El porqué de este paripé.
(Alto o mi madre dispara, redoux)
Las
cámaras parlamentarias se parecen mucho al campo de los sueños del patio de un
colegio. En ellas también hay quienes se enrabietan y –al ver que no se los
selecciona para ser capitanes del equipo– amenazan con llevarse el balón para
formar otra pandilla. De ser compañero a contrincante dista una simple
contrariedad: no recibir los galones de mando.
Tras
mandar a paseo los colores que siempre pasearon con orgullo, algunos de esos
enrabietados deciden forman un partido cuyo objetivo es pescar votos en el río
revuelto que han creado los berrinches tras su marcha. Los ejemplos recientes
más preclaros, en eso de cargar contra quienes no quisieron cargar con ellos,
son las formaciones UPYD y FORO. Sus dos próceres –Rosa Díez y Francisco Álvarez-Cascos– habían ocupado altos cargos en la administración pública,
gracias a su ordena y mando en unos partidos cuya organización no cuestionaron
mientras los vientos de su funcionamiento hinchaban sus velas.
Pero,
tras verse varadas en tierra sus ambiciones mandatarias, juraron que su
navegación había sido lo más parecido a penar en galeras, por mucho que los
viéramos sentados en poltronas. Y al convencerse de que sus otrora compañeros
persistían en llevar la nación por tierras extrañas, fue –con su voluntad de
sacrificio– que decidieron fletar otra nave que les permita pilotar a unidad en
el destino universal que es España.
Parece
que fue hace un siglo y fue sólo hace dos años, que FORO logró la jefatura del gobierno asturiano, tras una victoria
electoral que no le dejaba más elecciones que pactar un presupuesto o prorrogar
el existente. A falta de presupuesto, el Sr. Cascos esgrimió el pretexto de culpar a los demás de ser el
infierno de la oposición y convocó nuevas elecciones, en las que esperaba que
sus administrados le diéramos la razón. En lugar de ello, los asturianos le
dimos un disgusto: el resultado no fue el que esperaba y tres partidos se unieron
para que quien mande en el patio no fuera él, sino otro más seriote e igual de
feote.
El
Destino, que a veces más que caprichoso es malicioso, quiso que fuera el
partido de la Sra. Díez el que diera
la puntilla al bravío Sr. Cascos. Y
ella, tan discreta como coqueta, no tardó en venir a bombo y platillo a
supervisar lo que los dirigentes de su partido en Asturias habían acordado.
¿Se
imagina que su señora madre lo acompañara –a usted, ya cuarentón– a la tienda
para asegurarse de que el lechero les da leche de verdad? ¿Ve sentido a que su
progenitora se plante en su casa cada vez que usted no mezcla la ropa blanca
con la de color?
Pues
igual de inaceptable me resultó que la omnipresente señora se presentara como
madrina en el bautizo del recién nacido asturiano. Su actitud me recordó a la
de esas madres opresoras que se acercaban –no al patio del colegio, sino al de
la universidad– a preguntar a su hijo cómo le había salido el examen. Si ése es
el grado de confianza que Rosa Díez
demuestra en sus compañeros de partido, ya me la imagino haciendo inspecciones
sorpresa a sus convecinos cuando ejerce de presidenta de comunidad.
Pasado
el tiempo, esa “entente cordiale” se ha mostrado más bien como un “tente
mientras cobro”. Con más ruido que nueces, Izquierda
Unida y UPyD dieron por roto el
pacto de legislatura. Sus razones me parecieron excusas, al igual que ciertas
palabras me suenan a rebuznos. Llevado por mi natural desconfianza hacia los
desprendidos que cobran por todo, no pudo evitar el sorprenderme que el anuncio
de la fractura coincidiera con un congreso de la formación política comandada
por la Sra. Diez.
Y
ahora, a los asturianos se nos vuelve a amenazar con la paralización
presupuestaria. Y mucho me temo que los causantes del embrollo se presenten
como sus solventadores. El porqué de este paripé me suena a comedieta, de esas
malas que algunos nos montamos para justificar nuestra presencia en lugares
donde hace tiempo que lo unico que se espera de nosotros es que nos vayamos.
Gijón,
19-XI-2013.
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