Como mis lágrimas en tu
lluvia 01
El
calendario marca que estamos en época de rendibú a los difuntos; aunque casi
parece más de exaltación a payasos ridículos, por eso del “ja-ja Jallogüín”.
Quizá
la explicación para esta broma asesina del otrora sacrosanto tiempo de Adviento,
que para algunos es Halloween, se encuentre en que lo que está cadavérico es
nuestro sentido del humor.
Aunque
nadie lo diría tras leer que la Conferencia Episcopal Española lleva desde el
año 2010 apoyando la celebración de un truco-o-trato alternativo, bautizado
como Holywins,
para cuyo disfrute exhorta a los padres a que no disfracen a sus hijos como
garabatos y sí de santos, a la hora de lucirlos en sus romerías a cementerios y
limpiezas de nichos.
Aquí
dejo el vínculo a la noticia en la página Web
Católico de Javier para aquellos que, fieles émulos de Santo Tomás, si no
lo ven no lo creen http://webcatolicodejavier.org/todossantosfiesta.html
Del
devocionario al bestiario en un breviario. Uno recupera la carcajada al
imaginarse, en esta tardenoche del 1 de noviembre, las calles llenas de niños
empanados como San Jacobos y huyendo de unos
encoralizados Bob Esponjas que los persiguen para freírlos en las planchas de
sus cangreburgers.
Mientras
añoro volver a bañarme en el azul de tus ojos o descender al fondo de tu
bikini, nada me hace temer que me des calabazas, pero sí que me des un plantón
que regaría con mis lágrimas en tu lluvia.
Ah, me siento feliz cual perdiz cuando te mentes con ESO...
ResponderEliminarDice así el párágrafo que más me ha impactado y entre el que inserto, en mayúscula, las que serían sus maléficas artimañas:
Halloween es una festejo pagano con intereses consumistas COMO LA NAVIDAD Y LA PASCUA. La cultura de consumo propicia y aprovecha las oportunidades para hacer negocios, sin importar cómo TAL VEZ CON LAS VENTAS DE BELENES O DEL PRECIO DE LAS ENTRADAS EN PEDOFILANDIA, LLÁMESE VATICANO. Hollywood ha contribuido a la difusión del Halloween IGUAL QUE EN LAS PELÍCULAS COMO LA PASIÓN QUE NO ES VIOLENTA NI NADA con una serie de películas en las cuales la violencia gráfica y los asesinatos crean en el espectador un estado morboso de angustia y ansiedad PODÉIS LEER A MI AMIGO DECHSNER O REMEMORAR LAS SANTAS CRUZADAS AUNQUE SEA POR LA WIKI. Estas películas son vistas por adultos y niños, creando en estos últimos miedo y una idea errónea de la realidad SERÁ QUE EL CATOLICISMO NOS MUESTRA EL MUNDO REAL... AY QUE ME MUERO DE LA RISA El Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio LA BANCA VATICANA Y SUS INVERSIONES NO, EH?. Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos necesarios son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el "consumo del terror", EL QUE ELLOS SIEMBRAN ELIMINANDO DE LAS CONCIENCIAS CREENCIAS MILENARIAS....
Ah, me divierte recordar estos tópicos de tanto en tanto... ya, ya sé que todos lo sabemos, pero no deja de ser entretenido que te cuenten al cabo de los años un chiste que ya sabías pero que no recordabas. Me he sentido como una adolescente contraargumentando (en realidad argumentaba porque ellas solamente soltaban el rollo aprendido a base de repeticiones y que ya les había transformado la conciencia) a aquellas amigas de misa dominguera...
Gracias, amigo Nino, ha sido un buen regalo ese enlace. Beso y máscara, calabaza de chocolate, cafelito con fantasma y cualquier cosa que te divierta, como si es un vaso de agua para protestar de esta fiesta, jajajajjaa.
Me alegra tu perdiceante felicidad, verónica:
EliminarFui mal alumno de EGB, on la ESO más que meticuloso soy escrupuloso: no me gusta una filosofía que justifica el sufrimiento en lo carnal alegando un futuro bien espiritual. Y es que como fiel tarareador de Sinatra entono a diario el “Forget Domani”.
¿Así que has estado media tarde viniendo y enloqueciendo? Pues gracias por pasar este tiempo a medias y no haberme dejado a la mitad.
Tus comentarios, acotaciones y aclaraciones sobre esa memez que disfrazan de “teoría religiosa” son explosivos. Así que no es que yo te explote, es que no me puedo contener al disfrutarte.
Toda esta memez provinciana de “eso de Jalogúin es una zarandaja foranea” es curiosamente compartida por todos los extremistas que se proclaman internacionalistas. Aunque no deja de ser llamativo el que una fé que se proclama “urbi et orbe” reduzca su planisferio a las callejuelas del vaticano. Puestos a respetar tradiciones, los hombres seguiríamos secuestrando sabinas y las mujeres secuestradas de derechos.
Por suerte, pese a tener unos padres católicos practicantes, me educaron en la libertad de pensamiento y creencias. De ahí que en ejercicio de ese “libre albedrío” en el que los crédulos sitúan la causa del mal humano, yo no me proclamo ni cristiano ni mahometano, sino enfervorecidamente ninoniano.
