Bienvenido,
puedes sentarte en esta mesa, si te gusta su disposición.
Aquí
tienes el menú:
Todos
aceptamos que disfrutar de obras culturales es alimentar el intelecto. Ese
disfrute conlleva elegir si nos alimentamos por defecto –con la sosedad de lo
natural– o por elección –con lo condimentado de lo artificioso–. En otros sitios
web encontrarás los sustentos necesarios para una dieta cultural sana. Son
lugares prestigiosos y lustrosos, cuyo menú diario se basa en un primer plato
de información filtrada, un segundo plato de opinión velada y como postre una
fruta de temporada –un día Bárcenas, otro Casillas, El Papa o El Papus–.
Aquí,
amigo lector, te ofrezco una carta de entradas basadas en el artificio de la
imaginación. A ti que te acabas de incorporar a Ven y enloquece, permíteme de
entremés una sugerencia del chef: No creas lo que Nino escribe, sino lo que tú
lees. Cada entrante, sesgado por mi intención, cobra un sabor diferente
dependiendo de la boca que lo saboree. Éste es un menú a la carta de platos de
capricho condimentados por el azar de la intención.
La
especialidad de esta cocina son los postres, escasos de nutrientes y sobrados
de edulcorantes; pero preparados con la intención de que resulten deliciosos en
paladar ajeno, tras haberlos degustado en el propio. Los entrantes los puedes
consumir cuando te apetece –de hecho algunos ganan consistencia con el tiempo o
la relectura–, pero el chef aconseja que se degusten al poco de ser emplatados
–basta con seguir este blog por correo electrónico o a su autor por Facebook,
para saber su momento de elaboración–.
El
cuándo disfrutas de Ven y enloquece queda a tu elección; pero
permíteme que te aconseje sobre el cómo: hazlo sobre la generosidad del plato
grande de una pantalla de ordenador y no desde la escasez del platillo de un
dispositivo móvil. Así podrás disfrutar con la disposición y presentación de
cada ingrediente.
Al
igual que cuando disfrutamos en un restaurante de una tarta, no podemos evitar
exclamar lo mucho que nos gusta y ofrecer a los demás que la prueben, te invito
a que compartas con tus allegados la existencia de este blog y a que los
invites a que nos visiten, si es que tu degustación te ha dejado buen sabor de
boca.
Aquí
siempre tendrás una mesa reservada a tu nombre.
Bienvenido
a Ven y
enloquece, gracias por tu visita.
chefNino.
Se me ha convertido en gula lo de la libre interpretación.
ResponderEliminarCon guindilla o sin ella, siempre sobresale el toque especial del chef que se reconoce y paladea por encima del resto de ingredientes.
De acuerdo o no con tus opiniones, siempre tus exposiciones son especiales , Marcelo.
Abrazos.
Hola, Juncal:
EliminarAsí se empieza un día, practicando un pecadillo: si en tu caso es el de la gula interpretativa, en el mío –tras leerte– se me reactiva la soberbia creativa.
Una cosa es lo que uno intenta escribir y otra lo que otro interpreta. Una lectura activa, como es la tuya, siempre tiene un proceso de reescritura. Algo así cómo cuando, frente un buen plato, no nos limitamos a comerlo para quitárnoslo de delante, sino que lo paladeamos e intentamos deducir ingredientes y método de preparación.
A mí me gusta que me saboreen, así que GRACIAS, Juncal.