Si no lo admito, reviento: El televisor es un gran invento.
De mi época de trabajo de
recepcionista en un hotel gijonés, recuerdo que los clientes enseguida
reclamaban mis servicios de antenista si el mando a distancia de la tele no
funcionaba; o porque en el canal 7 se veía TeleAsturias y no TeleMadrid. Más
tarde, al dejar su cuarto, era cuando te comentaban que la ducha no cerraba o
que una ventana no abría; pero el tema de la tele les provocaba mucho telele desde su inscripción en
recepción.
Quizá en esta época de múltiples adicciones
legales, la más trostélida lo sea la catódica de nuestra mesnada; al igual que antaño
lo fue la católica de Torquemada.
Pues si los unos quemaban a las pelirrojas por brujas, los otros denostan a las
peligrosas por pirujas. Hace poco, leí a un ilustrado que consideraba la serie Pippi Calzaslargas, como el producto televisivo más
nocivo para su desarrollo emocional. Se nota que el caballero de la triste
amargura no ha acariciado en su vida a mujer pizpireta, ni ha coronado cumbres de
la aberración televisiva como ¡Ay, qué calor!, Sexo
en
Nueva
York
o Noche
de
fiesta.
El televisor es el gran Satán, mis queridos enloquecidos.
Y a sus seguidores nos deberían llamar «Legión», porque somos muchos los que
andamos endemoniados con sus desprecios. Al igual que en lo carnal nos atrae quien
nos lo pone difícil, siempre nos sintoniza el canal que emite lo fácil. Yo, que
durante más de 5 años fui apóstata de la fe catódica y ahora vivo pendiente de
los escotes de La Sexta y los recortes de La Uno, puedo asegurar —o incluso
cantar como un tuno— que desde que tengo antena de televisión se me ha ido la
pena del corazón.
“En la
bola de cristal te veo venir.
En la
bola de cristal estás junto a mí”.
(Santiago
Auserón)
Yo debo admitir que son tantos años que no veo televisión... es decir, la uso para ver mi gran colección de dvd cuando el día es propicio para pasárselo en un sofá con una mantita y algo rico para saborear... o para escuchar música, que gran invento eso que la tele se conecte a internet!!! ...cada vez aprendo más a estar "sin..." lo cual en ciertos sentidos se me hace muy peligroso.
ResponderEliminarUn besote.
Buenos días, Alma:
EliminarA diferencia de mi personaje de “bloquero venyenloquecido” que firma este blog, apenas veo la televisión en directo y cuando lo hago es obligado por las compañías. De hecho, si puse antena fue para que mi padre pudiera ver los canales que le gustan cuando viene a mi casa
Al igual que tú, veo ficciones grabadas –básicamente pelis y series– y lo hago en gran cantidad. Al no tener trabajo fijo, ni pareja estable o problemas recurrentes, disfruto de bastante tiempo libre para mis aficiones. Mi tele no es inteligente, pero sí sugerente: a falta de conexión con Internet, está conectada a mis gustos; por lo que también la ficción televisión se acomoda a mi capricho.
En mi caso, ha sido más peligroso el estar “con”. No es que preconice la vuelta a las cavernas, pero sí que me da mejor resultado el mantenerme a flote en la autarquía que el nadar en la abundancia.
Ahora me paso a verte, hoy es viernes y siento curiosidad por ver que canción nos acercas.
Un fuerte abrazo, Alma.
me gusta la tele entretiene
ResponderEliminarcomo cuando masco chicle mi mente ....
la politica la veo la vivo aunque votaré por nadie...
Me gusta tu escrito
porque hace que hablemos sin sentido
gracias mimate
acordate siempre de eso
me gusta la tele entretiene
ResponderEliminarcomo cuando masco chicle mi mente ....
la politica la veo la vivo aunque votaré por nadie...
Me gusta tu escrito
porque hace que hablemos sin sentido
gracias mimate
acordate siempre de eso
Mi querida Mucha:
EliminarQuizá cuando más decimos de nosotros es cuando hablamos sin sentido, llevados por la pereza del placer o por la urgencia de la necesidad. Al menos en mi caso, cuando escribo este tipo de “deliranza” es cuando me siento más libre y permito que cobren voz ilusiones que normalmente silencio por eso de evitar que quien habitualmente me llama “locuelo” pase a considerarme “insensato”.
Me sorprende y agrada el que textos como éste, donde me sumerjo en le éter, gusten a otras personas. Y más si esas personas son tan vitales como tú, Mucha.
Somos política, la hacemos cada día con nuestros actos y decisiones, poco a poco construimos una sociedad delicada para con los necesitados y áspera para con los miserables.
Me acordaré mientras mi mente no condene al olvido lo vivido.
Gracias, Mucha.
