Mucha:
EliminarMi ánimo se engalana de alegría en tu compañía.
Un abrazo, Mucha.