Hola,
este jueves es el compañero El demiurgo
de Hurlingham quien coordina un encuentro creativo bajo estás indicaciones:
Les presento unos argumentos, basados en
hechos que han sucedido. Se trata de que tomen uno de estos argumentos y
escriban un relato, a partir de ese argumento. Con un estilo personal y el
género que prefieran.
En
mi caso, he optado por la sexta sugerencia: 6) Un personaje comienza
encontrar interés en las conversaciones de las personas,
desconocidas, de a su alrededor, en los lugares que frecuenta.
A
la que he aportado algo de real y el
resultado es este relato que amablemente te dispones a leer –o a escuchar en su
versión “libertango”–:
«Por una cabeza», libertango de Nino Ortea
Permíteme,
afable escuchante, hablarte en voz alta; y así hacer de mi soliloquio una
conversación entre desconocidos gracias a tu atención.
No
voy a fabularme como puntual. La inquietud que me causa la quietud de la
espera, me lleva a autorecetarme acudir retrasado a mis citas. Ayer, la sugerente
“María” me propuso vernos hoy a las 9. Tras haber llegado retardado, la rebusqué
en un café dividido en dos por un muro antitabaco tan inútil como un consejo a
destiempo. Me senté y oteé vidas ajenas. Un par de escenas más allá, vi a una morena
cuya tez nacarada contrastaba con el tenue rosa de sus labios. La mirada
perdida revelaba que no se encontraba allí, sentada frente al repeinado que
intentaba retenerla con palabras convertidas en lamentos.
Me
atrapó lo discreto del desprecio de la esfinge mientras prendía un cigarrillo.
Un
camarero le llamó la atención, desatando la ira contenida del repeinado. Ella apagó
el pitillo. Se disculpó. Tocó sin acariciar la espalda del desdeñado; y caminó
hacia donde ya estaba su mente.
Una
rubia, de ojos tan alegres como su sonrisa, me miró. Le devolví la sonrisa.
Cuando se acercaba, resonó una voz inquisitiva. Su madre le ordenaba que no me
molestara. Entonces llegó “María” con la mirada perdida…
Comprendí
que pasaba del purgatorio de la espera al infierno de la pérdida. Comprendí que
había perdido, aunque fuese sólo “por una
cabeza”, la carrera del amor. Y “si
ella me olvida ¿Qué importa perderme mil veces la vida? ¿Para qué vivir?”
Y
aquí llevo sentado desde entonces. Por las colillas que veo acumuladas en el plato
del café, debe de haber pasado un rato largo. Rato que ha sido bueno en su
etapa final, gracias a tu interés. El camarero no ha venido ni una vez a
llamarme la atención por fumar un cigarrillo. Intuyo que él sabe bien lo que es
penar en el infierno de la pérdida. Intuyo que él sabe bien lo que es “perder
mil veces la vida por una cabeza”.
Gracias
por esta conversación, amable escuchante. No lo olvides: “no hay que jugar”.
Para
leer el resto de creaciones aportadas por mis compañeros sólo tienes que pulsar
en este enlace:
https://eldemiurgodehurlingham.blogspot.com/2023/08/este-jueves-un-relato-argumentos-con.html
Le
agradezco a Demiurgo su inspiración y
a ti tu compañía, amable leyente-escuchante.
«Por una cabeza» es el título de un tango compuesto en 1935 por Carlos Gardel, con letra de Alfredo Le Pera. La versión que suena de fondo a mi lectura del relato homónimo está orquestada por Astor Piazzolla.
ResponderEliminarPues no sé yo si te convenía la tal Maria, y no sé si valía tanto como dice el tango, pero claro entre humos y con la mente nublada por el amor...
ResponderEliminarSi no vas a poder ni mirar a otra mujer y te sentencia sin mediar palabra, ni tu medirla con la otra, me parece una exigencia exagerada. sin duda el tango es de otros tiempos, y la escena también, aunwue no tan lejanos.
ABRAZOO, Nino
Hola, Gabiliante:
EliminarNo tengo inconveniente en reconocer que quien le era conveniente era yo a ella: no habría encontrado a nadie que se sintiera más comedido a su lado. Pero, me encontraba fiuera de su medida con lo que me quitó de en medio con la misma suavidad con la que se quita la pelusa de la ropa.
Un abrazo, Gabilante.
Hola, Nino:
ResponderEliminarComentas que hay algo real en este relato, espero que no sea el final de una relación.
Besos.
Hola, Ángela:
EliminarLa verdad es que no soy puntual, aunque puntualizo que tampoco soy tardón.
Un abrazo, Ángela.
Siempre que hemos quedado has sido muy puntual: tú nos estabas esperando.
