Este jueves es Mónica
quien, a través de su blog Neogeminis,
nos propone un nuevo tema para un relato en 350 palabras: “Duetos de inspiración”.
Mónica nos sugiere que, para el desarrollo de la
historia, escojamos entre los siguientes “duetos” de palabras:
Verdad y/o consecuencia * Destino y/o azar * Causa
y/o efecto * Olvido y/o memoria * Sustancia y/o apariencia * Miedos y/o culpas.
Gracias por tu inspiración, Mónica.
William Wilson visita
Twin Peaks
Hola:
Este relato ha sido premiado en un concurso cuyas condiciones de participación exigen que lo elimine de Internet.
No estoy de acuerdo con tal imposición, pero al no haber reparado en ella envié el texto. Ahora debo cumplir las normas.
Espero haver aprendido.
Este relato ha sido premiado en un concurso cuyas condiciones de participación exigen que lo elimine de Internet.
No estoy de acuerdo con tal imposición, pero al no haber reparado en ella envié el texto. Ahora debo cumplir las normas.
Espero haver aprendido.
Qué malas pasadas nos puede jugar ese otro que a veces nos acompaña haciéndose presente en todo... No siempre le podemos dominar... se impone por la fuerza...
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, como siempre, muy original y ameno.
Muchos besos
No se actualiza tu enlace, todavía lo veo con el escrito anterior :)
EliminarBuenas tardes, Carmen:
EliminarPues sí ese “otro” nos puede jugar muy malas pasadas. Sobre todo cuando ese “otro” es inexistente y resultado de los prejuicios con los que los demás te prejuzgan o rechazan. El “otro• que aflora en momentos de estimulación o el que aparece en situaciones de presión, podemos llegar a casi evitar que aparezca si tomamos una serie de medidas y precauciones. Pero esa parte de nosotros (ese rasgo físico, ese tono de voz, esa expresión corporal,...) que el vulgo rechaza es algo que siempre nos acompaña y nos convierte en víctima de su desprecio.
Gracias por tu compañía, Carmen.
Bueno, es que este blog es casi tan perezoso como su autor. Además, no faltan quienes aseguran que el mío es un ejemplo claro de retrasado.
EliminarUn abrazo, Carmen.
No me gustan las personas que rechazan a los otros...
EliminarYa se puso bien :)
Buenas tardes, Carmen:
EliminarYo no las tolero. Las llevo sufriendo toda mi vida y a estas alturas soy intransigente con ellas. Las tengo tan atragantadas que es tenerlas cerca (sentados en otra mesa de un bar y oír sus bravuconadas, caminando por la calle y ver cómo tratan a sus hijos...) e irme corriendo.
Un abrazo.
No vi la serie, por lo que no conozco los personajes, igualmente tu relato nos pinta a un psicópata de doble personalidad que fácilmente captura nuestra atención e imaginación. Ese dueto de personalidades sin duda reune todos los ingredientes como para que la mayoría -sino todos- los duetos propuestos lleguen a tener relevancia en su accionar perverso jejeje.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por participar, Nino.
=)
Buenas tardes, Mónica:
EliminarGracias a ti por tu inspiración en libertad. El tema de la dualidad es muy sugerente. En un principio quise escribir un texto realista sobre cómo todos tenemos al menos 2 caras (la pública y la personal), el problema me llegó al intentar reflejar mi convencimiento de que esas 2 caras son en realidad muchas en la mayoría de las personas (carían según las relaciones de poder, los sentimientos, el autocontrol, ...)
De hecho creo que más que “cambiar”, las personas permitimos que afloren otros rasgos o los forzamos para integrarnos.
Un abrazo, Mónica.
Vi la serie pero la recuerdo vagamente. Que peligrosos son los otros yos. Salvo el grupo El Otro Yo.
ResponderEliminarBien planteado tu relato.
Buenas tardes, Demiurgo:
EliminarTwin Peaks fue y es una serie apasionante en su primera temporada, por desgracia la segunda ve reducido su atractivo a breves destellos de ingenio. Incluso la belleza de las protagonistas perdió fuerza, ya que la mayoría empezaron a despeñarse por barrancos de escesos.
Tengo un “yo” (al que visualizo como a King Kong en Nueva York) que es muy peligroso. Mis rentrantes “personas” pueden gozar de mayor o menor aprobación social, pero a mí me gustan.
Un abrazo, Demiurgo.
