Empieza septiembre y se acaba la tercera temporada de Twin
Peaks. Todo final resultar en un principio que aterra.
Back to life, back to reality. Let's end this foolish
game.
© Jazzie B, Caron Wheeler, Nellee Hooper y Simon Law.
Tal y como me llevó a escribir Mónica: Soy
un soñador que sueña y luego revive dentro del sueño. Y es que escribir
al dictado del corazón, es quizá nuestro acto consciente más onírico, pero es a
la vez el acto de ilusión donde la Realidad se acomoda más a nuestro deseo. Y sin
ilusión no entiendo la vida.
Creo que mi percibir la vida como un sueño es algo bueno,
ya que habla de que no la siento como una pesadilla. Mis excesos resultaron en
delirios que, para mi vergüenza, a otros los provocaron vigilia; pero, hasta el
momento, mi vida ha sido tranquila. Lo que no la convierte en la existencia que
cualquier otro soñaría; aunque yo no soy cualquiera, soy Nino, y éste es mi ensueño.
Ocasionalmente me pregunto si esta satisfacción ante mi
vida es una muestra de conformismo, una consecuencia de mi persistencia en
encadenar actos de cobardía. Después de todo, mi existir puede ser
malinterpretado como un huir constante de las responsabilidades sociales
asociadas a cada etapa de edad: fui un mal estudiante, un objetor de
conciencia, un desertor matrimonial…
Soñador e irresponsable, ¿qué habría sido de mí, de no haber tenido suerte en la vida?
Soñador e irresponsable, ¿qué habría sido de mí, de no haber tenido suerte en la vida?
No todo soñador es irresponsable, amigo Nino. Los hay con plomo en los bolsillos.
ResponderEliminarMil besitos en la noche.
Buenas tardes, Auroratris:
EliminarTienes toda la razón, la condición de soñador no acarrea la punición de irresponsable (ése es mi caso, y confío en que sea escaso)
De hecho, dado lo evidente de mi falta de aplomo, cuando sopla el viento en contra hago lo que Buster Keaton: meto ladrillos en los bolsillos.
Gracias por tu lectura comentada, Auroratris.
Un abrazo.
Un abrazo, Auroratris.
No pude con Twin Peaks, pero he leído que el final es muy controvertido. ¿A ti que te pareció?
ResponderEliminarBesos.
Buenas tardes, Ángela;
EliminarDesde un principio fue Twin Peaks la que pudo conmigo, me atrapó nada más regresar a su túnel de espejos cóncavos y convexos de la Realidad.
El final no lo es tal, o al menos tal y como yo lo he sentido, pues el capítulo 18 abre aún más nuestras posibilidades recreativas. Y desde luego no lo considero controvertido, ya que es el que le han dado sus autores, no el que le ponemos cada espectador.
Un abrazo, Ángela.
Opino que es toda una actitud, incluso tal vez un mérito, en ser objetor de conciencia. Ser un mal estudiante puede significar una falta de motivación. Y no idealizo lo del casamiento.
ResponderEliminar¿Ser un soñador? ¿por que no?
Saludos.
Hola, Demiurgo:
EliminarGracias por tus comentarios compresivos con actitudes criticadas.
Lo de ser mal estudiante, como bien escribes, indica una falta de motivación y es consecuencia de mi trastorno por déficit de atención. De hecho, según fui creciendo aprendí a aprobar exámenes, pero siempre me faltó algo. De hecho, en la Universidad se llegó a alegar para justificarme un suspenso que me faltaba “perspectiva femenina” a la hora de razonar el discurso final de la novela “Ulises” por James Joyce.
Me habría gustado ser insumiso, pero no me atreví a it a la cárcel.
El matrimonio no fue un demonio, aunque le vi las orejas al diablo de la monotonía.
Frente a una mayoría social adormecida, el soñador siempre es denostado por individualista.
Un abrazo, compañero Demiurgo.
Estamos tan condicionados a las estructuras sociales, costumbres e imposiciones que, cuando alguien levanta la cabeza sólo para observar el vuelo de una bandada de gansos, ya se le tacha de provocador o peor aún, de que no tiene interés en lo que se le obliga a ocuparse. Menos mal que te salvaste, Nino, al menos de lo que fuiste consciente que no te interesaba. Y éso es justo lo que nos hace diferentes, dentro de "borreguismo" institucionalizado. (Me honro de ser también una "desobediente" social, que no quiere decir irrespetuosa).
ResponderEliminarMe encanta que seas soñador (yo no veo a las personas siendo de otra manera), y no es sinónimo de irresponsable, por supuesto. Si no hay sueños, no hay movimiento. Me alegra que te muevas y crees y te recrees en lo que quieres.
Éso de la suerte, es también tan subjetivo ¿no crees? Si es que la suerte existe y es una opción.
Llegados a este punto, se abren un sin fin de posibilidades de haber vivido otras vidas o ninguna. Pero es un buen tema para disfrutar en un encuentro de amigos.
