Este jueves nos vamos a Hurlingham –dominio solaz del sagaz Demiurgo– para encontrarnos entre relatos de clamorosa calidad.
El tema
propuesto se centra en la descentrada “Regina Clámor” –personaje creado por Demiurgo y disfrutado por todos– a la
que se nos propone que le demos un final que pueda ser también un principio.
La semana se me está presentando ocupada; pero quería participar en el encuentro y
lo hago rescatando una historia sobre un secuestro: el de Regina Clámor. Historia
con la que participé, hace años, en otra convocatoria de Demiurgo. Historia que eliminé del blog para trasladarla a un libro
de relatos que autopubliqué. Historia que alejo de la histeria al volverla a traer
a éste su sitio.
Regina Clámor secuestrada (ups, ai didit egein)
Nos conocimos en “Tinder”. Ambos somos seguidores
de No
lo soporto.
Quedamos para vernos antes de ayer.
Recuerdo esperar por su autobús; ir a bares oscuros,
a Regina bailando sobre la barra
mientras yo le pedía al pincha-discos que se dejara de milongas y pusiera una de
Los Chichos. A ella salir en
volandas del bar, gritándole al tipo cachas que la alzaba. A mí siguiéndola en vano
para reclamarle mi parte de nuestro fondo común para bebidas.
Recuerdo caer rendido en la cama… ¡y a la policía
aporreando mi puerta, mientras me acusaban a voces del secuestro de la
demiúrgica Regina Clámor!
¡No me podía creer que había quedado con la “Reina del Grito”, la aullante actriz de
películas de terror! Me había dicho que se llamaba Inés Perta y que la gente la confundía con una prima suya famosa. En
cuanto pueda, lo contaré todo por “TikTok”.
En ese momento lo importante era irme de casa volando, así que me fugué por la ventana, sin reparar en mi desnudez, que cubrí en cuanto llegué a la acera colocándome el cartel del menú de un restaurante vegano. Desde entonces, no me he quitado el anuncio ni para dormir bajo este puente.
En las hojas de un periódico que acercó esta mañana
el viento, aparecía una foto de Regina
en brazos de un musculoso que afirman que soy yo, ¡ya quisiera para mí ese
cuerpo! El caso es que me acusan de ser su secuestrador, pues la clientela del
bar me recordaba por mi mal aliento y la camiseta con el lema “Soy Nino Ortea”, que me había rotulado a
bolígrafo para que Regina me
reconociera al bajarse del autobús.
Ahora sólo me queda confiar en que, dada su habilidad de escapista, Regina no tarde en fugarse de su secuestrador; y en que, ya libre, afirme ante la policía que soy inocente de su rapto, para después aclarar a los periodistas que lo de mi mal aliento es un burdo rumor. Y bueno, si luego en privado me pasa el “Facebook” de su fornido raptor… ¡Mejor que mejor!
Nino Ortea. Gijón, 2016-2022.
Gracias por tu
atención a este relato de 348 palabras, amable leyente.
http://eldemiurgodehurlingham.blogspot.com/2022/12/este-jueves-un-relato-un-fin-para.html
Interesante.
ResponderEliminarGracias. Un saludo, Erik.
EliminarUn interesante relato.
ResponderEliminarGracias por sumarte. Saludos.
Gracias. Un saludo, Demiurgo.
EliminarFui a investigar qué es ''Tinder'' =)
ResponderEliminarTe diría que también me apunto la liga de facebook pero, ¿musculoso?, mejor espero tu siguiente aventura a ver si aparece alguien más a mi gusto.
Un buen relato, Nino, placer leerte
Abrazo
Hola, MdN:
EliminarLas aplicaciones para móvil (celular) son en muchos casos de gloria efímera o limitada. Quizá Tinder ya no se use, o no se use en tu área geográfica.
Gracias por tu comentario, MdN.
Me has alegrado la mañana, Niño!! Besos. Maite.
ResponderEliminarGracias, Maite: confío en que tu tarde también te esté resultando alegrante.
EliminarUn abrazo.
Cuantas historias cuentan de Tinder, como en todas las redes sociales, aunque esa es mas para eso... suele pasar, me ha encantado lo de la camiseta y tu nombre, que imaginación,
ResponderEliminarmenuda aventura ;)
Te dejo un abrazo con todo mi aprecio Nino, compañero.
Y que tengas un bonito día.
Hola, Cora:
EliminarUn placer el leerte, compañera.
Aún guardo una camiseta blanca que lleva mi nombre autorotulado y otra, verde, que me regaló mi padre con mi nombre cosido. Las vestía cuando participaba en actividades multitudinarias, para que la persona supiese quién la había orientado/atendido.
“Tinder” –como cualquier otra aplicación– tiene su funcionalidad, lo que ocurre es que muchos la desvirtúan.
Un abrazo estimulante, mi apreciada Cora.
Siempre pueden surgir tramas curiosas (e incluso importantes) entre unas y otras de esas aplicaciones.
ResponderEliminarEn tu relato, ninguno de los dos sale bien parado, pero se vislumbra, como dices, una Regina liberada, y un nuevo contacto en Facebook 😏
Un placer, Nino.
Abrazo grande.
Hola, Ginebra:
EliminarGracias por tu comentario.
Empecé a usar como Facebook de cara a un encuentro físico, en este caso con compañeros de mi primera promoción universitaria (como le eché 8 años a una carrera de 5, son varias las promociones a las que me adscribo).
Creo que Regina se sintió liberada desde el momento en que dejó de percibir mi aliento, je je.