La verdad es que nunca he tenido argumentos frente a los extremistas, sean religiosos o pretenciosos, ya que mi lado vehemente me lleva a alejarlos a distancia prudente.
Aunque siempre he sido de don Carnal y nunca de doña Cuaresma, debo reconocer que por ir he ido a misa, al igual que he ido de mejor gana a sitios de peor fama. De pequeño me sentaba en los bancos y mientras mi familia participaba en el oficio, jugueteaba con muñecos de montaplex por los bancos. Así fue hasta el día en que hice la comunión: llevaba una pistola no se me ocurrió mejor cosa que desenfundarla del bolsillo interior de mi chaqueta de marinero y ponerme a disparar con ella, para vergüenza de mis padres y escándalo de la concurrencia. Obviamente, mis padres me mantuvieron alejado de volver a misa, hasta que lo hice por amor. Con 13 años me encapriché de una asistente a misa de domingo a las 12 y allí iba yo tras ella tras un penitente. Hasta que los hermanos de la beldad me amenazaron con convertir mi vida en infierno si no dejaba en paz a su hermanita. Y mi frecuentar los templos del Señor concluyó así, o eso creí yo, hasta que me vi oficiando de señor casado mediante sacramento, en una ceremonia religiosa junto a la que fue mi esposa y sigue siendo mi amiga.
Imagino que aún me queda la visita final como finado, pese a que ya he dejado escrito que me quiero incinerado.
Eso: beos, máscaras, chocolate y diversión. El agua y, las calabazas, para los fantasmas.
Ah, pues algo similar tenemos la historia, mi primera misa (debidamente obligada porque a los rojos les obigaban a llevar a sus hijos a ser bien adoctrinados, pese a que hacía bastantes años que la maldita guerra había finalizado) fue de risa y nunca mejor dicho. Me contaron un chiste, alguna de las niñas, durante el sermón y me reí a carcajadas como loca mientras aplaudía por la gracia. La mirada del pedófilo fue fulmimante y suficiente...
ResponderEliminarMe aburrí como una ostra y dije a mi famailia que a ver como le rezan a un monigote me parecía ridículo. Fin del asunto y su gran alegría.
Ni pasé por ahí cuando me casé, ni cuando nada, no entro ni en los funerales, bodas, bautizos o comuniones, me quedo en la puerta con los hombres o tomando café con ellos, no sé... ellas están siempre todas dentro.
Ah, es que las "monaguillas" son muy peligrosas, amigo ¿Cómo se te ocurre? jajajaja.
Un abrazo, Nino. Feliz finde, que ya viene.
Buenos días, Verónica:
EliminarImagino que nuestra generación está marcada por historias muy similares de fariseísmo religioso.
Estudié en un colegio público, el Jovellanos. Tenía ocho años cuando murió el dictador. Recuerdo que cuando dejé la escuela aún había clases donde colgaba un cartel con las “últimas palabras del generalísimo”. Nos obligaban a formar en la calle (mi colegio no tenía patio, por lo que nunca hice gimnasia) o, con suerte, en el vestíbulo y pasillos del edificio. Allí, el iluminado del director nos echaba una arenga que siempre culminaba con el rezo de un “ave María”. Obviamente, era obligatorio aportar dinero en las cuestaciones y llevar flores (por orden de lista) a lo largo de la primavera a una figura de la virgen de Covadonga.
No sé qué vi en la “monaguilla”. A aquella edad las chicas eran seres mitológicos, ahora os encuentro enigmáticas.
Poco después de mi huida del templo, ya en el instituto, mi aturdimiento ante la fascinación por el eterno femenino me constó una expulsión del centro: el director del colegio había desaconsejado que siguiera estudiando, de echo convocó a mis padres para decirles que a lo más que podría llegar era a hacer alguna FP sencilla, con lo que imagino que en mi expediente académico iría algo así como “alumno retardado”. Recuerdo que septiembre de 1979 vino cálido, o al menos soleado, y mi clase daba a un enorme patio. La luz natural brillaba sobre las melenas de mis compañeras, nunca había tenido “niñas” en clase, y yo no hacía otra cosa que admirarlas, ni cogía apuntes, ni contestaba a preguntas. La primera evaluación las suspendí todas y llamaron a mis padres para decirles que “parecía tonto, ya que no hacía otra cosa que mirar por la ventana”. Me expulsaron dos días por falta de actitud. Poco después la misma tutora me expulsó una semana. Era la profe de Ciencias y para identificar los minerales no se le ocurría otro método que lamer algunos como el de la sal y otros colorados. Como mi apellido empieza por “O”, cuando llegó a mí el muestrario, aquello era un vertedero de babas. Me negué a lenguearlo, acompañando mi queja de comentarios “inapropiados” nueva expulsión. Aquella profe no tenía Malena, más bien llevaba el pelo a lo Annie Lennox, creo que en realidad le fastidiaba que nunca me quedaba admirándola.
Gracias por la compañía, Verónica. Espero que disfrutéis de un finde en complicidad.
Café con canela.