Mi realización ha sido personal, no profesional. No tengo profesión. El otro día me la pidieron para un formulario y no sabía cuál poner. Así que me la inventé. Es una larga historia que se resume en que mi vida laboral es de una longevidad infantil.
He tenido la suerte de vivir la vida como he querido dentro de como he podido. Pero en ese vivir casi me desvivo en excesos y descuidos. Ahora pago en exclusión social las consecuencias de lo que tantos descalificaron como mi “mala cabeza”.
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