Ese otro da verdadero miedo, sobre todo si quiere que carguemos con la culpa de todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenas tardes, Carmen:
EliminarCreo que el miedo a lo que somos capaces a hacer nos debe ayudar a valorar más lo que hacemos. Hay decenas de gestas diarias (ceder el paso, sonreírle a un bebe, devolverle el cambio erróneo a una cajera,...) que me llevan a ganar pequeñas batallas a ese monstruito que llevo dentro y que me pide que vaya por la calle apartando a la gente, ignorando a todo el mundo y aprovechándome de los demás) Me gusta pensar el las pequeñas cosas buenas que hago a diario, de ahí que me tachen de engreído por ser muy consciente de que no todo lo hago mal.
Un abrazo, Carmen.
Tu relato, no deja indiferente, aun sin conocer la serie. Algunas expresiones, las destaco por los irónicamente graciosas (adolescente de 50, nada más aburrido que la felicidad...)
ResponderEliminarTiene una forma un original de escribir (tal vez te lo haya dicho, pero es de destacar).
un abrazo jueverísimo
Buenas tardes, Casss:
EliminarGracias por apreciar mi forma de escribir. Para mí el proceso de escritura pública es resultante de una necesidad de comunicarme. En primer lugar con mi sensibilidad y emociones/impresiones, pero luego viene lo extraordinario de encontrarme vuestras palabras, que me ayudan a entenderme; o a entender que lo que yo interpreto de una manera tiene varias percepciones.
Por eso os agradezco tanto cada uno de vuestros comentarios.
Un abrazo viernesante, Casss :-)
me parece que el mensaje se borró.
Eliminarte decía que estoy en tu tierra, maravillada.... Ya probé la sidra Está muy buena!!! ;)
Buenos días, Casss:
Eliminar¡¡Bienvenida a Lluevilandia!!
Hoy ha amanecido soleado, confío en que el día mantenga su luz.
Disfruta del viaje.
Gracies por atopar un momentu pa escribime mientres esfrutes d'unos culinos de sidra.
Un abrazo, Casss.
Su relato parece un episodio de la serie, Sr Ortea.
ResponderEliminarHonor me hace con su valoración, Ángela.
EliminarQue escalofriante ese 'otro yo' y muy comodo ya que el 'otro' carga con sus culpas.
ResponderEliminarUn final impresionante. Me recuerda mucho las series de Dexter. =0)
Un beso
Que escalofriante ese 'otro yo' y muy comodo ya que el 'otro' carga con sus culpas.
ResponderEliminarUn final impresionante. Me recuerda mucho las series de Dexter. =0)
Un beso
Buenos días, Yessy kan;
EliminarSí, es un recurso muy recurrente el de recurrir al “enemigo interior” a la hora de evitar aceptar las consecuencias de nuestros actos. Más allá de profundidades de la mente, es evidente que nos reprimimos tanto para encajar en el concepto de normalidad que esos comportamientos que ocultamos acaban explotando.
Gracias por tu mención a Dexter, gran serie televisiva (no he leído las novelas que la originaron) Claro ejemplo de que las personas normales de vida aburrida son de armas tomar.
Un abrazo, Yessy,
Vi la serie, me encantaba..... tu relato me la recuerda de pleno y me pone los pelos de punta, pero como soy un poco rarita, me encanta. Has escrito un buen relato, digno de una serie de misterio y miedo.
ResponderEliminaruna lluvia de besos, Sir Nino
Mi querida Maduixeta:
EliminarHonor de los grandes, de esos que hacen que sientas que la ley de gravedad te ha indultado y te permite volar, me haces con tus palabras.
Permíteme decirte que en mi opinión eres bastante “rara”, ya que tu generosidad se sale de lo normal en este mundo de corazones mezquinos.
Un placer empaparnos en esa lluvia, milady Maduixeta.
Jjajaja me sacaste sonrisas cuando dices se te quedó el pelo blanco y por ello llevas el cráneo rasurado para disimular su efecto, tienes un humor muy particular, gracias por tu simpatía, Nino.
ResponderEliminarPues ya puedes encontrar a Laura sino prepárate.
Aunque no vi la serie, me ha encantado leerte, Nino, siempre es un placer venir a quedarme un ratito entre tus letras.
Un beso y muy feliz tarde.
Gracias a ti por la compañía de tu sonrisa, María.
EliminarFíjate si mi humor es “particular” que la mayoría de quienes me desconocen me califican de malhumorado. El problema está en que no me hace ninguna gracia el que intenten convertir mi vida en un chiste.
Ya sabes que hay veces en que la mejor forma de encontrar algo es dejar de buscarlo. Quizá si me hago el despistado, Laura vendrá a darme alpiste.
