En respuesta a la pregunta con la que cerraba mi anterior posteo: no sé cómo habría sido mi vida de ser diferente a ésta, lo que sí sé es
de la vida que se vive al ser indiferente al aburrimiento. Indiferencia que me
lleva a al goteo incesante de preguntarme los porqués de mis cosas. Y de ahí
que a mi duda le conteste con una nueva pregunta, como si me gustara hacer de
mi vida un laberinto en el que me adentro para conocerme y derrotar al ninotauro de la insatisfacción.
I can't get no satisfaction, I can't get no
satisfaction. 'Cause I try and I try and I try and I try. I can't get no, I
can't get no!
© Mick
Jagger & Keith Richards.
Me pregunto si estos ritos de paso, que nuestra sociedad
asocia a una vida real, no dejan de ser fases de un estado de aletargamiento
que nos venden como “proceso de madurez”; después de todo, cuando algo está
maduro, es cosechado y aprovechado por otros. Una manzana en su esplendor es
verde, la madurez lleva a que sea asimilable por el sistema digestivo. Nuestra madurez
lleva a que nos fagocite el sistema social.
Observo a los ciudadanos funcionales y no me atrae su
vida, hay en ellos una desazón tan normalizada que la canaliza un vulgar
calendario promocional de intereses ajenos al 4%.
Llega septiembre y encuentro llamativa la desgana con la
que quienes llevan una vida normal afrontan la reincorporación a su rutina.
Incluso los trabajadores vocacionales, o los padres modélicos; cualquier
ejemplo de prohombre o protomujer, afronta la vuelta a la normalidad con la
misma desgana que yo acudo a trámites burocráticos.
Nunca he querido ser normal, y sí que busco ser feliz. No
he sido buen alumno, pero aprendo bien y rápido; fue objetor frente al
ejército, no ante el ejercicio de mi conciencia; no me anclo a las personas,
comparto etapas de singladura.
Soy feliz. Inseguro frente al futuro, satisfecho con lo
pasado y expectante ante el presente. De
repente, al final de este último verano, me planteo si en realidad no llevo todo
este tiempo equivocado, y no vivo en un ensueño, sino despierto en la vigilia
entre la Realidad y mi Deseo; de repente me pregunto si no son otros los que
llevan toda su vida amodorrados en un mal sueño.
Quizá el mío sea el
proceder natural y el suyo el artificial.
Siento un deja vu con ésta entrada, similar a otra de no hace tanto tiempo... Será que las preguntas son recurrentes en tu interior y no te las haz contestado...
ResponderEliminarPersevera y triunfarás dicen... Cuál será ese cambio que intuyo que querés hacer y no te animas...
Saludos 🙋 amigo blogger....
Buenos días, JLO:
EliminarSí, ¡estoy hecho un iterativo!
El asegurar mi edad no disminuye las inseguridades, quizá sea una clara muestra de mi inmadurez verdoseante.
¡Rocanrol!
Un abrazo, JLO.
Me encanta ese dicho italiano que pronuncia: "Il mondo e' bello perché vario…" …yo creo que hace falta seres así como vos, fuera de normas impuestas, que hagan escuchar otra voz, porque son los colores, esas notas unos tonos más altas, esos seres que te hacen pensar, reflexionar, sobre uno, sobre el otro, sobre todo …gracias por eso.
ResponderEliminarBesos!
Hola, Alma:
EliminarEl mundo es hermoso porque hay personas como tú: generosas en sus muestras de aprecio desinteresado. Sólo puedo sentirme agradecido por tus palabras y esforzarme por ser coherente con lo que significan.
La voz humana suena mejor en coro. Gracias, Alma, por unirte a este tarareo de melodías de vida y esperanza.
Un cálido abrazo.
Es notable cuanto coincido con tus planteos sobre madura, es algo que me parece indeseable. ¿Ser fagocitado por el sistema? Si no puedo evitarlo, espero caerles bien pesado, agrio.
ResponderEliminarY el sistema es algo que puede fallar.
Uno de los personajes de Corazones en la Atlántida, novela de Stepheh King llega a plantearse si todas las actividades de los adultos no son juegos infantiles disfrazados. Si las inversiones no son como un intercambio de figuritas. Y al personaje, infantil en ese momento de la historia, la idea le parece perturbadora.
No quiero esa normalidad.
Hola, Demiurgo:
EliminarLo notable es tu aprecio, compañero demiurgo: me lo haces notar con tus constantes muestras de estima. Cada uno de tus comentarios me transmite una lectura opinada y sentida, y el que coincidamos en nuestros planteos es el mayor de los regalos, ya que me haces sentir que no soy raro, que hay otros, aunque estén al otro lado de un océano, que coinciden con mis sentires.
Me gusta tu esperar resultarles agrio a quienes te fagociten. ¡Brava elección!
No he leído “Corazones en la Atlántida”, ni he visto la película; la obra de mi admirado Stephen King es muy extensa y yo soy infiel por naturaleza a quienes admiro. Pero sí, estoy totalmente de acuerdo con esa apreciación de que las actividades de adultos son juegos infantiles disfrazados.
Un abrazo fuerte, Demiurgo.
Tu escribir es natural, Nino.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Ángela:
EliminarLo natural es sentirme agradecido ante tus muestras de aprecio.
Un abrazo.