sábado, 29 de noviembre de 2025

El diablo de la botella


Henry Mancini - The Days of Wine and Roses

Impulsado por el ‘Mr. Hyde’ que anida en mí, no pude evitar volver a leer «El diablo de la botella y otros cuentos» (Alianza). La maestría del relato que da título a la antología me llevó de nuevo sumergirme en la magia de Robert Louis Stevenson, un autor imprescindible para todo lector con corazón.

La lectura de «El diablo de la botella y otros cuentos» me ha confirmado que mi instinto vuelve a ser mi mejor guía: seguir autoeditando mis relatos y novelas conllevaría ratificar mis perennes limitaciones literarias.

Es una de las grandezas del Arte, que logra efectos insospechados: la (re)lectura me ha hecho volverme cuerdo y . Fue como aquél día en que, cansado de exforzarme por entender el «Ulises» de Joyce, cerré el libro. Salí a dar una vuelta y tú me encontraste.

Desde entonces, ni se me ha ocurrido acabar su lectura. Siguo pensando que algún día lo leeré, al igual que porfío en algún día volverás a mi encuentro.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Cantan que ha vuelto la lluvia

Recluido en mi retiro, toda referencia estacional desaparece: la falta de tu sol vuelve mis días grises y mi deterioro del sueño los convierte en duermevelas.

Hasta que acabe mi hibernación, no volveré a leer nuevas obras literarias. Sería despreciar los sueños de otros.

Y lo mismo ocurre con mis ínfulas de escritor. Llevo meses recuperando en el blog textos que había publicado con anterioridad.

Quizás lo único que tenga de escritor, sea la condición de eterno autofagocitador de mis propios textos. Puede que lo único que tenga de ti, sea mi eterna ensoñación con tu recuerdo.

Eurythmics, Annie Lennox, Dave Stewart - Here Comes the Rain Again


 

jueves, 20 de noviembre de 2025

Miro hacia cincuentaitrás sin ira...

 

A mis 10 años recién estrenados.

Al jueves 20 de noviembre de 1975 en que murió el dictador Francisco Franco.

A la mañana de ese día en la que mis padres no nos levantaron a mi hermana ni a mí para ir al cole.

Al ruego de mis padres de que no exteriorizara mi alegría al enterarme de que, por unos días, no tendría que ir a l colegio.

A mi extrañeza por que hubiera tele matinal —por entonces, eso sólo ocurría las mañanas de sábados y domingos— y no echaran dibujos, sino conciertos de música clásica.

Al silencio de unas calles vacías, en las que destacaba el flamear de banderas que lucían crespones negros —luego sabría que las calles estaban vacías porque todo el mundo estaba festejando la muerte del dictador—.

A mi muñeco Madelman —modelo ‘explorador ártico’—, al que le había puesto un brazalete negro, con el que fui a jugar a Los Jardines de la Reina bajo la mirada protectora de mi madre.

A ver por la tele unas interminables colas de gente que nunca existió en un lugar al que nunca acudieron. No iban a darle “un último adiós” sino a “asegurarse de que estaba muerto” comentaron años después.

A la lectura, a la luz indirecta que entraba por un ventanal, de un tebeo de ‘El sheriff King’, que me acompañó mientras a mi madre la peinaban a la luz de unas velas en su peluquería habitual.

A mi vuelta al cole, donde me esperaba un cartel con las últimas palabras del Caudillo. Fueron sus palabras póstumas; pero también, perennes. El cartel decoró las paredes del centro años.

A profesores trasnochados que nos obligaban a cantar el “Cara al sol”, y te calentaban la cara si alzabas la mano equivocada.

A un colegio público, Jovellanos de Gijón, donde la clase de gimnasia consistía en correr por la calle.

A la llegada de la heroína que atrapó a algunos compañeros mientras yo estaba enganchado al regaliz rojo con peta zetas.


martes, 18 de noviembre de 2025

Deja tu nombre en la línea de puntos

Prince - Darling Nikki

Hay puertas que conviene cerrar y llaves que conviene tirar. En caso de necesidad siempre podemos recurrir a un amigo para que actúe de cerrajero de nuestra autoestima.

sábado, 15 de noviembre de 2025

No digáis que no os avisé

Gabinete Caligari - Malditos refranes

Ayer, cuando mi ánimo aún estaba sobrio y mi juicio sereno, una correligionaria que me siente amigo, me dijo una de esas frases hechas que se deshacen cuando no las pronuncian labios que busco besar. Como colofón a la grata puesta al día sobre nuestras pequeñas cosas, *s-b<l resumió su reflexión sobre mis temores respecto a que mi teórica recuperación emocional sólo sea un espejismo, con un aforismo propio de una esfinge, no de una hurí: “A cada puerta, su llave”.

Cada vez que me sueltan una frasecilla de esas que se supone que tienes que entender al instante, me quedo perplejo. Es oír algo que resuene a refrán, y tras temblar como un flan, o me desvisto apresuradamente o permanezco esperando expectante. Así que, queridas lectoras, ya sabéis cuáles son las palabras y situaciones que hacen aflorar mi desnudez. No digáis que no os avisé.


 

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Quizá

 

Gaby Moreno - "Quizás, Quizás, Quizás" | LIVE at The Kennedy Center

 

Quizá sea verdad eso de que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. O que el paso del tiempo pone las cosas en su sitio… ¡Quién sabe! Puede que hasta sea cierto lo de que toda espera paciente tiene su recompensa.

Por desgracia para mi descreído autoengaño, soy de los que creen que de los dichos a los hechos hay muchos trechos; así que no puedo evitar ver en el refranero un consuelo de bobos para un mal de muchos.

¿Yo recurrir a máximas? De eso nada, con los problemas que me dan las que me ignoran a la mínima… ¡antes me pongo un puercoespín como peluquín!

El caso es que sean o no verdades desnudas, siempre puede haber uno de esos adverbializados proverbios que, al igual que los horóscopos de los augures, te pille con el paso cambiado y te haga creer que vas bien encaminado por el mal camino.


jueves, 6 de noviembre de 2025

Entre dos aguas

 

Paco de Lucia - Entre dos aguas

 

La falsa sensación de inmortalidad que proporciona Internet, es una de las principales razones que me llevan a confiarle mis ensoñaciones literarias. Ensoñaciones que flotan entre dos aguas: el cauce de mi persona y el afluente de mi personalidad.

Al igual que en la vida ordinaria estamos sometidos al capricho de los dioses o a los lances del destino, en la vida binaria son el antojo de los nuevos dioses y los bretes del modismo los que acabarán convirtiendo nuestra pervivencia en efímera. Tarde o temprano, Google cerrará este blog o cancelará este servicio de publicación. Pero no por ello borrarán mis palabras. Confío en que habrá alguien, quizás tú, que las habrá hecho suyas y a su vez las compartirá.

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