El
desarrollo de la producción y el aumento en la calidad artística van paralelos:
en 1959, el número de productoras francesas es de 495, en el año 964 son 698.
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Incluso
estrellas en pleno apogeo como Charlton Heston ven en Europa una
oportunidad para reorientar sus carreras. En 1972, el norteamericano se inicia
como director con la coproducción hispano-anglo-suiza Marco Antonio y Cleopatra.
Así
mismo, aunque las superproducciones estadounidenses habían relegado a los
equipos nacionales a roles secundarios, éstos aprovecharán la experiencia para
curtirse en rodajes ágiles con personal plurilingüe, lo cual les permitirá
desarrollar su voz propia entre el ruido y la furia de las coproducciones.
Sergio Leone,
ganará sus galones en empresas como Quo
vadis? (1951) o Ben Hur
(1959), antes de graduarse con la dirección de El
coloso de Rodas (1960).
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Muchos
directores trabajan a cuatro manos, no firman sus obras o lo hacen con
seudónimo. Leone no verá acreditada su dirección ni en Los últimos días de Ponpeya (1959) ni en
su propia obra Mi nombre es ninguno
(1973); Franco usa más de veinte aliases.
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