Ayer pasé la tarde mirando por la ventana, por si el viento te acercaba, tal y como temías entre risas. Incluso había limpiado los cristales; pero entre las muchas cosas que ayer no pasaron, una de ellas fue tu visita aventada.
Hoy, tanto tú como el temporal ya os habéis ido: y yo, aquí resoplando de ganas de ventilar tu ausencia.
Esta noche hay lluvia de estrellas, a ver si con suerte nos aventuramos en ella.