Un abrazo, Nino. ;)
Tu propuesta me hizo recordar el famoso poema de Robert Frost : THE ROAD NOT TAKEN. Que se convirtió en una llamada a la valentía, a romper lo convencional y apartarse de los caminos conocidos.
(estrofa final)
"I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I–
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference".
Apreciado Nino, ese sueño, ensueño o utopía de existencia, no creo que sea cobardía, sino razón de identidad: eres tú.En vida, recuerdo que mi papá quiso etiquetarme en su partido, en esa edad de rebeldías juveniles, cuando por estos lados,empezaba a hacer furor la música contestataria y folclórica de Mercedes Sosa, Yupanqui,los hermanos Parra, Víctor Jara, y hacía explosión el boom latinoamérica (fuentes, García marquez, Vargas Llosa). No me arrepiento de haberle jugado a la independencia. MI puesto de bibliotecario en el colegio donde estudié, fue por méritos y no por influencia politica, como entraba todo el mundo a trabajar en los puestos públicos. Despuyés vendría la carrera administrativa, y respiré al ingresar a ella, para mantener mi independencia, y mi trabajo en un espacio de libertad y pensamiento.
EliminarAmigo NIno, no tienes que afanarte por tu con dicción, ni hacerte juicios de conciencia. Que se los hagan quienes llevan la nariguera de la hyu nta de bueyes. Un abrazo. carlos
Hola, Clarisa:
EliminarEmpezando por el final, me encanta el poema de Frost. Gracias. No lo conocía.
Y sí, el adoptar conductas no mayoritarias, pero disponibles, no debería convertirnos en bichos raros, pero es así. Yo no sé qué me pasa, pero suelo hacer las cosas de manera que muchos aseguran que lo hago por llevar la contraria (cuando suelo obrar a favor de mi instinto, je je)
Sin entrar en grandes miasmas, te cuento: hace meses instalaron un ascensor en mi edificio. Apenas lo uso, pues puedo subir las escaleras sin problema (vivo en un 3º) y considero que es saludable escalonear. Para mi sorpresa, mis vecinitos (no sólo más jóvenes, sino que muy deportistas –ya sabes que lo de ir al gimnasio es una moda exhibicionista–) lo cogen por norma y no les gusta el que use mis zapatos para salirme de esa horma ( “el ascensor está para usarlo”, me indican de muy buen rollo). Aplicando esa misma lógica de uso, no me extrema que en otras sociedades donde es lícita la posesión de armas, éstas se usen para pegar tiros al aire, a ciegas o al diferente.
Nuestra sopa de gansos social, no se ha diversificado al enriquecerse con el caldo de Internet; es más, quizá en el cibermundo es mayor el ostracismo a quien tuitea algo diferente. El pensamiento único se convierte en abrumador al ser ejercido en la quimera de una libertad de expresión (algo parecido a la Silvania de los hermanos Marx: una dictadura ejercida bajo consignas anárquicas)
El soñar consciente y no reservarlo para la inconsciencia del dormir, nos convierte, Clarisa, en ilusos ante el prejuicio de los silvanizados. De ahí, que como advertencia cuando intentamos participar en sus convocatorias sociales, suelan decirnos eso de “¡No mire!, pero me parece que aquí sobra una persona y me parece que es usted”.
La suerte existe. A lo largo de mi vida caprichos del destino me han salvado de morir, he encontrado el amor al doblar una esquina y llevo una vida nada trabajosa, pero sí productiva.
There are times, Clarisa, when to make a difference you just have to do your things the way you feel they are worth of being done, not the way you are told they have been done for ages.
Un abrazo, desobediente compañera.
Querido Carlos:
EliminarGracias por compartir estos aspectos de tu vida.
Sin ser un valiente, las pocas veces en las que he tenido que afrontar la vida con valor, lo he hecho. Me acobarda el dolor ajeno, pues no sé combatirlo.
Mi padre y yo somos desconocidos íntimos, pero él me muestra una comprensión que yo no valoro (como simple señal, sigue preparándome la comida un mínimo de 4 días a la semana). Él es una persona de orden y de gran inteligencia visual; yo soy caótico y con deficiencia intelectual. Mi padre nunca cuestionó la autoridad ejercida por el poder, yo choco con ella desde el colegio. Creo que la vez en que mi padre ya me dio por caso perdido fue la primera vez que me tuvo que ir a buscar a una comisaría (yo tenía 16 años, era el día de Navidad de 1981) No me castigó, mi madre se ocupó de ello, pero vi en su cara una gran decepción. Aún a día de hoy soy para él una preocupación: tiene miedo a que se me olvide cerrar la espita del gas, a que no pague mis facturas o a que me vista del revés. Ese miedo, lo traduce en desconfianza y yo le respondo con desinterés.
Un abrazo cordial, Carlos.