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Hay días en los que
recuerdo mi sueño de ser escritor. De ahí que haya noches en las que me acuesto
con el mismo aborrecimiento con el que un faquir, alérgico al acero, se
recuesta sobre su colchón de clavos. Y en mi caso me acurruco sobre una
sensación acerada de fracaso.
Mis recuerdos se
repiten, quizá sean mi única obra artística. El Arte tiene mucho de repetición
personalizada de sueños humanos. Siento fascinación por esos directores que, en
el fondo, siempre ruedan la misma película. O por los novelistas que revisitan
constantemente sus textos. John Fowles
es un escritor al que admiro con ojos de niño aninado. En estos días en los que
recuerdo mis sueños, temo convertirme en John
Fowles. No quiero pasarme este día reescribiendo «El
Mago» –llegué a completar una continuación apócrifa y antropófoga
ambientada en mi ciudad, Gijón–.
Me conformo con reabrir el archivo donde guardo mis proyectos de continuación
para mi novela «Donde
vive el recuerdo». Me conformo con el
autoengaño de que algún día daré vida a esos proyectos.
Hay días en los que
recuerdo con dolor mi sueño de ser escritor. Confío en que algún día me cure el
olvido.
ŋinO. Gijón. 2022.
No siempre es bueno el olvido. Sobre todo de sueños, como el de ser escritor.
ResponderEliminarSaludos.
Hola de nuevo, Demiurgo:
EliminarEl olvido involuntario forma parte de nuestro desarrollo individual para integrarnos en la sociedad. El olvido voluntario es un recurso eficaz para asentar nuestra individualidad.
Gracias por tu compañía, inolvidable Demiurgo.
Y yo que pienso que tú ya eres escritor, je... Vaya, vaya... 😀 Según el diccionario de la R.A.E., "escritor": persona que escribe. Autor de obras escritas o impresas. Tú cumples los requisitos 😉 Nada dice de escribir continuado en el tiempo. ¿Fue un sueño bonito? Y lo disfrutaste mientras duró, ¿verdad? "Donde vive el recuerdo" el olvido no muere, ya ves... 😊 Y da igual porque tus libros están ahí, y parte de tus ilusiones son realidades y algunos las hemos disfrutado y disfrutamos y disfrutaremos.
ResponderEliminarQuerido amigo, gracias por estar ahí siempre y por tantos momentos fabulosos de tu creatividad con los que me he sentido vivir, soñar, reír.
Abrazos desde el combate (el de todos los días, porque seguimos vivos).
Bien pensada clarisa:
EliminarGracias por tus perennes muestras de afecto personal y aprecio literario. Fuera de los diccionarios están las acciones, comunes o propias, que dan entrada a las palabras. Acciones como el que tú, Auroratris o alba me confiarais vuestros textos para construir nuestro Mirador. O hechos como el que mi “Donde vive el recuerdo” comparta el honor de figurar en el lateral de tu blog junto con obras inmortales.
Lo que ocurre es que mis limitaciones personales han frenado mis ganas literarias. Además, hubo un periodo en el que le atribuí a mi escritura de fabulaciones un poder para invocar confabulaciones (me he vuelto supersticioso).
Gracias, Clarisa Tomás Campa, por estar aquí antes, ahora y siempre. Es un placer, un estímulo y una alegría el tenerte a mi lado, compañera.