Me encajas en la Sexta, Nino. En artículos como éste me recuerdas el humor inteligente de Wyoming.
ResponderEliminarBesos
Buenos días, Ángela:
EliminarGracias por buscarme un sitio en La Sexta, así estaré más cerca del Séptimo (Cielo), je je.
Hace mucho que no veo al Gran Wyoming, casualmente lo veía en sus redifusiones de madrugada, cuando trabajaba en el hotel. Eso sí, suelo escucharlo los martes en la radio, en la cadena M80, dentro del programa ¡Arriba España!
Gracias por la comparación, Ángela.
Y también es curioso como todo cambia como "tal" pues ya se puede ver tele desde casi cualquier lugar y hacerlo con el mvl etc.
ResponderEliminarEn realidad todo cambia h a la vez los contenidos se tornan repetitivos.
Mi abrazo de luz
Buenos días, AtHeNeA:
EliminarSí, justamente ayer de mañana, mientras paseaba perezoso al sol, pensaba en que hemos incorporado a lo cotidiano lo que hace apenas dos décadas es mágico y, lo desconcertante, es que al hacerlo hemos perdido en gran parte la capacidad de asombro. La que hemos aumentado es nuestra capacidad de quejarnos de lo que no tenemos.
Si hace 20 años hubiera pensado que podría llevar toda una videoteca y veinte bibliotecas en un dispositivo, me habría emocionado ante la idea. Sin embargo, ahora lo que hago es lamentar el no poder permitirme comprar una tecnología más potente.
Gracias por tu abrazo de luz, AtHeNeA.
Soy adicto, pero sólo a los noticieros y canales de películas. UN abrazo, Nino. Carlos
ResponderEliminarBuenos días, Carlos:
EliminarAquí en España los noticieros desinforman y la Cultura desfallece de inanición. Fíjate, por ejemplo, que un escritor como Arturo Pérez-Reverte –no es de mi gusto, pero sí que lo admiro– ha tenido que disculparse por haber elegido como protagonista de su última novela a un protagonista políticamente incorrecto. Para informarme escucho la radio, básicamente una emisora pública que se llama Radio 5, y me fijo en la actitud de mis conciudadanos mientras hacen sus labores cotidianas.
Aquí, sólo hay un canal cinematográfico gratuito y su programación es penosa (creo, aunque no le presto atención). Por suerte tengo una colección profusa de películas y teleseries.
Un fuerte abrazo, Carlos.
Me gusta mucho la televisión, en que he visto algunos hallazgos, como grandes series, interesantes películas, películas buenas de tan malas. Lo que más me interesa de los noticieros son las conductoras.
ResponderEliminarSaludos.
Buenos días, Demiurgo:
EliminarA principios de la década de los años 90 era un apasionado de la tv, estaba abonado a la tv de pago, primero en sus emisiones en señal analógica y luego en digital. Pero con la llegada del nuevo milenio algo cambió en mí y pasé a no tener ni siquiera antena para la señal terrestre gratuita.
Hay veces en las que me planteo si no debería intentar esforzarme por integrarme más en una sociedad a la que acuso de excluirme. Bastaría con retomar costumbres sencillas, como la de ver la tele en directo. Así podría entrar en conversaciones sobre esos programas que todo el mundo asegura no ver, pero que acaban viendo “por casualidad”.
Un abrazo, Demiurgo. Gracias de nuevo por tu persistente compañía.
Soy uno de los que en lo carnal nos atrae quien nos lo pone... difícil.
ResponderEliminarUn barzote!!
Buenas tardes, Oriol:
EliminarSí, imagino que la dificultad funciona como un eficaz acicate en la tentación; yo muchas veces lo veo como el hacer trampas cuando juego a las cartas: no las hago para ganar, sino que para ver si me pillan.
Un abrazo, Oriol
Muy buenas Nino.
ResponderEliminarSiempre te veía como comentarista de blogs en común. No se por qué nunca pasé por acá, pero descubro que tu blog está muy bueno.
Con respecto a la TV, si uno sabe qué busca encuentra buenos programas, aunque nunca en los horarios estelares. Y si uno tiene la sesera quemada de tanto pensamiento, ahí estarán siempre os programas que nos bajaran a piloto automático.
A partir de ahora te sigo.
Abrazo!
Buenas tardes, Frodo:
EliminarGracias por tu visita y comentario, ahora mismo intento pasar a corresponderte por tu blog.
Tienes toda la razón en que durante los horarios de máxima audiencia suelen ofrecer programas de mínimo interés, me pregunto si las altas cifras de audiencia no son resultado del automatismo con el que muchos espectadores se sitúan frente al televisor e, independientemente de lo que emitan o de su calidad, dejan puesto un programa que funcione como ruido de fondo mientras hacen ptras cosas.
Un abrazo, Frodo.