Marinero, entierra

Uno se hace a bloguear con gran incertidumbre y mayor curiosidad.

Imagen sin título sacada de Internet.

Es esa inquietud comunicativo-expresiva la que nos lleva a alejarnos de la calma rutinaria que nos rodea, a alejarnos de ese espacio vital al que ahora se denomina “zona de confort”.

Denominación equivocada, enraizada con la perenne demonización de lo desconocido con la que nuestras sucesivas sociedades han convertido a la curiosidad en un pecado que al hombre lo deja deslenguado y al gato, repleto.

Denominación equivocada, ya que el confort se suele encontrar entre los extraños, pues son ellos quienes no nos prejuzgan por errores cometidos en el pasado.

En la mar de Internet, cada marinero deja en tierra sus demonios. Al navegar, se libra de sus inseguridades; y, al avanzar, va trazando una estela creativa, más o menos grácil, que es descubierta por otros cuya curiosidad los lleva a acercarse al desconocido y a tratarlo como a un igual, como a un hermano de la costa creativa.

Lo bueno de frecuentar la compañía de personas estimulantes es que vivificais los sentires. Muy bueno para mí el contar con el viento a favor de vuestra compañía en esta travesía creativa. Es una suerte para mí el que me dediqueis parte de vuestro tiempo de lectura y de opinión, ya que con ello me ayudais a mejorar como persona y como personaje literario. 

"Un capitán de quince años", Bruguera, Colección Historias Color, 1972

Ya que con ello, ayudais a que este marinero de 51 septiembres entierre sus inseguridades, y se haga a la mar con la ilusión de un capitan de 15 años.

Gracias.