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sábado, 23 de noviembre de 2013

El porqué de este paripé.



El porqué de este paripé.

Las cámaras parlamentarias se parecen mucho al campo de los sueños del patio de un colegio. En ellas también hay quienes se enrabietan y –al ver que no se los selecciona para ser capitanes del equipo– amenazan con llevarse el balón para formar otra pandilla. De ser compañero a contrincante dista una simple contrariedad: no recibir los galones de mando.
Tras mandar a paseo los colores que siempre pasearon con orgullo, algunos de esos enrabietados deciden forman un partido cuyo objetivo es pescar votos en el río revuelto que han creado los berrinches tras su marcha. Los ejemplos recientes más preclaros, en eso de cargar contra quienes no quisieron cargar con ellos, son las formaciones UPYD y FORO. Sus dos próceres –Rosa Díez y Francisco Álvarez-Cascos– habían ocupado altos cargos en la administración pública, gracias a su ordena y mando en unos partidos cuya organización no cuestionaron mientras los vientos de su funcionamiento hinchaban sus velas.


Pero, tras verse varadas en tierra sus ambiciones mandatarias, juraron que su navegación había sido lo más parecido a penar en galeras, por mucho que los viéramos sentados en poltronas. Y al convencerse de que sus otrora compañeros persistían en llevar la nación por tierras extrañas, fue –con su voluntad de sacrificio– que decidieron fletar otra nave que les permita pilotar a unidad en el destino universal que es España.
Parece que fue hace un siglo y fue sólo hace dos años, que FORO logró la jefatura del gobierno asturiano, tras una victoria electoral que no le dejaba más elecciones que pactar un presupuesto o prorrogar el existente. A falta de presupuesto, el Sr. Cascos esgrimió el pretexto de culpar a los demás de ser el infierno de la oposición y convocó nuevas elecciones, en las que esperaba que sus administrados le diéramos la razón. En lugar de ello, los asturianos le dimos un disgusto: el resultado no fue el que esperaba y tres partidos se unieron para que quien mande en el patio no fuera él, sino otro más seriote e igual de feote.

El Destino, que a veces más que caprichoso es malicioso, quiso que fuera el partido de la Sra. Díez el que diera la puntilla al bravío Sr. Cascos. Y ella, tan discreta como coqueta, no tardó en venir a bombo y platillo a supervisar lo que los dirigentes de su partido en Asturias habían acordado.
¿Se imagina que su señora madre lo acompañara –a usted, ya cuarentón– a la tienda para asegurarse de que el lechero les da leche de verdad? ¿Ve sentido a que su progenitora se plante en su casa cada vez que usted no mezcla la ropa blanca con la de color?
Pues igual de inaceptable me resultó que la omnipresente señora se presentara como madrina en el bautizo del recién nacido asturiano. Su actitud me recordó a la de esas madres opresoras que se acercaban –no al patio del colegio, sino al de la universidad– a preguntar a su hijo cómo le había salido el examen. Si ése es el grado de confianza que Rosa Díez demuestra en sus compañeros de partido, ya me la imagino haciendo inspecciones sorpresa a sus convecinos cuando ejerce de presidenta de comunidad.

Pasado el tiempo, esa “entente cordiale” se ha mostrado más bien como un “tente mientras cobro”. Con más ruido que nueces, Izquierda Unida y UPyD dieron por roto el pacto de legislatura. Sus razones me parecieron excusas, al igual que ciertas palabras me suenan a rebuznos. Llevado por mi natural desconfianza hacia los desprendidos que cobran por todo, no pudo evitar el sorprenderme que el anuncio de la fractura coincidiera con un congreso de la formación política comandada por la Sra. Diez.


Y ahora, a los asturianos se nos vuelve a amenazar con la paralización presupuestaria. Y mucho me temo que los causantes del embrollo se presenten como sus solventadores. El porqué de este paripé me suena a comedieta, de esas malas que algunos nos montamos para justificar nuestra presencia en lugares donde hace tiempo que lo unico que se espera de nosotros es que nos vayamos.

Gijón, 19-XI-2013.

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