EliminarEspero que estés bien.
Hola, Ángela:
EliminarEl que, casualmente, llegue antes no implica que vosotros no seaís puntuales.
Estoy bien, gracias. Hoy algo más migrañoso, pero confío en que no irá a más.
Un abrazo, Ángela.
Una larga espera y cuando ella llega, una desilusión.
ResponderEliminarTal vez la solución sea encontrar otra mujer a quien esperar-
Bien contado, locutado y musicalizado.
Saludos.
Hola, Demiurgo:
EliminarGracias por tu comentario. Un placer haber participado en tu convocatoria.
Un abrazo.
Hay un universo en ese café en donde puede verse reflejada la humanidad, y es asi, cuando uno está solo en un sitio en donde los demás están acompañados de pareja o familia, queda uno como un "bicho raro". Creo me ha pasado esa situación algunas veces. Bien narrado y también una cosa magnífica lo de la narración, la escuche pero tambien lei el texto.
ResponderEliminarHola, José:
EliminarGracias por tu comentario. Disfruto leyendo tus textos y me encanta releer los comentarios que me dedicas (no leo las conversaciones ajenas, pero intuyo que son siempre igual de afables). En tus comentarios trasmites haber realizado una inmersión lectora y escribes como un personaje presente en la ficción narrada. GRACIAS.
Los bares son unos lugares hipnóticos. Dejando a un lado el efecto lisérgico de los alcoholes, uno allí se siente en la intimidad pese a estar en un sitio público y se siente acompañado aunque esté sólo. Ese contraste nos lleva a airear en público sentimientos públicos o a contarles secretos a desconocidos.
Un gran abrazo, José.
Puntillosa descripción de los personajes de ese café tan especial. Perfectamente definidas, además, las sensaciones que surgen entre ellos cuando rozan sus soledades. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Mónica:
EliminarMuy expresiva tu personificación de “soledades que se rozan”. Todos sabemos de esas descargas eléctricas que nos recorren ocasionalmente tras un roce fortuito. Y todos sabemos que las barras de los bares son transmisoras perfectas de las chispas del deseo.
Gracias por tu comentario, compañera.
Hola Nino , es que muchas veces no se puede jugar al azar con el amor y menos poniendo un tango , creo que tú personaje pago caro eso , y ahora vivirá atormentado toda su vida.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato y que decir de este tango , lastima que yo no se bailarlo y ahora menos que estoy coja , jajajajajaja
Besos y abrazos para ti y frambuesa mi querido Nino.
Hola, Flor:
EliminarNo soy dado a los tangos: ni a escucharlos ni mucho menos a bailarlos; pero el otro día asistí a un espectáculo y el tema “Por una cabeza” resonaba en mi memoria a la hora de titular este relato (la bailarina era fascinante).
El amor incipiente tiene una parte de juego, que no de manipulación. Como todo juego debe jugarse con normas iguales para todos y sin hacer trampas.
El baile en pareja según pautas establecidas me aburre (no acabé de bailar mi “vals nupcial” con mi ya esposa, pues cambié varias veces de pareja) Y el del tango no es excepción.
Un abrazo, aristogata.
Hola, Nino. Le sugeriría a tu personaje una cumbia la próxima vez, quizás entonces espere a la persona que lo haga feliz y a quien él pueda amar siendo correspondido. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Myriam:
EliminarGracias por tu consejo: mi personaje es curioso, por lo que probablemente también sea cumbioso. Y, por supuesto, el amor debe ser correspondido: con la de correspondencia que aún tengo por responder sé bien que en esto del amor hay que pegar sello.
Un abrazo, Myriam.
Tu relato va a la par que las notas del famoso tango de Gardel, una serie de personajes desfilan antes que María y su final. Me ha encantado leerte es muy bueno, besos.
ResponderEliminarHola, Molí:
EliminarEncantado con tu encanto lector y agradecido con tu comentario, compañera.
Un abrazo, Molí.
Existen estos "mágicos" encuentros y desencuentros que dejan huella en nosotros y nos hacen preguntarnos, "que hubiera pasado... y si...."! Verdad? Muy acertada tu referencia al tango! Mientras relees el relato parece que lo oyes de fondo! Ja, ja! Un abrazote!
ResponderEliminarHola, Marifelita:
EliminarHay tanta magia en la aparición como en la desaparición escénica (hubo épocas en las que fui un consumado escapista). Pero ahora, retirado gustosamente de los escenarios, la magia la encuentro en el recuerdo de lo que fue, no en la prestidigitación de lo que pudo haber sido.
