Esta
estupenda fondo de la espectacular Raquel
Welch publicitaba la estupefactante película Hace un millón de años.
Film donde bajo su envoltura de aventura paleolítica, se especula con la duda coetánea
de toda familia víctima de la actual diáspora matrimonial: “¿Qué sucedió entre
tu padre y mi madre?”. Siendo en el episodio fílmico él un lagartón y ella una lagarterana, vestida con
biquini ad hoc.
Tras
ver esta producción de Hammer Film Productions dirigida por Don Chaffey en 1966, me quedó claro
el porqué de la extinción de los dinosaurios: ¿Qué futuro le podía esperar a
una raza que, tras otear a una rapaza tan apañada como Raquel,
intentaría devorarla de un mordisco en vez de comérsela a besos? Está claro que
lo que convierte a la Humana en la especie más evolucionada, no es nuestra capacidad
para mandar naves a La Luna, sino nuestra tendencia a caer a la tierra ante la
belleza.
Debilidad
que nuestro instinto animal se encarga de paliar, para así garantizar la
perpetuación de la especie. Pues si el requisito para el apareamiento fuera la
belleza, el 90 % de la Humanidad estaría tan inmaculado como un diccionario en
casa de mi vecina. Por suerte, el morbo, la lascivia y el alcohol milagrean que
los feos también tengamos nuestro público.
Lo
curioso de está foto publicitaria –en la que está claro quién es la curiosa– es
que el fotograma no aparece en ninguna escena del film. Funcionó como reclamo
hedonista para esta película rodada en parte en unas Islas Canarias que nunca
fueron tan afortunadas.
El
caso es que a ningún espectador masculino le importó un comino el que no
apareciera esta imagen crucificada de Raquel, ya que en la película la exuberante no
sólo salía escasa de palabras –participaba en tres líneas de diálogo–, también resplandecía
exigua de ropa. Por lo que, atraídos por lo inexistente, los espectadores se
quedaron realmente satisfechos, convirtiendo el film en un gran éxito, tal y
como refleja la película Cadena perpetua (Frank Darabont, 1994) Y es que, pese a sus
evidentes dislates histórico-biológicos, este tipo de pelis no están pensadas
para un público científico, sino sensualista.
Sin
llegar a lo vulgar, es muy común eso de encontrarse con publicidades engañosas
y promesas incumplidas. Entre lo primero destacan las pelirrojas, llamativas
en lontananza, que en las distancias cortas se desvelan como peliteñidas; y
entre los segundos apestan los políticos que usan sus promesas electorales
para, ya elegidos, crucificar en el olvido a sus electores.
Eso
de atraer con el engaño hace daño. Pese a ello, muchos lo llaman “arte” y a los
engañadores los aclaman como “maestros”. Hay tenemos el sangriento ejemplo de
la tauromaquia, donde a la víctima cornuda del engaño se le prometen “corridas”
y se encuentra con banderillas, rejoneos y estocadas. Y, aunque más cornadas da
la vida, es triste eso de que sólo por nacer toro los desaprensivos hagan de tu
muerte su oro.
No
hace un millón de años, sino una centena de minutos, que no nos vemos. Y ya
cargo con la cruz de estar alejado de tu luz. Y quizá tú te sigas preguntando
porqué voy y enloquezco… Espero que al menos tengas claro que, pese a mi
provecta edad, no soy un dinosaurio.
danoNino.
Sigue con tus buenos pases ( que el tendido se llena de sonrisas )
ResponderEliminarLo mismo que retroceda hasta aquellos tres renglones de la evolucionada, que avance hasta la moral.eja de nuestros políticos, el texto es tan chispeante que no podía terminar con el mítico punto final.
La coletilla mimetizada con el entorno, es un bonito y real broche para esta ocurrente ... cruzada ?
Se te saluda.
Muchas gracias, Juncal, por tus saludos y comentarios lecturarios que denotan una lectura tan activa como atenta con fondo y forma.
ResponderEliminarSiempre he sido más de emprender cruzadas que de detenerme en encrucijadas. Me alegra que mi cruzada te parezca ocurrente y no recurrente; aunque yo la definiría como sugerente cuando la penitente es Raquel.
Saludos tan enloquecidos como agradecidos, Juncal.