El placer es siempre mío, Ginebra.
Disparatada y ocurrente...pobre de Nino durmiendo bajo un puente por culpa de un delito que no cometió....al menos espero que se aclare el mal rumor de su aliento y obtenga lo que desea..Saludos
ResponderEliminarHola, Diva:
EliminarDi que sí: lo de mi mal aliento es un burdo rumor; y fue mala idea la mía la de dormir bajo un puente en esta época de riadas. La culpa es de Regina, que me tiene perturbado.
Un abrazo, Diva.
Yo no me fiaría ni un pelo, a mi me parece que el tipo que se la llevó fue Criss Angel y seguramente que fue a la tele, en fin, droga dura, ... una locura tu propuesta de lo más tragico-cómica, sí, me dejas con la sonrisa atravesada por la situación en la que dejas al protagonista y porque a Regina la has dejado como si de una gatita de Schrödinger se tratase, me encantan los dilemas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Esther:
EliminarGracias por tu comentario estimulante, leerte es todo un estímulo al arte de fantasear.
Y desde la fantasía me invisto de paradoja, al indicarte que quizá todo cuento compartido sea una transfiguración de la gatita de Schrödinger: esta vivo en la mente del lector y muerto en la del ignorante. ¡Cuanto hay de cuántico en el arte de narrar y en el de recrear lo narrado!
Gracias por tu incuantificable comentario, Esther.
Hola Nino, sin duda las aplicación esta que echan chispas desde que se enteraron que Regina anda por ahí ajjajaj. Muy guapo tu relato me ha gustado mucho . Un abrazo. te deseo unas Felices Fiestas.
ResponderEliminarHola, risueña Campirela:
EliminarPues sí: cuentan los que no saben de ellas (ya que aseguran no usarlas) que las aplicaciones de citas aumentan sus usuarios durante el periodo navideño.
Y con la incorporación de Regina, el aumento de uso es clamoroso.
Gracias, Campirela. ¡Feliz Navidad!
😂 Me encantó tu relato rocambolesco lleno de frescura entre "tinder-cias" y "facebook-pesquisianas" je, je... Qué ingenio tan genuino el tuyo! Siempre es un disfrute leerte. Se me quitó el dolor de cabeza que tenía... Gracias! 😉
ResponderEliminarFeliz aplicaciones y nuevos contactos, que seguro llegarán y mejores, claro, claro... Abrazo. 🤗
Hola, rocanlorela Clarisa:
EliminarConfío en que ese dolor de cabeza no haya vuelto, que el comportamiento de las neuralgias es de lo más rocambolesco y dañan de la forma más inverosímil.
Aquí brilla un sol frío sobre una bruma húmeda, su caricia deja sobre el ánimo una sota de corazones aliviados.
Curiosa la figura de Rocambole, guardo un par de sus libros; mi padre lo leyó ávidamente en su infancia.
¡Rocanrol, Clarisa!
Jaja inesperado giro para ese supuesto captor! Le gustaba más el fornido secuestrador que la voluptuosa actriz. Un abrazo
ResponderEliminarHola, sonriente Mónica:
EliminarPues sí: sobre gustos no hay nada escrito, aunque hay bastante proscrito. El que las leyes legislen los gustos suele provocar disgustos al inconsciente de ellas. Tal y como están las cosas, uno acudirá acompañado de un notario a las citas a ciegas.
Un abrazo, Mónica.
QUEEEEEE?... jajajaja extraordinario relato, me prestas el cartel?
ResponderEliminarHola, Gustab:
EliminarGracias por tu comentario, compañero.
El cartel, de momento, se queda cubriendo mi plantel (disculpa, pero el frío manda).
Un abrazo, Gustab.
Muy interesante tanto la trayectoria de este relato , a través de las redes y de tu libro, como la trayectoria del personaje en sí.
ResponderEliminarMe lo he pasado muy bien leyéndote.
Hola, Tracy:
EliminarGracias por tu comentario, compañera.
Sí, con estos textos rocanroleantes ocurre lo que canta Miguel ríos en su “Rock And Roll Bumerang”: siempre vuelven.
Un abrazo, Tracy.
Ja,ja,ja... Pero, amigo mío, si algo me gusta a estas horas es una buena carcajada y tú me la has arrancado. Gracias por este relato tan lleno de despropósitos. Me ha hecho mucha gracia, Nino.
ResponderEliminarMil gracias por estas risas.
Un abrazo muy grande con todo mi cariño 🤗💫
Gracias a ti por tu compañía y amistad, Auroratris.
EliminarLo que llena este dislate es el propósito de conectar; y, gracias a comentarios como el tuyo sé que lo logra.
¡Rocanrol!
...."irme de casa volando, así que me fugué por la ventana, sin reparar en mi desnudez, que cubrí en cuanto llegué a la acera colocándome el cartel del menú de un restaurante vegano" es geiniaaaaaaal, todavía me esto riendo jajajajajajjajajajajajajaja. No me extraña que el sujeto siga usando el cartel hasta debajo de un puente jajajajajajajaja.
ResponderEliminarMuchas gracias por reeditar este relato, no lo había leido antes. Felices Fiestas y abrazos, Nino.
EliminarHola, Myriam:
Gracias a ti, compañera, por el ánimo que trasmites en cada uno de tus comentarios.
La desnudez en invierno es un infierno; y no precisamente cálido, sino que gélido, como el que se congeló para el gélido regreso de la banda “The Eagles”.
Un abrazo, Myriam.