Últimamente, estoy releyendo parte de la narrativa breve de Oscar Wilde.
Al andar entre esperas corchetadas por sentadas en sillones más o menos cómodos, no encuentro lectura más acomodada que la de estos textos de extensión corta, pero de sugestión infinita.
El relato con el que os dejo, La esfinge sin secreto, aparece acreditado como texto libre y sin ninguna indicación sobre el autor de su traducción. Una vez más, la lectura de la obra de Oscar Wilde conlleva la entrada a un acto de Magia. En este caso, a una casa de espejos –cóncavos u ovalados– en los que se refleja el esperpento de una vida maquillada al gusto ajeno.
Creo que el libro que más recuerdo y más me ha impresionado es El Griego, de Pierre Rey, es un libro que tengo hace un montón de años y le tengo cariño.
ResponderEliminarUn abrazo, Nino
Hola de nuevo, Mujer Virtual:
EliminarNo conozco la obra de Pierre Rey. Mañana me acerco a la biblioteca del barrio a ver si encuentro “El Griego”.
Muchas gracias por tu consejo lector, Mujer Virtual.
Gracias a ti por la atención.
EliminarUn abrazo
Hola de nuevo, Mujer virtual:
EliminarNo dudes que me siento agraciado al contar con vuestra compañía. Permíteme que me también reconozca agradecido por ella,
Lo mejor. Siempre.
Pensarás que soy latosa y quizás lo sea, pero me encontré por ahí con algo que quería comentar y no me dio opción :(
ResponderEliminarhttps://venyenloquece.blogspot.com/2015/08/identidad-fortuita.html
Atenta Mujer Virtual:
EliminarEres una bendición, es toda una suerte contar con tu atención lectora.
Me alegra, tanto como me sorprende, el cuidado con el que estás leyendo estas entradas escritas hace tiempo.
Soy yo quien debe disculparse por los inconvenientes que te estás encontrando a la hora de comentar. Ahora lo arreglo.
Y, por supuesto, soy yo quien te está muy agradecido por tu aprecio desprendido.
Gracias, Mujer Virtual.