Lo que resulta siempre un placer es contar con tu compañía, María.
Feliz tarde.
Creo que no hace falta haber visto la serie para determinar que tu relato es excelente. Un paseo por la dualidad que todos tenemos tantas veces frente al espejo, el yin yang de nuestra personalidad. o como dicen por ahí nuestro alter ego. A veces se hace difícil poder manejarlo y lo dejamos aflorar, creo que es lo más parecido a ser fieles a nosotros mismos. El tema se complica cuando ese otro yo está cargado de maldad o perversión, y pasa los límites más extremos. Como en este caso de tu relato donde se escuda frente al olvido de los actos cometidos, para darle el mando a su mitad oscura.
ResponderEliminarMe gustó muchísimo leerte, es un texto impecable, y te felicito.
Un abrazo grande.
Buenas tardes, Sindel:
EliminarAl leerte me he acordado de una descorazonada que me afeaba mi lado “Jekyll y Hyde” cuando reaccionaba con disgusto ante su desprecio.
Sí, por suerte las personas tenemos nuestros estados de ánimo y respondemos a estímulos (no somos hombres de latón en busca de ningún Mago de Oz). Nuestras respuestas no son siempre las apropiadas, pero no somos agua para sólo hervir a una temperatura concreta. Por desgracia, hay veces en que las reacciones pueden ser injustas; en mi caso opto por pedir perdón y asumir las consecuencias de mis actos.
Muchas gracias sinceras por tus palabras de aprecio. Me han alegrado el ánimo y acariciado la estima.
Un abrazo, Sindel.
A veces nuestro otro yo nos juega malas pasadas ,menos mal que normalmente no pasan de ser tonterías, pero cuando se emplea a fondo hay que temerle.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
A veces nuestro otro yo nos juega malas pasadas ,menos mal que normalmente no pasan de ser tonterías, pero cuando se emplea a fondo hay que temerle.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Hola, Tracy:
EliminarCoincido plenamente con tu reflexión. Por desgracia sé muy bien las malas pasadas que puede jugarme mi otro yo. Me arrepiento y avergüenzo de comportamientos para los que tengo excusas y no razones. Por suerte mi subconsciente es cada vez menos bravío.
Gracias por tu comentario, tracy.
Genial ejercicio de impro...
ResponderEliminarAbrazotes.
Muchas gracias, Borja.
EliminarAbrazotes..
Excelentísimo! Tu relato deja ese escozor capaz de provocar un "otro yo" que nos induce a hacer lo inimaginado!
ResponderEliminarLo del "adolescente que bordea los cincuenta", me ha dejado una buena sonrisa... lo tendré en cuenta para cuando llegue, digamos que aún estoy en la pre-adolescencia! :D
Siempre un gusto leerte Nino, la sorpresa y la locura, sin dudas, rondan por aquí.
Besos!
Gaby*
Querida Gaby*:
EliminarEs leerte y sentirme rejuvenecer, avivado por tus refrescantes palabras.
Cumplir años está bien, de hecho el problema está en no cumplirlos. Mi comportamiento nunca ha sido el esperable de un hombre de mi edad y peso, ya que soy de natural liviano. Bueno, mi padre diría que soy un inconsciente.
A medida que me hago viejo, procuro reírme más de mis cosas y respetar las ajenas. Hubo un tiempo en que me fantaseé como devorador de mundos, y ahora sólo quiero vagabundear tranquilo por el mío.
Un verdadero placer disfrutar de tu compañía, Gaby*.
Recuerdo la serie muy vagamente, en su momento fue un bombazo....lo que si recuerdo es la música. Bueno, tu relato estupendo, como siempre, con esos juegos de significados que sueles hacer y que le dan el toque de humor al que nos tienes acostumbrados. Qué miedo! eso de encontrarte otro yo en el espejo!
ResponderEliminarBesos
Buenas tardes, Charo:
EliminarGuardo tres copias de las dos temporadas de Twin Peaks. El recuerdo de su accidentada emisión por Telecinco está lleno de momentos mágicos. La música de Angelo Badalamenti es muy evocadora.
Me encanta saber que te ha gustado el relato. Disfruté escribiéndolo.
Sí, me gusta jugar con las palabras, disfrutar con su sonoridad (muchas veces tarareo frases que escribo al son de la música que escribo)
Sí, encontrarme mi reflejo mañanero en el espejo, me da bastantes sustos. Me levanto creyéndome un Brad Pitt ¡y me descubro siendo un Danny DeVito!
Un abrazo, Charo.