Este
jueves es Casss quien, a través de
su blog El balcón de Casss,
nos propone un nuevo tema para un relato en 350 palabras: “un mundo de
sensaciones, sonidos plenos de olores, onomatopeyas y colores”.
En
el texto que hoy comparto, continúo los alborotos de Maximino Danonino en pos
del amor de Pandora Embrujadora. Aquí
tenéis un enlace con otros encuentros trapisóndicos de estos personajes.
Gracias
por tu inspiración, Casss.
De rodillas y callado, pasaba como
uno más del rebaño de fieles congregados alrededor de mi otrora hogar y ahora lugar
para rogar. El disfraz de danonino me daba el aspecto del pollino a lo Pollock que complementa todo portal
divino; y hacía que, en ese jueves santo, encajara para mi espanto en aquella
conmemoración de una última cena que supondría mi primer bocado caliente.
¡!Grupp, grupp!! El ruido delator de mis tripas desvelaba mi pasión al ver a las monjas
preparar torrijas,
Por suerte, tenía cerca dos huraños
que además de gritones eran tacaños: debían de haber comprado sus audífonos en
un bazar chino, o desayunado altavoces con café capuchino. Gracias a los
gorgoritos de esos cantamañanas supe qué había llevado a que mi caseta se
conventeara de hermanas:
A una de las devotas congregadas para
solicitar la excomunión del obispo por la expulsión de las monjas, le entró un
apretón de los que llevan al sofoco si pospones su deposición. En tal situación de
apuro entró cual canguro en mi hogar oscuro, por la ventana solapada tras mi
escapada.
¡¡Kataplofff!!
Luego de dejarse seis dientes en la
caída y dos kilos en el inodoro, la dama recuperó el decoro y se puso a buscar
por el retrete un rollo de higiénico papelete. Imagino que intoxicada por los
efluvios de sus diluvios, la desfajada evacuadora empezó a gritar que se le
había aparecido La Salvadora.
A sus gritos acudieron devotos del
Santo Suplicio, a los que el hedor del servicio empezó a sacar de quicio. Perjudicados
por la emanación y buscando salir de la habitación, los cofrades proclamaron
como anunciación lo que es un mero manchón, al identificar como señal de divinidad
lo que es una marca de humedad.
El listo del obispo no tardó ni un
segundo en declarar la santidad del borrón, sugiriendo a las monjas sin
convento que encontraran provisionalmente allí su asiento, a la espera de la
aprobación romana sobre la mancha.
¡¡Ring-ring!! El sonidillo de mi telefonillo
anunciaba que Pandora
era mi llamadora; por lo que, cual el picapedrero amo de Dino, este danonino
gritó:
¡¡Yabadabadú!!
Jajaja, un encuentro lleno de aromas...
ResponderEliminarMe encanta tu humor y tu gran imaginación, lo hace todo muy original.
Menos mal que te salvó Pandora de ese montón de efluvios, que si no... te veo de fraile :)
Muchos besos, Nino.
Buenas tardes, Carmen:
EliminarEncantado de encantarte; y esto no lo imagino, lo rubrico y firmo.
Sí, fue un encuentro de lo más aromático, ya que no romántico: pero lo de unir monjas y convento, sonaba a peli “s” de las antiguas, y yo no soy ése que resuena en mis coplillas.
Sí, la aromática Pandora volvió a sublimarme en mitad de aquel atufillo; aunque aún recuerdo las miradas golosas que me liberaba una tal Sor Presa.
Un abrazo, Carmen.
Escatológica madrugada la mía, al pillar mi cel y leerte xD!!!!!!!!!
ResponderEliminar04:45am y pensando en la mancha.....
......SHIT!!!!
xD!!!!
Buenas tardes, Nicky:
EliminarConfío en que tu mañana se volviera más lógica tras pillar tu cel y leer textos menos deslucidos.
Mi tarde se ha vuelo más enloquecedora después de leerte; de hecho estoy pensando en acercarme a la ancha de la mancha de decora el techo de mi lecho y masticar más de sus honguitos que me hacen ver hombrecitos.
Un abrazo de los de lazo, Nicky.
Ayssssss esas tripas como resuenan jajajaja y tanto o mas que con gritos jajaja.
ResponderEliminarViva el buen humor que no decaigan en Semana Santa las risas.
Un beso con sonrisas jaja.
Muy buenas, María:
EliminarPues sí, lo del corazón delator lo dejo para manuscritos hallados en una botella (sin picos, que escribiría Nicky) y otros poeMarios; lo que delata mis pasiones es de la tripa sus vibraciones.
Basta que quiera parecer elegante y fino al aceptar comer caviar con pepino, para que mi intestino proteste ante mi desatino.