Un abrazo, Marifelita.
el tango quedo congelado en el tiempo, su pena sus personajes siguen ahí pase lo que pase. Has hecho un intento de traerlos a nuestros dias para hacer un relato actual de esa canción Un abrazo
ResponderEliminarHola, Rodolfo:
EliminarHay pasiones que al contarlas parecen la letra de un tango, cuando al vivirlas fueron sonidos del silencio. La espera forzada desespera al más cuerdo, pero a veces lo enloquecedor empieza cuando acaba la espera y lo que te aguarda es el desencanto.
Un abrazo, Rodolfo.
Los personajes cobran vida desde tu pluma, amigo Nino. He podido apreciar la estancia, y sobre todo, la vulnerabilidad de los personajes. A veces, nos perdemos en relaciones o mentes, que hace tiempo dejaron de existir. Te felicito por tu relato.
ResponderEliminarMil besitos con mi cariño y muy feliz día ♥
Hola, Auroratris:
EliminarLa pluma da alas a recuerdos que levantan su vuelo con la brisa de la añoranza. Recuerdos tan falseados por la brea de la amargura que su vuelo dura lo que tardan en abatirlos las ráfagas de la cordura.
Un abrazo, compañera.
Hola, Nino, bueno, llegué tarde a escucharte, pero llegué, 😄 y ya ves, feliz al leerte y también al resto de compañeros que os habéis apuntado a este nuevo reto. Os admiro por vuestra capacidad creativa y fiel cita de los jueves y que siempre ganáis nuestras cabezas lectoras. Es admirable lo bien que lo hacéis, todos.
ResponderEliminarEn cuanto a tu desilusionante cita, no sé que decirte, pero a veces, perder una cabeza puede ser mejor que ganar mil dolores de cabeza futuros... Como decía aquella canción del 2000, "I Will Love Again"...
"I will love again
Though my heart is breaking, I will
Love again
Stronger than before
I will love again
Even if it takes a lifetime to get over you
Heaven only knows, I will love again"
Gracias, Nino, por este sugerente relato, emotivo en tu voz, que nos habla de que a veces nos forjamos falsas expectativas ante la ilusión del amor, pero el amor, ah, l'amour!, tiene respuestas imprevisibles... Lo bonito es pensar que otra María, de mirada cálida, te encontrará mientras caminas por una calle de tu preciosa ciudad, cualquier día y, sin esperas, je 🌞
Abrazos! Sé muy feliz querido amigo nuestro 🤗🍀
Hola, puntual Clarisa:
EliminarLlegas a tu tiempo a la que es tu casa. Bienvenida, amiga. Confío en que el paso del verano esté dejando en vosotros un bronceado en la piel y mucha calma en el espíritu.
Respecto a las esperas impuestas, son tan inspiradoras para la creatividad como demoledoras para la tranquilidad: cuando no te preocupa el que le haya pasado algo a la otra persona, te preguntas si no habrá dejado de pasar ese “algo especial” entre vosotros.
No me gusta que me tengan a la espera. Es algo que, de entrada, me parece una salida de tono. Una muestra de falta de respeto. Y, como tal, no la tolero. Pasados 10 minutos, levanto el vuelo. Valoro mi tiempo y no se lo dedico a cualquiera.
Respecto a estos desencuentros afectivos, salvo en ocasiones en las que admito mi culpa en el fracaso compartido, no soy dado al lamento. Suelo hacer mía la noción “salgo ganando”; y más en contextos en los que la contraparte hace uso del arte de la ausencia o amaga con amargarme con un “silencio lúgubre”. Entonces, suelo actualizar una vieja canción del ahora caduco Sabina (hay que saber retirarse a tiempo) y tararear su “Tratado de impaciencia No. 10”.
Y es que hay que tener paciencia en el amor. Por eso sé que mi amada ciudad volverá a ser deseable cuando la vulgaridad deje de vacacionar en ella. Llegará septiembre. La espera será breve.
Confío en que estéis resplandecientes, compañera. Ánimo en la lucha diaria contra la estulticia y en el combate vital a los miserables.
Un abrazo refrescante, Clarisa.
El tango me fascina, y no porque haga parte de los fuegos creativos de uno de los poemas de mi libro, Ijares de la noche.
ResponderEliminarLa espera se ha vuelto una costumbre, y el que espera desespera y esperando se queda. Buen pretexto de la espera para un buen relato. Un abrazo. Carlos
Hola, Carlos:
EliminarNo soy aficionado a escuchar/bailar tangos; en mi incultura me atrae su plasticidad, no su musicalidad.
La “espera voluntaria” es una actitud positiva, sustenta la esperanza. Pero la “espera impuesta” es una práctica desconsiderada que sólo sirve para imposturas como este relato.
Una abrazo, admirado Carlos.
Beautiful blog
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