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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

lunes, 9 de mayo de 2011

El Imperio contraataca.



El problema de estar abierto a las ilusiones no es el que los cerrados de mente te llamen “iluso”; sino que te expones al dolor de las decepciones. Aunque si la solución para no sufrir es la de no sentir, seré siempre un pupas.
Ayer noche, intenté ver la película Los Inmortales: El Origen (Brett Leonard, 2007). Este intento de distracción, que presumí calmante, se convirtió en irritante. La primera irritación me la ortigó la bochornosa edición que mercadea la distribuidora Manga Films –sin subtítulos en inglés y capada de la opción de cambio idioma durante su reproducción–. La subsiguiente erupción se produjo a los casi 20 minutos de visionado del filme; cuando, cautivo y desanimado mi ejercicio de arrojo neuronal, las hordas de la decepción alcanzaron sus últimos objetivos. Apagué el reproductor y me puse a mentar improperios inmortales nada originales.
Tras haber bien dormido y bien comido, sigo pensando lo que pensaba cuando me iba a acostar casi en ayunas –pues tras la retreta del arrebato, se me olvidan muchas cosas; y ayer se me olvidó cenar y cepillarme los dientes–. En esta época de distanciamiento entre el espectador y la industria de explotación cinematográfica, me sigue sorprendiendo el que ciertos productores arriesguen su dinero en aberraciones fílmicas. No me cabe duda de que estos peseteros pertenecen al lado oscuro reflejado por Mel Brooks en su película Los productores (1968). Y sus lamentos, son cantos de sirena con los que buscan encallar en sus costas bancarias al espectador incauto o bienintencionado. 
Ayer se cumplieron 6 noches desde que el terrorista Osama bin Laden fue ejecutado. El juez y parte de esta acción ejecutiva fue el cambiante Barack Obama; quien, para muchos, aún encarna la confianza en que un imperio militar se pueda convertir en república de ideas.
Nunca he figurado entre los ilusionados por esa nueva esperanza que encarna el actual presidente yanqui, así que me he ahorrado la decepción. Digamos que con él me ocurre como al Maestro Yoda con el joven Anakin Skywalker: siento en él una gran alteración de La Fuerza. Siguiendo con el paralelismo entre nuestro mundo y el ideado por George Lucas para su epopeya galáctica, veo en Barack Obama –Comandante en Jefe del USA Army–, muchas similitudes con Darth Vader, –Comandante Supremo de la Flota Imperial–.
Quizá lo más ilusionante en lo Fantástico es su plasmación de lo Real. Puede que lo más reconfortante de la Ilusión, es que enardece nuestro deseo inmortal de vivir en un mundo mejor, en tierras altas alejadas del rencor. Pues sabemos de sobra que este mundo feliz, asentado en el valle de la venganza, se cimienta sobre nuestra capacidad para provocar miedo en el ajeno. Y el miedo lleva a la ira, la ira al odio; y el odio nos lleva a cortarle la cabeza al diferente, convencidos de que al final sólo puede quedar uno: nuestro imperio.
¡Salud y República, compañeros!
Nino

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