El buen humor y el buen amor deben ir de la mano: amo lo que escribo y adoro lo que me escribís, mi risa es una muestra de la celebración de nuestro venir y enloquecer.
Un beso con cosquillas, María.
JAJAJA.... sí que has entrado en tema, con ese humor y desenfado, que creo, te caracteriza.
ResponderEliminarCon entusiasmo rebuzno: "mi reino por una torrijas!!!!" y un buen aplauso para tu relato.
Besos y muchas gracias por tu participación tan intensa...! ;)
Buenas tardes, Casss:
EliminarSoy tan débil como curioso ante las tentaciones; y más cuando rezuman libertad.
Tu proposición, abierta y sugerente, me ha llevado a la recaída, Casss; ya que me había propuesto no seguir serializando un relato con cada jueves de compañerismo (me parece que se aleja del espíritu de la convocatoria)
Como buen hijo de godos me uno a tu propuesta y rebuzno goloso el eco de tu petición.
Las torrijas nos las repartimos, las gracias son todas tuyas: tú teb las mereces todas, para mí ha sido un placer.
Un barzo, Casss.
Su texto es tan irreverente como divertido, Sr Ortea. Besos
ResponderEliminarBuenos días, Ángela:
EliminarEl tono irreverente es tan inconsciente como el divertido perseguido. Feliz viernes.
Jajajaja! Nadie se salva de apuros tales, lo admirable, es que te de tela (o papel, dado el caso), para construir una historia tan divertida. A mi me gustan estas historias secuenciales, que a pesar que el tema propuesto vaya variando, nunca falta oportunidad para ir hilando tramas con personajes y situaciones a las que uno se va familiarizando. Mi hija (la Loquita) adopta esta costumbre... claro, cuando le pinta participar.
ResponderEliminarBesos y aplaudo sonoramente (plas plas plas!) tu originalidad y buen humor!
Gaby*
Buenos días, sonriente Gaby*:
EliminarYa sabes que los apuros ajenos nos provocan pura risa, de ahí que cual Emperador César escriba en tercera persona sobre mis escaramuzas de primera.
Tendré muy en cuenta tu opinión y gusto: también me gustan las historias secuenciales (es un gran reto escribirlas y un buen rato leerlas), pero no sé si debería limitar su uso, como hace de manera tan enloquecedora mi admirada “la Loquita”, para así alejarme del abuso.
Agradezco tu risueño comentario y valoro tu consejo-opinión razonado.
Un abrazo de viernes, Gaby*.
Aquí si que se juntaron aromas no muy bien olidos. Y es que con tal de buscar un santo, cualquier cosa.
ResponderEliminarUn gran y divertido relato.
Un abrazo
Buenos días, Carmen:
EliminarPues sí, la verdad es que siempre me ha intrigado como hay personas que hacen fragancia del hedor, y no me refiero al resultante de la falta de higiene. Me llama la atención la gente a la que le gusta el olor de la gasolina, el repollo o el pachuli. ¡Puag, puag! ¡Yo me quedo con la fragancia de unas torrijas al anís o con canela!
Me agrada grandemente haberte divertido, Carmen.
Feliz viernes.
Jajajajajaja no puedo parar de reir!!! Es que tus relatos son desopilantes, pero tan vívidos que uno siente que está allí viendo pasar las cosas. Venir a tu blog es sinónimo de diversión, de saber que voy a encontrar originalidad y autenticidad.
ResponderEliminarMe encanta seguir esta historia, que va de a pasos y dejan con ganas de más.
Un abrazo enorme.
Buenos días, Sindel:
EliminarMe gusta la felicidad, sentirla y compartirla. Dejo para mentes más sublimes y espíritus más vaporosos eso de reconfortarse en la tristeza y la melancolía. Yo prefiero una risa ruidosa a un aria piadosa, por eso lo mío es el ruido del rock y no la música de Handel.
Me alegra leer cómo sientes tus visitas a este blog, Sindel: gracias.
Tendré en cuenta tu consejo-opinión, coincidente con el de Gaby*.
Un abrazo, Sindel.
De tanto reir m'ha entrat el hambre! Eres puro ingenio
ResponderEliminarBuenos días, Oriol:
EliminarGracias, tus palabras tienen el efecto de un desayuno suculento.
Un abrazo.
jajajja divertidisimo episodio que puede uno imaginar teatralizado a modo de desopilante sainete!
ResponderEliminarUn abrazo
Buenos días, Mónica:
Eliminar¡Genial idea! Ahora mismo me pongo a formar una compañía itinerante con mis personalidades diletantes. ¡Con la de tomates que nos tirarán, tendré comida asegurada para una buena temporada!
