Vivimos en una sociedad en la que una
mayoría se define como solidaria. Pero encuentran lastimero el que te quejes de
que el Ayuntamiento ha privatizado tu calle al sector hostelero; y les resulta
vulgar eso de interesarse por lo que escribes, cuando no son guasaps para
ellos.
Pedirles el pequeño favor de que intenten
entenderte o ponerse en tu lugar, no tiene sentido viniendo de un enloquecido.
De alguien que desde siempre ha sido el raro, el diferente y el gran ausente. Más
vale tener con ellos el detalle de dejarlos al llegar a la que fue tu calle –y
ahora se ha privatizado en una feria de vanidades–, para que así disfruten con
su forma de vivir que te es tan extraña.
Y luego se preguntan porqué apenas os
veis, cuando hace tiempo para que ellos eres invisible y para ti son
intangibles.