Un abrazo cosquilloso, Mónica.
Relato-comedia muy acorde con la temática, una magnifica aportacion juevera. Felicidades tu imaginación no tiene limites. Imagino las caras de los devotos del Santo Suplicio al llegar ante tal diluvio de emanaciones. ;0)
ResponderEliminarUn beso
Relato-comedia muy acorde con la temática, una magnifica aportacion juevera. Felicidades tu imaginación no tiene limites. Imagino las caras de los devotos del Santo Suplicio al llegar ante tal diluvio de emanaciones. ;0)
ResponderEliminarUn beso
Buenos días, Jessy Kan:
EliminarLa que es magnífica es vuestra compañía de lunes a domingo.
Ya que la realidad empequeñece mis posibles, me gusta imaginar a lo grande, con derroche y generosidad.
Pues sí los adoradores del suplicio se convirtieron en suplicantes de aire puro. ¡De devotos a devolventes en una misma procesión¡ ¿No querían suplicio, o lo imploraban de vicio?
Un abrazo, Jessy Kan.
jajajajaajja reir en verso sienta bien. Me encanta el nombre de la cofradía del Santo Suplicio y los personajes tan disparatados de tu relato.
ResponderEliminarBesos
Buenos días, Rosa:
EliminarEscuchar vuestras risas es la mejor de las músicas. Para otros extreñidos dejo el suplicio de los malditos comentarios sufridos.
Lo bueno del disparate es que compartimos risas y no disparamos tiros.
Un abrazo, Rosa.
Muy buenas las aventuras de Danonino y Pandora. Encantada de volver y leerte.
ResponderEliminaruna lluvia de besos
Mi milady Maduixeta, ¡bienvenida!
Eliminar¿Qué sería de esta república de locura si contar con la frescura de vuestra presencia? Sin dudas, este enloquecido trovador caería en la demencia.
Encantado de disfrutar de vuestro encanto.
¡Bañémonos pues, pardiez!
Qué cosas, ¿no?
ResponderEliminarAbrazotes.
Buenos días, Borja:
EliminarPues sí, es sorprendente; y pensar que todo empezó con una cita de las que no hacen historia, sino que provocan la histeria.
Gracias por tu visita y comentario, Borja.
Incompremsible
ResponderEliminar¿Ha probado usted a leerlo boca abajo?
Eliminarjajajajaja, qué bueno por Dios! qué ingenio a la hora de escribir, además me he reído muchísimo, dos kilos!!! jajajaja. No sólo cómo lo cuentas, que es buenísimo, sino también lo ingenioso de la historia, muy bueno Nino.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenos días, Geus:
Eliminar¿Te has reído dos kilos? ¡Jo, pues ya son risas, je je! El ingenio está en quien lee con la mente abierta y con el ánimo renovado,.
Muchas gracias por tu aprecio y por tu compañía, Geus.
Un abrazo.
Divertidísimo y aromado relato. Escatológica y disparatada solución al reto propuesto por nuestra amiga Casss que tiene la virtud de arrancarnos la sonrisa, cuando no la carcajada. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenos días, Pepe:
EliminarSí, la propuesta en libertad de Casss fue inspiradora de este relato caótico. Pocos rasgos humanos hay más hay más caóticos que la risa, que brota de manera incontenible en las situaciones menos inesperadas. El orden está bien para explicar las cosas, no para soñarlas.
Un abrazo, Pepe.
Me has jecho reír después de las vacaciones, lo que no es mala cosa.
ResponderEliminarBuenos días, Tracy:
EliminarPues sí, es buena cosa: ya que tu sonrisa habla de tu capacidad para el optimismo y afrontar lo cotidiano con ganas, no con resignación. Si la vida se redujera a un trabajo, yo sería un desvivido.
Un abrazo, Tracy.
Irreverente ocurrencia a la par de divertidísima...además de muy visual...yo me estaba imaginando la situación y hubiera sido para grabarla...tú lo has hecho con letras de sensaciones....
ResponderEliminarUn abrazo
Irreverente ocurrencia a la par de divertidísima...además de muy visual...yo me estaba imaginando la situación y hubiera sido para grabarla...tú lo has hecho con letras de sensaciones....
ResponderEliminarUn abrazo
Buenos días, Max:
EliminarGracias por tu comentario.
Sí, aunque mi relato no tiene propósito irreverente, sino sonriente, me temo que si lo leen en mi cofradía me expulsan de nazareno.
Normalmente hay un sentido que me dicta al escribir (el olfato, el gusto, el oído...) y en este caso dominó el visual (el olfativo lo tenía desactivado, por eso de los hedores)
Un abrazo, Max.